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Autor Tema: Robots para que los niños aprendan a programar: probamos Dash and Dot...  (Leído 906 veces)

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Por...  Javier Penalva



Las Navidades se acercan, o quizás está próximo el cumpleaños de algún hijo/a, sobrino o familiar de corta edad y al que quieres sorprender con un gadget diferente. Comprar un robot es una buena oportunidad para hacerlo. De hecho ya os recomendamos algunos de los mejores robots educativos para niños del mercado, pero no nos hemos quedado ahí­ y en Xataka hemos probado uno de los más completos: Dash and Dot.
Esta pareja de robots, aunque en realidad solo necesitamos a Dash para tener una experiencia bastante completa, aúna en un producto diversión por poder ser simplemente un robot controlable a distancia y que podemos llevar de un lado para otro, con un reto ameno con el que dar los primeros pasos en el aprendizaje de un lenguaje de programación visual. Os contamos cómo ha sido nuestra experiencia con Dash y Dot.

Papá, este robot sí­ que me gusta

¿Papá, podemos jugar con Dash? Esta pregunta ha sido la más habitual desde que hace unas semanas saquíé a Dash de su caja y lo puse sobre mi mesa de trabajo. A la vista de mis dos hijos de 2,5 y 3 años. Pero sin decirles nada. Los primeros acercamientos no tardaron en producirse. En su búsqueda de nuevos cacharros por el despacho no se encontraron esta vez con un tablet o smarpthone, ni tan siquiera con un drone o portátil. Habí­a un juguete, colorido y con un diseño muy llamativo y amigable.

Dash es un pequeño robot no humanoide más parecido a un extraño animal. Sin embargo, sus creadores acertaron de lleno colocándolo un gran ojo que lo convierte automáticamente en algo entrañable y atractivo para los más pequeños. Mientras mi hijo pequeño empezaba a hablarle, el mayor directamente lo cogió y aprovechando sus ruedas, comenzó a desplazarlo de forma manual y mover su cabeza de un lado a otro.
El colorido diseño y su gran ojo permiten a Dash que los niños se acerquen a íél con cariño y curiosidad y no con temor, incluso los más pequeños de la casa
No tardó demasiado en encontrar el botón de encendido, y tras pulsarlo, Dash se presentó a ellos con unos ruidos divertidos y agudos, muy llamativos y con los que comprobíé rápidamente que iban a llevarse muy bien. Otros pequeños robots o drones terrestres que han pasado por casa habí­an sido rechazados casi de inmediato precisamente por el ruido al encenderse o en funcionamiento. Sin ser excesivamente fuertes. Pero el movimiento de cabeza, luces, el ligero desplazamiento a un lado y los ruidos casi a lo R2D2 causó el efecto contrario a todo lo que habí­a visto hasta ahora con estos equipos en casa: deseo de cogerlo.
La construcción de los dos Robot Dash and Dot es magní­fica. No hay en ningún momento sensación de que pieza alguna pueda llegar a soltarse con facilidad, ni tampoco elementos que podamos considerar como peligrosos. Para su funcionamiento no usa pilas y le basta un cable microUSB para recargarse, algo que pueden hacer los niños incluso de corta edad con seguridad. Ese cable tiene un color naranja que asegura que sepan en todo momento cuál es a la hora de conectarlo. Y la autonomí­a es magní­fica para un equipo de este tipo: casi 5 horas.
Dash se recarga ví­a microUSB, sin usar pilas o compartimentos peligrosos. Además su autonomí­a es estupenda: 5 horas
Tambiíén el enlace con el tablet ha sido implementado pensando directamente en que estos robots los puedan manejar niños de forma completamente autónoma, pues basta mantener pulsado el botón del robot mientras el cí­rculo se rellena de color verde. Bastante intuitivo para los más pequeños. Sin pasar con menús ni nada relacionado con la configuración.

El robot Dash, pese a su apariencia, viene perfectamente preparado para comunicarse e interaccionar con lo que le rodea. En su cuerpo se encuentran 3 micrófonos, 1 altavoz, diferentes luces LED en varias de sus extremidades, 3 sensores de distancia, 4 emisores de infrarrojos y dos receptores IR.

Juego y aprendizaje evolutivo para niños desde 3 a 8-10 años

Tras el primer contacto tocaba empezar a sacar provecho de Dash y Dot con ayuda de las aplicaciones que WonderShop ha creado para estos dos robots. Son en total 5, todas ellas muy bien trabajadas y diseñadas, de uso muy intuitivo, y están disponibles tanto para iOS como para Android. Hasta hace unos dí­as, estas aplicaciones solo se podí­an usar en tablets, exceptuando GO, pero ya hay versiones para smartphones de todas ellas.
Aquí­ es importante conocer que no hay muchos modelos de tablets Android que sean plenamente compatibles (básicamente las Samsung y Nexus). En el ecosistema iOS sí­ que hay plena compatibilidad.

El uso que podemos dar a Dash y Dot con las aplicaciones podemos dividirlo en dos fases que podemos asociar con la edad. En el primer grupo tenemos Go y Path. Ambas aplicaciones están creadas para manejar a Dash y Dot como si fueran drones terrestres. La más básica es Go, que incluye un mando táctil a modo de rueda con el que desplazar libremente los robots. Los movimientos son muy ágiles y la rueda trasera que puede girar 360 grados libremente le da una maniobrabilidad asombrosa. La velocidad máxima que alcanza es de unos 3,5 km/h, muy acertada para el uso que se le da a este tipo de robot.
Lo empático que resulta la apariencia y primeros pasos con Dash resultan clave para motivar y animar a los pequeños a que pasen más tiempo con íél programando su funcionamiento
Tambiíén con Go podemos cambiar los colores de las luces, jugar con los 12 LEDs que componen el ojo de Dash, y crear combinaciones de todo ello, incluyendo sonidos, grabaciones que hagamos nosotros mismos con ayuda de sus micrófonos y movimientos de cabeza.

Con los más pequeños, estos movimientos para decir sí­ o no y los ruidos de sirenas, animales o el chirriar de ruedas a toda velocidad son una garantí­a de íéxito para acercar el robot a los más pequeños y crear un lazo de unión importante y necesario si queremos que pasen más adelante tiempo aprendiendo a programar.
La aplicación Path está centrada tambiíén en el movimiento de Dash y Dot pero aquí­ los más pequeños pueden elaborar rutas de movimientos y acciones sobre diferentes escenarios y mapas. El niño puede configurar tanto la zona por donde queremos que vayan los robots como acciones en determinados momentos. En esta aplicación el niño se encuentra retos que debe resolver y niveles a superar para desbloquear nuevos objetos o habilidades sobre el mapa.

En mi caso ha sido la actividad que más han realizado mis dos hijos. Pero se puede ampliar. Mi propuesta consistió en que fueran superando los retos y consiguiendo objetos, para una vez acostumbrados a la interfaz y manejo del robot, proponerles recrear en la realidad parte de esos escenarios y retos. Una vez que tení­an el circuito o escenario virtual recreado en la realidad con cualquier objeto, la tarea consistí­a en determinar lo que el robot debí­a hacer en la aplicación para ver luego las consecuencias en el circuito real.
Aunque mi hijo de 4 años resulta todaví­a demasiado pequeño para la siguiente aplicación en dificultad, Wonder, no es descabellado ponerse junto a ellos manos a la obra. Esta aplicación ya introduce elementos y conceptos de la programación visual por medio de retos muy dirigidos y bien explicados que hay que ir superando. Es un paso que me ha parecido entretenido y práctico.

El último nivel, ya recomendado para niños a partir de 8 años, es Blocky. Esta aplicación está basada en el mismo proyecto de Google para programación visual y que se usa en App Inventor del MIT o algunas implementaciones con los robots Mindstorms EV3 de Lego. Aunque no es exactamente programación en Scratch, la más usada en la actualidad a este nivel, es suficientemente parecida para iniciarse en esta programación visual comprendiendo de forma divertida conceptos como variables o condicionales. El paso de uno a otro es inmediato.
En Blocky tenemos dos modos de juego: los puzzles y la programación libre. En el primer caso nos encontramos con 8 puzzles que platean retos a añadir a programas ya elaborados y completos. Y luego tenemos los Proyectos, donde se da el verdadero valor educativo y de aprendizaje de estos robots. Un pequeño fallo que hemos detectado es que en la zona de proyectos no se pueden borrar los que ya hemos creado, así­ que se van acumulando sin parar.
Estos proyectos los podemos crear desde cero o partir de algunos que ya incluyen principalmente acciones que suponen movimientos. Y hay una especie de tutorial muy bien pensado y con pequeños retos paso a paso con los que conocer todos los bloques que podemos usar para programar Dash and Dot. Una vez enlazado los robots, basta con pulsar Start para enviar las instrucciones por BT 4.0 y ver el resultado al instante.


Si eres de Lego, aquí­ hay muchas posibilidades

Aunque el modelo Dash se puede comprar de forma separada (177 euros) o conjuntamente con Dot (227 euros), hay un pack especial que añade a los dos robots una serie de accesorios que le dan un valor extra. El precio final se eleva bastante hasta los 298 euros, casi el doble que si compramos solo el robot Dash, pero puede merecer la pena.
Entre esos accesorios hay diferentes elementos como barras y ganchos, además de un soporte para smartphone, que potencia algo el valor creativo y de construcción asociado principalmente a Dash, pero tambiíén se incluyen seis conectores de ladrillos de Lego con los que poder integrar la programación y movimientos de estos dos robots en el universo Lego.

Si hemos alabado la disponibilidad de accesorios para ampliar las posibilidades de Dash y Dot con ayuda de piezas de Lego, no podemos decir lo mismo del xilófono. Es un gran accesorio por construcción, pero aporta más bien poco y en mi caso recomendarí­a no pensar en íél como compra junto a los robots. Asociado a su uso queda la aplicación Xylo, de nuevo muy bien diseñada pero con la que apenas podemos crear algunas "canciones" de forma táctil sobre la pantalla del tablet y ver como Dash las ejecuta al xilófono con ayuda de un brazo que le tenemos que incorporar.


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...