Con los vientos alisios globales amainando, se espera que las ganancias de Maersk alcancen el extremo superficial de su pronóstico.
Las acciones se desplomaron, cayendo un 18% a un mínimo de dos años.
El CEO está cerrando las escotillas, enfrentando de frente el exceso de capacidad y la inflación, pero el mercado es tan indulgente como un pirata rencoroso.