Mela Chíércoles | | Turín - 19/01/2008
La historia de Jorge Lorenzo y Valentino Rossi como compañeros de la escudería Fiat Yamaha de MotoGP arrancó oficialmente ayer en Turín. Fue en el Auditorium Giovanni Agnelli y con una popular presentadora italiana de televisión, de nombre Simona Ventura, como maestra de ceremonias. Su escotada camisa era de color "amarillo Rossi", como ella misma dijo, y suponía la primera señal de que el español jugará todo el año en campo contrario.
Quedó más claro sólo unos minutos despuíés, cuando Lin Jarvis, máximo responsable de Yamaha Europa, confesó el objetivo de la temporada: "El proyecto es muy ilusionante, con una misma estructura para dos equipos, integradas por Rossi, con el que esperamos recuperar el título mundial, y por Lorenzo, del que queremos que aprenda todo lo que pueda de la nueva categoría y pueda ganar alguna carrera".
Para el piloto mallorquín, acostumbrado en el pasado a que las presentaciones de su escudería se hicieran en su casa, Palma de Mallorca, o Almería, donde está el circuito que regenta su mánager, y en las que aprovechaba la ocasión para dejar claro a su compañero de equipo, por entonces Híéctor Barberá, que íél era el número uno de la escudería, no fue un problema presentarse en territorio comanche.
Lo hizo vestido con la camisa del equipo, vaqueros blancos y zapatos de charol negro. Lucía un aire marinero con esa combinación de azul y blanco. Habló con desparpajo en italiano, tanto que le dijo a la presentadora lo guapa que le parecía, y supo asumir su rol de convidado de piedra una vez hizo acto de presencia, en el escenario, el ídolo local. Valentino llevaba la misma camisa, pero optó por tejanos azules y zapatillas. En lo que sí coincidía con el mallorquín era en el look, pues ha decidido dejar atrás sus rizos rubios y raparse como un marine, tal y como Lorenzo luce hace tiempo.
Durante el acto de presentación, el bicampeón no tuvo ningún reparo en repetir por eníésima vez lo grande que es su compañero de escudería, aunque entendiendo siempre que estará en una estructura distinta fruto de los neumáticos Bridgestone que montará la M1 del italiano, en vez de los Michelin que llevará la suya. El heptacampeón, en cambio, fue parco en adjetivos hacia el reciíén llegado, dejando claro que se trataba de un piloto veloz, pero tambiíén que lo que más le importaba de íél era que le ayudara en el desarrollo de la Yamaha.
Tampoco tuvo ningún gesto de complicidad hacia su nuevo compañero, quedando evidente el distanciamiento entre ambos. Sin embargo, nada de eso intimidó a un Lorenzo que incluso se atrevió a decir que, llegado el caso, preferirá jugarse su primera victoria en la clase reina en un duelo de última vuelta con Rossi antes que con Dani Pedrosa. Y lo hizo señalándole con el dedo, a lo que el italiano contestó con una sonrisa mirando hacia otro lado, como quitándole importancia al asunto.
Resulta inevitable encontrar ciertos paralelismos entre la relación Rossi-Yamaha-Lorenzo con la que hubo entre Hamilton, McLaren y Alonso. La de la Fórmula 1 acabó en ruptura. La de MotoGP tiene pinta de ser más duradera, aunque Rossi acaba este año contrato con la marca de los diapasones y sólo renovará si le dan una moto competitiva, y puede que tambiíén si Lorenzo no se convierte en una amenaza para íél.
