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Autor Tema: La Ciencia acepta y mide el Campo Energíético Humano (Aura)  (Leído 254 veces)

Scientia

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La Ciencia acepta y mide el Campo Energíético Humano (Aura)
« en: Noviembre 10, 2016, 08:26:35 pm »
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La Ciencia acepta y mide el Campo Energíético Humano (Aura)
ojodeltiempo.com


por Damian NT
El biocampo humano y sus 7 centros principales
La noción de energí­a es un tema que forma parte de varios sistemas de cuidado complementario, incluyendo el Reiki. Por razones históricas y emocionales, hay dos palabras-clave que no se pueden mencionar en la sociedad de investigaciones acadíémicas: “energí­a” y “toque”. Por lo tanto, no es sorprendente que el Reiki haya sido desdeñado por los investigadores de la ciencia biomíédica.
Esta situación está cambiando rápidamente gracias a las investigaciones hechas en todo el mundo.
La historia de como el concepto de “energí­a de curación” pasó de la fase inicial de sospecha y ridí­culo a la respetabilidad, es una de las más fascinantes y significantes que se pueden contar.
Igual que en muchos otros campos de la investigación, lo que era absolutamente cierto hace 20 años, ha cambiado drásticamente. Por ejemplo, en el transcurso de unas díécadas, los cientí­ficos pasaron de la convicción de que no hubiera algo que se pudiera llamar un campo energíético alrededor del cuerpo humano, a la convicción de que este campo existe.
Además, comprendemos cada vez más el papel de estos campos energíéticos en cuanto a la salud y a la enfermedad. La mayorí­a de la gente no es consciente todaví­a de estas investigaciones y persisten en su actitud de que no hay una base lógica para la curación energíética.
El motivo principal por el cual la actitud empezó a cambiar, es el desarrollo de instrumentos muy sensitivos, capaces de medir la energí­a sutil alrededor del cuerpo humano. Una importancia especial tiene el magnetómetro SQUID (1), que es capaz de detectar campos biomagníéticos minúsculos asociados a actividades fisiológicas en el cuerpo. Se trata del mismo campo de energí­a que personas sensitivas han descrito desde hace milenios, pero que los cientí­ficos han ignorado porque no habí­a medios para medirlo objetivamente.
Para resumir los descubrimientos hechos hasta el momento, los editores de un nuevo periódico internacional (2) han pedido una revisión del concepto de la “energí­a de curación”.
A pesar del hecho de que nosotros venimos estudiando este tema desde hace unos 15 años, la preparación de una revisión completa nos llevo a un profundo examen del asunto, llegando a algunas conclusiones sorprendentes.
Habitualmente, los descubrimientos-clave no son hechos por cientí­ficos que estudian las diferentes tíécnicas como el Reiki, el TT (Toque Terapíéutico) o el HT (Healing Touch).
Lo que ocurre es que cientí­ficos tradicionales, con la lógica habitual y utilizando míétodos cientí­ficos, empiezan a clarificar el papel de las diferentes energí­as en el proceso de curación. Por lo tanto, sus conclusiones tienen la misma base cientí­fica que la de la medicina clí­nica moderna. Para más detalles, ver los artí­culos que hemos publicado sobre el tema (3).
El Campo Energíético Humano
Desde hace tiempo se sabe que las cíélulas y los tejidos generan un campo elíéctrico que se puede medir en la superficie de la piel. Pero, las leyes de la fí­sica afirman que cualquier corriente elíéctrica genera un campo magníético correspondiente en el espacio. Dado el hecho que estos campos magníéticos son demasiado pequeños para ser detectados, los cientí­ficos asumieron que dichos campos no podí­an tener una importancia fisiológica.
Esta situación empezó a cambiar en 1963. Gerhard Baule y Richard McFee, del Departamento de Ingenierí­a Elíéctrica, Universidad de Siracusa, Siracusa NY, detectaron el campo biomagníético proyectado por el corazón humano utilizando dos electroimanes de 2 millones de vueltas de hilo cada uno, conectados a un amplificador muy sensitivo.
En 1970, David Cohen de MIT, utilizando el magnetómetro SQUID, confirmó los resultados concernientes al corazón. En 1972, Cohen, habí­a mejorado la sensibilidad de su aparato, lo que le permití­a medir los campos magníéticos producidos por la actividad del cerebro, alrededor de la cabeza.
Seguidamente, se descubrió que todos los tejidos y los órganos producen pulsaciones magníéticas especí­ficas, que son ahora conocidas bajo el nombre de campos biomagníéticos. Los exámenes tradicionales, como el electrocardiograma y electroencefalograma, se completan ahora por exámenes biomagníéticos llamados magníétocardiograma y magníétoencefalograma. Por distintas razones, el estudio del campo magníético alrededor del cuerpo, da indicaciones más exactas sobre la fisiologí­a y la patologí­a que el estudio del campo elíéctrico.
La patologí­a altera el campo biomagníético
En los años ’20 y ’30, Harold Saxon Burr, eminente investigador de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, sugerí­a que se puede detectar las enfermedades en el cuerpo energíético antes de que los sí­ntomas aparecieran. Estaba convencido tambiíén de que se podrí­a evitar las enfermedades alterando el campo energíético.
Estos conceptos, que entonces parecí­an demasiado prematuros, son hoy confirmados por los laboratorios de investigación míédica en todo el mundo. Cientí­ficos utilizan aparatos SQUID para realizar cartas de las alteraciones del campo magníético alrededor del cuerpo debido a las enfermedades. Otros, aplican campos magníéticos pulsantes para estimular la curación.
Una vez más, personas sensitivas han descrito estos fenómenos desde hace tiempo, pero no habí­a una explicación lógica del proceso.
La proyección de energí­a por las manos de “curanderos – terapeutas”
Al principio de 1980, el Dr. John Zimmerman empezó una serie de estudios sobre el toque terapíéutico, utilizando un magnetómetro SQUID, en la Escuela de Medicina de la Universidad de Colorado, en Denver. Zimmerman descubrió que un enorme campo biomagníético pulsante emanaba de las manos de un practicante de toque terapíéutico. La frecuencia no era estable, sino “barrí­a” sobre un segmento de 0,3 a 30 Hz (ciclos por segundo), con una parte importante de su actividad alrededor de 7 – 8 Hz.
Las pulsaciones biomagníéticas de las manos están en la misma frecuencia que las ondas cerebrales. Los estudios cientí­ficos de las frecuencias necesarias para la curación indican que las ondas cerebrales “barren” constantemente todo el segmento de frecuencias terapíéuticas, estimulando de esta manera la curación en todo el cuerpo.
La confirmación de los descubrimientos de Zimmerman llegó en 1992 cuando Seto y sus colegas, en Japón, estudiaron a practicantes de distintas artes marciales y de otros míétodos de curación. La emisión de “Ki” de sus manos era tan potente que se podí­a medir con un simple magnetómetro que consistí­a en dos electroimanes de solamente 80 000 vueltas de hilo.
Despuíés, los estudios sobre los practicantes de Chi Kung, se centraron en los campos sonoros, de luz y tíérmicos emitidos por los “curanderos – terapeutas”. Lo que es particularmente interesante es que la frecuencia de la pulsación varí­a de un momento a otro.
Asimismo, los investigadores míédicos que desarrollan las terapias de campos magníéticos pulsantes, encuentran que esta misma frecuencia es eficaz para desencadenar el proceso de “curación espontánea” en muchas enfermedades incluso para pacientes enfermos desde hace 40 años. Frecuencias especí­ficas estimulan el crecimiento de nervios, de huesos, de piel, de capilares y de ligamentos.
Los practicantes de Reiki y sus pacientes tienen a diario experiencias de desencadenamiento de “curaciones espontáneas” y la medicina acadíémica, gracias a los descubrimientos cientí­ficos, empieza ahora a aceptar esta terapia como lógica y beníéfica.
Diferencias individuales en la proyección de la energí­a y la detección
Para poder estudiar la proyección de la energí­a de las manos de terapeutas, los cientí­ficos tienen primero que aceptar la idea de que hay diferencias enormes entre las personas. Además, la práctica de diferentes tíécnicas puede aumentar aún más el efecto.
Existen explicaciones neurofisiológicas y biofí­sicas en cuanto al papel de la Práctica y de la Intención.
Un hecho que no es muy conocido es que las “ondas cerebrales” no son confinadas únicamente en el cerebro, sino que se difunden por todo el cuerpo mediante el sistema perineural, los tejidos que rodean los nervios. El Dr. Robert O. Becker describió justamente como este sistema, más que cualquier otro sistema del cuerpo, se encarga de la curación de las heridas en todo el cuerpo. El sistema nervioso actúa como una “antena” para proyectar las pulsaciones biomagníéticas que empiezan en el cerebro, en el thalamus.
Además, las ondas que empiezan en el cerebro como pulsaciones relativamente díébiles, ganan fuerza mientras se desplazan a lo largo de los nervios perifíéricos hasta las manos.
El mecanismo de esta amplificación incluye probablemente el sistema perineural y los demás sistemas de tejidos de conexión.
Conclusión sobre el Campo Energíético Humano:
He mostrado en este breve resumen como ciertas experiencias de los terapeutas energíéticos tienen una base en la biologí­a y la fí­sica. Despreciadas durante siglos, las terapias energíéticas pueden tener su plaza en la medicina clí­nica. Los grandes descubrimientos de los biólogos y de las personas sensitivas se están integrando para darnos una comprensión más profunda de la vida, de la enfermedad y de la curación. La ciencia no puede quitar el último misterio a la vida, ni borrar el lado espiritual de la curación. Creemos que la investigación sobre las terapias energíéticas puede llevarnos a una comprensión completa de la VIDA, de la ENFERMEDAD y de la CURACIí“N.
Por Dr. James L. Oschman y Nora Oschman
Referencias :
SQUID son las siglas de Superconducting Quantum Interference Device.
“Journal of Bodywork and Mouvement Therapies”, Harcourt Brace & Co. Ltd. Edinbourg
Se puede conseguir una lista completa de nuestros artí­culos a “Nature’s Own Research Association” P.O. Box 5101, Dover, NH 03821, EEUU, tel. 603 742 3789, fax 603 742 2592, e-mail: Joschman@aol.com
Jim y Nora Oschman son los directores de “Nature’s Own Research Association” en Dover, New Hampshire. Jim es uno de los pocos cientí­ficos acadíémicos que se ha concentrado sobre la base cientí­fica de las distintas medicinas complementarias y alternativas. Jim y Nora han escrito docenas de artí­culos sobre los mecanismos fisiológicos y biofí­sicos implicados en distintas tíécnicas terapíéuticas. Para más informaciones sobre Jim y Nora, sus artí­culos y sus actividades, consulten en Internet: www.bodywork-res.com
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Fuentes: Reikiforum.com y https://liberacionahora.wordpress.com