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Autor Tema: LAS EMOCIONES AFECTAN A NUESTRA GENí‰TICA  (Leído 305 veces)

Scientia

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LAS EMOCIONES AFECTAN A NUESTRA GENí‰TICA
« en: Diciembre 26, 2016, 06:43:58 pm »
http://consejosdelconejo.com/2016/12/26/las-emociones-afectan-nuestra-genetica/

LAS EMOCIONES AFECTAN A NUESTRA GENí‰TICA

Dan Winter, fí­sico, psicofisiólogo, músico, investigador poligráfico, analista de sistemas IBM. 56 años. Nació en Nueva York y vive en el campo, en el sur de Francia. Tiene pareja. í‰l asegura que el íéxtasis, la felicidad, las experiencias pico… son absolutamente necesarios para la salud y son pura fí­sica. Sus conocimientos como ingeniero elíéctrico conforman su idea religiosa.

Dan Winter ha investigado y ha profundizado en diferentes campos de la ciencia (geometrí­a, fí­sica, lenguaje, consciencia, geo-biologí­a, biologí­a y matemáticas) en busca de leyes fí­sicas que se funden con las espiritualidad. Es conocido mundialmente por ser el primero en relacionar el fractal con el origen de la gravedad y por sus teorí­as cientí­ficas que muestran cómo la ciencia da origen a la consciencia: “Las enseñanzas espirituales son enseñanzas elíéctricas y la iluminación es pura fí­sica a nuestro alcance”. Sobre íél, Darren Aronofsky realizó la pelí­cula Pi, fe en el caos.

Entrevista a Dan Winter: “ Las emociones afectan a nuestra geníética ”.

 

Sabe esa aureola que les ponen a los santos…? Es pura ciencia.

¿Se puede ver y medir?


Uno de mis colegas, el profesor Konstantin Korotkov, catedrático de la Universidad de San Petersburgo, ha creado un aparato, el GDV (visualización por descarga de gas), que conectado a la punta de los dedos ya un ordenador muestra el aura de todo el cuerpo; es decir, el campo energíético.

¿â€¦?

Están utilizándolo ya más de 10.000 míédicos, incluida la asociación míédica estadounidense. Con el GDV obtenemos información sobre el estado fí­sico y psicológico del paciente. Nos permite abordar un nuevo nivel del ser humano, el energíético.

Póngame un ejemplo concreto de lo que puede medir el GDV.

La empatí­a entre las personas: vemos cómo el aura de las parejas bien avenidas se mue- ve entre los dos cuerpos; y tambiíén cómo la gente que toma drogas, legales o ilegales, tiene agujeros en su aura.

¿Y usted investiga con eso?

Sí­. Entre otras cosas, con lo que ocurre con el aura tras la muerte.

Creo que tendremos que ir despacio.

Cuando morimos, el campo elíéctrico, o lo que llamamos vida, sale del cuerpo. Las constantes de Kluver (un cientí­fico que se dedicó a investigar las experiencias cercanas a la muerte) es lo que la gente suele ver cuando muere. Se trata de un patrón de simetrí­as.

¿Todos ven lo mismo?

Sí­, primero ven una rejilla, luego una especie de telaraña, un túnel y finalmente una espiral. Lo que hemos descubierto es que esos cuatro pasos se corresponden con la geometrí­a de pliegues de nuestro ADN.

¿Y?

Nosotros somos un colectivo de 3 billones de cíélulas, y probablemente cuando morimos nuestro campo electromagníético se va hacia el centro de cada una de esas cíélulas, nuestro ADN, para luego salir de nuestro cuerpo. Adónde llegue despuíés depende del grado de fractalidad del entorno en que morimos y de nuestra preparación; puede llegar a cualquier punto del universo.

Defí­name fractalidad.

Una rosa, un helecho, una piña, las muñecas rusas…, es decir: el interior tiene exactamente la misma forma que el exterior, y eso es lo que produce la fuerza centrante, la implosión, lo que provoca que todo se mantenga alrededor de un centro, incluido nuestro campo electromagníético. En realidad, la fractalidad es lo que genera la gravedad.

¿Todo se pliega sobre sí­ mismo?

Si, sólo existe una forma que se comprime infinitamente. Imagine un pequeño chip en el que cabe toda la información del cosmos; eso es lo que llamamos vací­o, que en realidad alberga toda la energí­a del universo.

Nuestro campo magníético va variando… ¿en función de quíé?

Lo que comemos, dónde nos encontramos y cómo nos movemos. Un edificio metálico y cuadrado es lo opuesto a fractalidad. Pero durante una experiencia cumbre, las ondas cerebrales generan la proporción aurea.

…Que obedece toda la naturaleza

Sí­, desde una caracola hasta las galaxias, desde nuestro propio cuerpo hasta los átomos; todo tiene la misma proporción: es el punto de unión de nuestro universo, el camino de la unidad, el número phi.

¿Phi o Pi?

Pi es la constante que permite pasar de la lí­nea al cí­rculo, y phi nos permite pasar del cí­rculo a la espiral, reentrando en ella mis- ma. Es lo que llamamos autoconsciencia.

El personaje Max Cohen, de la pelí­cula “Pi, fe en el caos”, ¿se inspira en usted?

Sí­, pero deberí­a haberse llamado phi y no pi, el productor le cambió el tí­tulo en el último momento. La pelí­cula describe cómo todo está compuesto de espirales y expone paralelismos directos de mi vida.

¿Y ahora quíé le ocupa?

La bioretroalimentación, que nos ha permitido discriminar las emociones en tíérminos elíéctricos, de ahí­ mi expresión emoción coherente. Eso ha inspirado notables investigaciones.

¿Con algún resultado revelador?

Se midió, de un modo totalmente replicable, que el efecto de la ordenación coherente de los armónicos del corazón en los momentos de compasión o amor causaba una repercusión en el trenzado del ADN.

¿Quíé significa eso?

Que las emociones afectan directamente a nuestra geníética. Y tiene diversas aplicaciones: en estos momentos, con mi equipo de Inglaterra estamos buscando campos elíéctricos bioactivos.

¿Quíé es eso?

Sabemos que una pirámide o un dolmen pueden afectar a la germinación de semillas, e investigamos cómo crear un campo elíéctrico que prevenga el envejecimiento…, lo opuesto a vivir en edificios y ciudades como los nuestros. Todos los edificios sagrados están construidos siguiendo la proporción áurea, de manera que generan un campo elíéctrico que facilita el crecimiento, y eso hoy podemos medirlo.

¿Tenemos que cambiar de vida?

Las enseñanzas espirituales son, en el fondo, enseñanzas elíéctricas. Sólo tenemos que crear entornos más fractales, comer comida fractal y hacer ejercicios que nos armonicen con el exterior, así­ nos llenaremos de vida y consciencia.