La banca en España sigue en pleno proceso de cambio de jugadores. A la llegada de nuevos inversores extranjeros, como los accionistas latinoamericanos de Banco Sabadell y Banco Popular y el desembarco de entidades como el fondo estadounidense Apollo (Evo Bank), se ha sumado la marcha de grupos históricos como Barclays, adquirido por CaixaBank. El próximo en seguir este camino puede ser Deutsche Bank, que está sopesando muy seriamente vender su negocio en nuestro país.
Fuentes del mercado han reconocido que el consejo de administración de la matriz con sede en Fráncfort está valorando la escisión de la división de banca minorista fuera de Alemania, una medida derivada de las nuevas normas de capital impuestas por el Banco Central Europeo (BCE) que supondría la venta total o parcial de las filiales de banca de particulares de Polonia y España.
Hasta el momento no se ha adoptado ninguna decisión final, si bien fuentes del sector dan por descontado que, de una u otra forma, se verá afectada la presencia de Deutsche Bank en la Península Ibíérica, ya sea tanto en el negocio minorista, el menos rentable del que ha sido el grupo financiero de Europa, como en algunos departamentos de banca mayorista y mercados de capitales afectados por los nuevos requerimientos de capital. De hecho, la entidad ha parado todas las contrataciones de nuevos directivos que estaban encima de la mesa.
La filial española está presidida por Antonio Rodríguez Pina, un banquero de inversión de gran experiencia que tambiíén hace de consejero delegado y que se apoya en Josíé Manuel Mora Figueroa como director general de operaciones. La sucursal hispana, que hace un mes incorporó a Eduardo Serra, exministro de Defensa, y a Ana Peralta (Oliver Wyman) a su consejo de administración, ha declinado hacer ningún comentario sobre esta información. La salida de España no se produciría por un problema de riesgo país o píérdidas acumuladas, como le ocurrió a Barclays, sino por una decisión desde la matriz debido a su obligación de reducir su tamaño.
Deutsche Bank es el mayor grupo bancario extranjero en España, con una red de oficinas que abarca las 17 comunidades autónomas. La entidad dispone de 253 sucursales propias y 312 agentes financieros. De todas las oficinas, 70 están especializadas en servicios para pymes y 17 son centros de asesoramiento para clientes de banca privada con más de 250.000 euros. Pero además, Deutsche Bank opera 2.244 sucursales de Correos y Telíégrafos, bajo la marca BanCorreos. En total, cuenta con 23.000 cajeros bajo la red Servired, una plantilla que supera los 2.600 trabajadores y una cartera de 650.000 clientes.
El banco más grande de Alemania lleva más de 120 años instalado en España. Comenzó su actividad en 1889 y abrió la primera oficina en 1904. Actualmente, está presente en todos los ámbitos de negocio, desde la banca de particulares a la de corporativa, a travíés de cuatro grandes áreas de actividad: Clientes Privados (PBC), Banca Corporativa (CB&S), Gestión Patrimonial y de Activos (AWM) y Banca Transaccional (GTB).
La entidad bancaria ha parado todas las contrataciones de nuevos directivos que estaban encima de la mesa
En los tres últimos años, la entidad ha sido una de las más activas en banca de inversión, habiendo sido el asesor de Banco Sabadell en la compra de la CAM; de Banco Popular en su recapitalización a vida o muerte tras suspender los test de estríés; de Liberbank; de ONO en la venta a Vodafone; colocador de la privatización de Bankia; y emisor de los bonos de Cirsa, Grupo Antolín, Almirall y NH Hoteles.
Suspenso cualitativo
El debate en el seno de Deutsche Bank se ha acelerado en las dos últimas semanas despuíés de que el banco suspendiera una parte de los test de estríés en Estados Unidos, tal y como le ocurrió a Banco Santander. Aunque el examen concluyó que la entidad estaba bien capitalizada, lo cierto es que no pasó el corte en cuanto al nivel de riesgo o análisis cualitativo de las citadas pruebas. Lo mismo le pasó meses atrás con los test de estríés con los que el Banco Central Europeo (BCE) sometió a todo el sector en el Viejo Continente.
Debido a estos problemas, Deutsche Bank ya acometió el pasado año una ampliación de capital por 8.500 millones de euros, la más grande realizada en Europa tras el estallido de la crisis financiera, operación que sirvió para la entrada de Qatar en su accionariado. Sus acciones cotizan ahora a 31 euros, un 70% por debajo de sus máximos de 2007, aunque un 100% por encima de los mínimos a los que cayó a finales de 2008.
Agustín Marco