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Autor Tema: La dieta del año nuevo...  (Leído 138 veces)

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La dieta del año nuevo...
« en: Diciembre 28, 2014, 12:48:36 pm »
Por...  Cristina López G.


Una de las realidades innegables que viene con la felicidad exultante de las fiestas de fin de año, en que recibimos al niño Dios y al año que está por estrenar, es que acompañamos nuestra alegrí­a de delicias culinarias. Es así­ que muchos terminamos siendo ví­ctimas de los excesos de las delicias culinarias, terminando con un par (o una docena) de libras en exceso. Y con el movimiento temible del indicador de la báscula en la dirección no deseada, vienen tambiíén los remordimientos y los consecuentes propósitos de perder el exceso de masa corporal.

Y de manera optimista (o resignada) emprendemos cualquier dieta, desintoxicación, o ríégimen de ejercicios, normalmente en las primeras semanas del nuevo año, pues innegablemente, un cuerpo con libras de más, no funciona de la manera más optima y eficiente. De la misma manera, un estado que ha crecido más allá de su tamaño óptimo, padece de las mismas limitaciones en cuanto a movimiento y funcionamiento se refiere.

El exceso de poder tiene el efecto, lo mismo que el exceso en las fiestas de fin de año al cuerpo, de hacer crecer al estado de manera exacerbada, si no se le limita o vigila con cuidado. Con cada “problema” que intenta solucionarse con el surgimiento optimista de secretarí­as, intendencias, agencias, se va aumentando la grasa burocrática, el gasto estatal y las plazas gubernamentales. Con cada ley pasada de manera inconsulta y a punta de madrugones, van surgiendo tambiíén procedimientos, trámites y tareas administrativas. Con cada favor polí­tico pagado en dádivas, se van agregando y despuíés enquistando, plazas inútiles e innecesarias.

Y es así­ como de repente, casi sin notarlo, terminamos con un estado obeso, con menos agilidad de movimiento para responder siquiera a los mí­nimos mandatos constitucionales y necesidades ciudadanas. Con un estado con libritas de más, se vuelve más difí­cil la labor de la ciudadaní­a auditora, de mantener a los funcionarios dentro de los lí­mites del poder; el aumento de la burocracia que trae como consecuencia el crecimiento estatal crea tambiíén incentivos a la corrupción, y para financiar al estado obeso, se termina aumentando tambiíén la deuda pública y estancando las oportunidades de desarrollo económico, afectando a toda la ciudadaní­a y de manera desproporcionada, a aquellos que más oportunidades necesitan.

Abogar por reducir la gordura del estado no equivale a querer un estado de capacidades debilitadas: más bien, es querer un estado pequeño y eficiente, pues es saber que no se puede cumplir las necesidades básicas bien, ya que si pretende hacerse demasiado y de manera imposible de controlar, la lógica indica que terminará haciíéndose poco, y mal.

Es por eso que así­ como muchos encaramos el año nuevo con todo tipo de resoluciones optimistas para reducir los excesos de masa corporal, deberí­amos, buscando los mismos beneficios, intentar reducir la grasa del estado. Una buena manera es desconfiando de aquellas propuestas electorales que prometiendo nuevas secretarí­as, agencias o comitíés y aumentando la deuda pública, en realidad solo engordarán el aparataje del estado, dejando nuestros problemas y necesidades ciudadanas en el mismo estado en el que los encontrarán.


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...