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Las agencias de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y Programa Mundial de Alimentos informarán hoy sobre la situación en materia de seguridad alimentaria en el noreste de Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen.
Colaboración para salvar vidas y medios de subsistencia será el tema que unirán en una presentación a Josíé Graziano da Silva, director general de la FAO, y David Beasley, director ejecutivo del PMA.
La reunión se realizará en el Centro Jeque Zaye, de la FAO, de manera paralela al 156 Consejo de ese organismo internacional de la ONU que concluye hoy tras cinco días de deliberaciones centrado en evaluar el alcance de la inseguridad alimentaria y cómo avanzar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La instancia ejecutiva de la FAO abrió y hoy cierra con el tema de la amenaza de hambruna en las cuatro naciones. En la jornada inaugural, Da Silva alertó sobre la necesidad de actuar con urgencia para salvar de la hambruna a 20 millones de personas en esos países.
Si no hacemos nada, podrían morir de hambre en los próximos seis meses, advirtió; y acotó que ese flagelo no sólo cobra vidas humanas, sino tambiíén contribuye a la inestabilidad social y perpetúa igualmente la pobreza y dependencia de la ayuda.
De igual modo en un evento paralelo se presentó el informe Mundial sobre las crisis alimentarias 2017, elaborado por Food Security Information Network, a instancias de varios organismos, incluida la FAO.
El documento destaca que la inseguridad alimentaria en fase tres y superior alcanzó a nivel global a 108 millones de personas en 2016, un 35 por ciento más a la de 2015. Además, señala los efectos agudos y de amplio alcance de los conflictos en esa situación.
Por esa causa -precisa- necesitan urgente asistencia alimentaria 17 millones de personas en Yemen, siete millones en Siria, 4,9 en Sudán del Sur, 2,9 en Somalia, 4,7 millones en el noreste de Nigeria, 2,3 en Burundi y dos millones en la República Centroafricana.
El panorama inmediato, avizora, apunta a un empeoramiento de las condiciones y algunos lugares, con riesgo de hambruna en áreas aisladas del nordeste de Nigeria, Sudán del Sur, Somalia y Yemen.
Los conflictos, indica el texto, provocan desplazamientos masivos (internos y externos), prolongación de la inseguridad alimentaria y representan un peso sobre las comunidades de acogida.