Cuando reprimes una emoción.
Las emociones son expresiones fisiológicas que nos indican cómo recibimos distintos sucesos. Así, al igual que cuando se padece de, por ejemplo, un catarro, no se puede esconder y debemos reposar y sufrirlo, cuando sentimos una emoción lo adecuado es asumirla y experimentarla. Esta capacidad de vivenciar las distintas emociones es fundamental para la regulación de las mismas y nuestro cuerpo. Por ello, reprimir las emociones, generalmente negativas, es frenar al propio cuerpo, pudiendo llegar a generar alteraciones físicas.
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Reprimir las emociones puede dar lugar a distintas alteraciones de la salud, entre ellas:
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🌙 Dolores de cabeza o migrañas: El estrés tiende a tensar los músculos del cuello y de la cara. Esta tensión termina generando dolores de cabeza e, incluso, dolores musculares en la mandíbula
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🌙Problemas estomacales: el estómago está conectado al nervio vago, que a su vez es uno de los principales centros emocionales del cuerpo. Por ello, el estómago es extremadamenee sensible a los cambios de humor, por ello se le ha llegado a llamar el “segundo cerebro“. Puede provocar vómitos, hinchazón, gases, estreñimiento, diarrea e incluso úlceras
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🌙Acné: un estudio realizado por la Universidad de Standford encontró que el acné se veía afectado de forma importante por el estrés emocional. Esto se debería al aumento de la producción de la hormona cortisol y testosterona que provoca el estrés
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🌙Sistema inmune debilitado: esos incrementos en el cortisol afectan también al sistema inmunológico, reduciendo y empeorando la respuesta a determinadas enfermedades o infecciones
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🌙Mayor riesgo de diabetes o ataque al corazón: la tasa cardíaca y el cortisol se mantiene a pesar de reprimir las emociones y existen muchas evidencias de que el estrés crónico está altamente relacionado con un mayor riesgo en esos dos problemas de salud.