Bankia necesita vender. Y el Estado le echó un capote. Fue a comienzos de agosto de 2013, momento en el que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) le compró al banco su participación en Indra. En total, 33,05 millones de títulos, equivalentes al 20,14% de la compañía. Como cada título fue adquirido a 10,194 euros, el montante total ascedió a 337 millones de euros.
Casi ocho meses despuíés, el presidente de la SEPI, Ramón Aguirre, se felicitaba por la operación. Era a finales de marzo, las acciones cotizaban por encima de los 14 euros y Aguirre, en una comparecencia en el Congreso, resaltaba que el Estado ya acumulaba unas plusvalías latentes de 130 millones de euros. En ese momento, los títulos de la empresa de tecnologías de la información y sistemas de seguridad y defensa se encontraban en máximos desde 2011.
Pero, claro, no eran más que eso: plusvalías latentes. Es decir, algo que se tiene un día, pero que se puede esfumar si las acciones caen. Y eso es lo que llevan haciendo desde comienzos de abril. A partir de ese momento, las acciones se han desinflado; han pasado de cotizar en máximos de 2011 a hacerlo en mínimos desde 2012; se han apeado de los 14 euros y ahora no llegan a los 9; y, como consecuencia, las plusvalías latentes de la SEPI se han convertido en minusvalías. Tambiíén latentes.
El valor de la participación de la SEPI, que justo a principios de abril alcanzó los 488 millones de euros, ha menguado hasta los 291 millones. Solo el dividendo cobrado en julio, de 0,34 euros brutos por acción, amortigua el agujero latente hasta los 35 millones de euros.
Varapalo tras los resultados
El último castigo para los intereses de la SEPI se produjo el viernes, jornada en la que la cotización de Indra se hundió un 8,9%, hasta los 8,8 euros. Este varapalo se produjo tras presentar unos resultados que estuvieron por debajo de las previsiones. Entre julio y septiembre, el beneficio bruto de explotación (ebitda) se limitó a 56,1 millones y el beneficio neto, a 18,3 millones, cifras inferiores a las registradas en el mismo periodo de 2013 y a las pronosticadas por los expertos.
Tras el descenso del viernes, las acciones acumulan una caída del 27,6% en 2014 y se colocan como las peores del Ibex 35. Si no reaccionan en los dos últimos meses del ejercicio, se exponen a sufrir su mayor correctivo anual desde el 31,9% que se dejaron en 2002.
Además de motivar una severa corrección en las acciones, estos resultados tambiíén alentaron una cascada de rebajas en los precios objetivos por parte de los analistas. Como consecuencia, el precio medio del consenso de mercado se ha moderado hasta los 11,35 euros, cuando tan solo un mes antes alcanzaba los 12,43 euros. En cuanto a las recomendaciones, el 15,4% de los expertos aconseja comprar; el 38,5%, mantener; y el 46,2%, vender.