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La Unión Europea (UE) aplica desde ayer un nuevo sistema para el etiquetado de los alimentos, el cual incluye más información sobre las características nutricionales o la presencia de alíérgenos.
La normativa fija un tamaño mínimo para el tipo de letra a usar en esas informaciones, a fin de garantizar su legibilidad y que no queden disminuidas por otros mensajes voluntarios del fabricante como los eslóganes.
Tambiíén obliga a que aparezcan claramente los ingredientes alíérgenos que se encuentran en los alimentos, tales como la soja, el gluten o la lactosa.
Al mismo tiempo, los aceites deben especificar su origen, de manera que ya no será suficiente la referencia general a "aceites vegetales", sino que se precisará si proceden de fuentes como la oliva, el girasol o la palma.
Otros datos que se ponen a conocimiento del consumidor son el origen de la carne fresca de porcino, ovino, caprino y ave; si se han utilizado sustitutos de sabor; si hay nanomateriales entre los ingredientes; o si los alimentos fueron congelados y por cuánto tiempo estuvieron así.
La UE pactó todas esas transformaciones en 2011, pero divergencias en torno a la aplicación del nuevo sistema retrasaron su puesta en marcha, e incluso, el colocar informaciones detalladas sobre las características nutricionales de los alimentos no será obligatorio hasta diciembre de 2016.
Esa medida, uno de los principales cambios comprendidos en la legislación, exige que se coloquen los datos sobre el valor calórico de los productos, pero tambiíén sobre su contenido en sal, grasa, grasas saturadas, carbohidratos, azúcares y proteínas.