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Autor Tema: LA AUTO-CURACIí“N Y MEDICINA Cí“SMICA QUE LLEVAMOS DENTRO  (Leído 724 veces)

Scientia

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 LA AUTO-CURACIí“N Y MEDICINA Cí“SMICA QUE LLEVAMOS DENTRO

EL SER HUMANO ESTí EXPUESTO A TRES TIPOS PRINCIPALES DE ENFERMEDAD:
Las enfermedades espirituales, las enfermedades mentales y las enfermedades fí­sicas como consecuencia de las anteriores. Las de tipo espiritual se manifiestan como laxitud, indiferencia, inercia, indolencia, pereza, dogmatismo y fanatismo. Las del plano mental se manifiestan como los celos, la angustia, los estados depresivos, los sentimientos de autofrustración, desaliento, odio, resentimiento y sentimiento de culpa o preocupación. Los fí­sicos como ya se vio, son el resultado y manifestación visible de los estados anteriores.
Existe dentro de la medicina cósmica una serie de ejercicios que nos ayudan en el proceso de curación:


El Primero de ellos es la RESPIRACIí“N CONSCIENTE, que podemos realizar, ya sea sentados, acostados o de pie; lo importante es que nuestra posición sea relajante, no forzada; luego seguimos con un proceso de respiración rí­tmica y profunda, manteniendo pensamientos de pureza; llenamos nuestros pulmones, nuestro vientre y todo nuestro ser, de aire puro, lleno de Prana vital, inhalando y exhalando por la nariz rí­tmicamente.
De esta manera el aire penetra en nuestros pulmones y en nuestro vientre, nutriendo todos nuestros órganos abdominales, llenándolos de vida; hacemos una pausa para dar lugar al intercambio y luego exhalamos suave y prolongadamente, expulsando de nosotros todo tipo de toxinas, por el intercambio, bioquí­mico que se realiza a nivel de nuestros centros Swadistana y Manipura, librándonos de estas energí­as dañinas. Si quieres saber cómo hacer una respiración perfecta, ingresa al enlace de “prácticas espirituales” haciendo clic aquí­.


El segundo ejercicio es la RESPIRACIí“N-VISUALIZACIí“N, en íéste caso, además de la respiración rí­tmica acompañada de pensamientos de pureza, visualizamos todo el cuerpo completamente iluminado, es decir, conscientes de la energí­a radiante que estamos recibiendo. Al llegar en esta visualización a la parte afectada vemos como allí­ se intensifica íésta luminosidad, como un sol radiante y centrando nuestra atención, le enviamos una corriente de Prana Vital.
Un tercer ejercicio es la llamada auto-curación: en íéste caso frotamos nuestras manos para activar nuestros vitris y ubicamos la mano derecha sobre la parte afectada y la mano izquierda sobre el chakra que controla el órgano afectado; luego giramos nuestra mano derecha en sentido rotatorio de izquierda a derecha, enviándole amor y energí­a vital, la cual visualizamos emanando desde el chakra correspondiente.
Ahora bien: si ignoramos cual es el chakra que controla dicho órgano, colocamos nuestra mano izquierda sobre nuestro chakra anahata, desde donde la energí­a es irradiada a todo el cuerpo, ya que no hay un solo órgano, tejido o cíélula que no sea irrigado por la sangre desde nuestro corazón fí­sico.




Del mismo modo, el Ello, en su contraparte etíérica, irradia desde el corazón etíérico, la Luz emanada de nuestra LLAMA TRIPARTITA, que es la encargada de enviar impulsos elíéctricos de tipo, plasmático radial y electrónico desde el corazón a todo el ser. En nuestro cuerpo fí­sico como en el etíérico, la mano derecha, en estos casos hace las veces de puente o canal, a travíés del cual, fluye la energí­a hasta la parte afectada.
Mientras realizamos esta práctica, debemos mantener nuestra conciencia en la divinidad, como lo hacemos en los demás procesos de curación. Podrí­amos afirmar en estos momentos, sintiendo verdaderamente lo que afirmamos: YO SOY DIOS EN ACCIí“N, la única y perfecta energí­a actuando allí­ (riñón por ejem.) y por lo tanto, toda apariencia de perturbación, es instantáneamente corregida.


Un cuarto ejercicio muy importante consiste, en ubicarnos cómodamente y por medio de la respiración rí­tmica, entrar en un estado de meditación. Luego elevamos nuestros vehí­culos etíérico, mental y emocional, a un nivel en el cual podamos sintonizarnos con nuestra conciencia Crí­stica. Allí­ vemos como nuestra llama triple crece en todos nuestros cuerpos inferiores hasta cubrirlos completamente.


Del mismo modo, nuestro Ser Crí­stico se expande, hasta tomar nuestra forma y nuestros vehí­culos fí­sico, etíérico, metal y emocional, se comportan como esponjas que absorben la energí­a maravillosa emanada de nuestro ser Crí­stico.
Con íésta práctica, no solo lograremos la curación fí­sica, sino que obtendremos la salud perfecta de nuestro cuerpo, nuestra alama y nuestro espí­ritu.