El Monte de la Luna
A continuación del Monte de Marte, en la eminencia hipothenar, se encuentra el Monte de la Luna, en el lado opuesto al que ocupa el Monte de Venus.
Las características de la Luna, planeta regente de Cáncer, dominan este monte. La capacidad intuitiva, el mundo inconsciente, la receptividad, la imaginación, la inspiración y la volubilidad componen el contenido del Monte de la Luna.
Si es un monte pequeño, está asegurada la emotividad normal —teniendo en cuenta el resto de la mano— pero si es anormalmente grande estaremos ante un sujeto para el que la razón y la lógica no cuentan, regido a impulsos de su imaginación y emotividad.
La presencia de líneas será negativa o positiva según la dirección de ellas: si son verticales demostrarán inteligencia, pero si se dibujan horizontalmente la imaginación será desbordante.
La estrella significará logros intelectuales, pero la cruz, confusiones y perturbaciones psicológicas, o interrupción de un estudio.
El triángulo atenúa la excesiva predisposición o la ensoñación, y el cuadrado debilita la imaginación. Claro que estos dos signos menguantes para ser realmente estabilizadores dentro de la personalidad, deben estar situados dentro de un contexto general de cualidades lunares sobresalientes; de no ser así acentuarían una personalidad poco imaginativa, lo que daría lugar a una vida interior poco matizada.
Una isla en el Monte de Venus indicará clarividencia.