Por… Jesús Dávila
SAN JUAN, Puerto Rico, 16 de julio de 2015 (NCM) – El crecimiento de la deuda durante los primeros quince años de este siglo es equivalente al cien por ciento de los pagos hechos por Puerto Rico durante el mismo período, según revelan cifras oficiales, que muestran una tendencia general de un servicio cada vez mayor por una deuda que sigue igual o mayor.
Mientras tanto, hasta ahora han resultado infructuosos los intentos de Puerto Rico de lograr un proceso de moratoria de pagos y restructuración de una deuda que el propio Gobierno ha descrito como “impagableâ€.
No se trata, sin embargo, de una situación única de Puerto Rico, sino de algo estudiado por observadores de los problemas financieros internacionales y que algunos presagian como el anticipo de un nuevo colapso económico global. En las Antillas solamente, Puerto Rico está en el sexto lugar en los países isleños que este año buscan renegociar su deuda y se calcula que por lo menos tres más están ante el peligro cercano de una crisis fiscal.
Para Puerto Rico, sin embargo, su condición de colonia de Estados Unidos, le imprime unas características particulares al problema. El Congreso no le autoriza acogerse a la protección de la ley de quiebras y los tribunales de EEUU dicen que el territorio carece de la soberanía necesaria a fin de actuar por su cuenta, por lo que se invalidó la ley alternativa que aprobó la legislatura insular.
Así las cosas, la revisión hecha por NCM Noticias de los registros oficiales del servicio de la deuda, casi en su totalidad con el mercado de Wall Street, durante los años fiscales 2001 a 2015, muestra que los pagos ascendieron a casi 51.400 millones de dólares, mientras que la deuda neta creció algo más de 50.000 millones de dólares.
De igual forma, los registros muestran que de 1995 a 2005 el crecimiento del servicio de la deuda mantuvo un promedio anual de cerca de 2.500 millones de dólares y que en el próximo período de diez años –de 2006 a 2016- el incremento sobrepasó los 4.200 millones anuales. De hecho, más del 60 por ciento de los pagos hechos en lo que va de siglo se han producido desde que comenzó la crisis económica en 2006.
Esa situación guarda cierta semejanza con la repatriación de ganancias corporativas a EEUU, que se ha incrementado durante este período de deterioro económico de Puerto Rico.
Al notificársele sobre el hallazgo, un funcionario dijo en el Palacio de Santa Catalina que el fenómeno ha estado bajo observación. El funcionario de la Oficina del Gobernador dijo que el asunto se ha discutido en reuniones del más alto nivel sobre planificación económica y estrategia fiscal en las que ha participado.
Lo que no pudo explicar el funcionario es el motivo para que esa situación no se informara explícitamente al público, mientras el debate se ha mantenido de forma casi exclusiva en la acumulación de la deuda neta admitida, que en el año 2000 era de cerca de 24.800 millones y en 2013 ya rondaba los 72.000 millones de dólares. El crecimiento sobrepasó el producto nacional bruto en 2012 y ya en 2014 las casas clasificadoras de bonos degradaron el críédito de Puerto Rico al nivel especulativo conocido como “basuraâ€, con degradaciones sucesivas que han continuado.
De la misma forma en que no se atiende el motivo por el cual por más que se pague no baja la deuda, tampoco ha sido objeto de informes detallados por el Ejecutivo –y mucho menos, escrutinio legislativo- el uso que se le ha dado a buena parte de esa deuda emitida. Entre los pocos informes disponibles está el de cerca de 20.000 millones de dólares que se indica han sido usados para gastos deficitarios de operación, que van desde presupuestos descuadrados hasta redimir cheques sin fondos pagados a suplidores.
Pero eso deja sin explicación detallada casi 30.000 millones de dicha deuda neta acumulada en los pasados 15 años. Ahora aparenta que Puerto Rico toma dinero prestado a EEUU para enviarlo de nuevo al país acreedor, mientras esta pequeña nación caribeña se queda con una deuda creciente que le ahoga y le mantiene bajo la tutela de los inversores conocidos como “buitresâ€, mote descriptivo de sus características de depredadores nómadas y aventureros.
La respuesta del Gobierno ha sido promover medidas draconianas de empobrecimiento que le valieron más degradación y del tipo denunciadas en el informe “The New Debt Trapâ€, de la Debt Jubilee Campaign, como propiciadoras de más desbalance e insolvencia.
Ante los aspectos conocidos ya públicamente, los discursos políticos anticipan una crisis de otra índole.
El anexionista Partido Nuevo Progresista, principal de oposición, insiste en que la salida de la crisis depende de incorporar a Puerto Rico a los EEUU como un estado de la Unión y en el oficialista Partido Popular Democrático proliferan cada vez más las voces que piden que se busque negociar cambios en la relación con EEUU. Por su parte, el presidente ejecutivo del pequeño pero influyente Partido Independentista Puertorriqueño, Fernando Martín, dijo que “esta es una crisis que va a tener su manifestación política muy prontoâ€.
Según Martín, al estar cerradas las salidas económicas y jurídicas en EEUU, los diversos actores –inclusive la Casa Blanca- no podrán evitar por mucho tiempo la búsqueda de una solución política. De igual forma, aceptó que el impacto potencial de un colapso de Puerto Rico en la región es un asunto que llama cada vez más la atención en Amíérica Latina.
Por lo menos desde 2010, el caucus derechista republicano de EEUU “Tea Party†describió a Puerto Rico como un territorio insular “fracasadoâ€. A finales del pasado mes de junio, el congresista Jeff Duncan, republicano de Carolina del Sur, advirtió que se trata de un peligro de “seguridad pública†y que para poder salvar el desarrollo económico del ríégimen autonómico hay que quitarle el control financiero a la propia institucionalidad política puertorriqueña.
Suerte en sus vidas…