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Autor Tema: Polvorí­n en la Europa emergente  (Leído 577 veces)

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Polvorí­n en la Europa emergente
« en: Marzo 22, 2009, 11:48:09 am »
Polvorí­n en la Europa emergente

Publicado en Expnasión por S. Píérez / A. Redondo

La gran promesa europea se desvanece. Las perspectivas económicas de los paí­ses del Centro y el Este de Europa se han deteriorado significativamente, en especial en Hungrí­a, Rumaní­a y Bulgaria.

La gran promesa económica europea se desvanece. Despuíés de unos años de crecimiento efervescente, los paí­ses del centro y el este del viejo continente atraviesan por dificultades sin precedentes y amenazan la frágil estabilidad de sus vecinos.

La delicada situación de la región ha disparado las alarmas de los lí­deres de la Unión Europa y de los organismos multilaterales, que se están mostrando prestos a brindar ayudas multimillonarias a unos estados que, en medio de la recesión económica mundial, se enfrentan a una crisis en sus balanzas de pagos y a un grave riesgo de colapso financiero.

No pocos expertos sostienen que Europa emergente se vislumbra como un polvorí­n para la economí­a global, y particularmente para los bancos de determinados paí­ses de Europa Occidental, como Austria, Italia y Alemania, ya que sus entidades financieras tienen una significativa exposición a la región.

Actualmente, se está desactivando el boom de la demanda interna de la región
Desplome de la divisas
De momento, la cotización de las divisas de varios paí­ses del este y centro de Europa se han visto fuertemente castigadas durante los dos primeros meses de 2009. Pese a que en las últimas semanas la agitación se ha moderado, el zloty polaco se ha depreciado un 10,37% respecto al euro en lo que va de año; el florí­n húngaro se ha dejado un 12,24%, y el leu rumano, un 6,36%.

Esta depreciación generalizada de las monedas está impactando en los gobiernos, los inversores y los consumidores, que se han visto obligados a despertar de golpe del sueño de abundancia que trajo el proceso de reformas puesto en marcha para la incorporación de muchos de los paí­ses de la región a la UEM.

¿Quíé ha fallado? “Los bancos de Europa Occidental empezaron a prestar dinero a la región, atraí­dos por los altos intereses de los márgenes y la fuerte demanda de críéditos. Los inversores financieros tambiíén vieron la oportunidad que se les presentaba con la convergencia europea y durante años los ingresos de su cartera aumentaron con el rally de las divisas de la zona, así­ como de los bonos y las bolsas. Ahora las perspectivas en Europa del Este se han deteriorado significativamente por causa de la inflación, la sobrevaloración de los mercados de renta variable, una mayor y más dura competencia y unas monedas más fuertes”, explica Alastair Reynolds, director de inversión en renta variable de mercados emergentes mundiales de Scottish Widows Investment Partnership (SWIP).

Según Josíé Carlos Dí­ez, economista jefe de Intermoney, el problema surgió porque la fuerte creación de empleo derivada de la inversión extrajera activó un boom de demanda interna y la apreciación de sus divisas coincidió con la Edad de Oro del críédito mundial, lo cual incrementó los incentivos para endeudarse en moneda extranjera. Los tipos de financiación en euros o francos suizos eran inferiores a los domíésticos y la apreciación de sus divisas reducí­a el servicio de la deuda.

La UE está dispuesta a aumentar el fondo de emergencia para los socios del Este
“Esta estrategia es lo que se denomina estructura de financiación invertida, ya que cuando la economí­a se encuentra en su fase expansiva reduce el coste de servicio de la deuda, pero cuando entra en recesión lo aumenta. El efecto es procí­clico, intensificando los desequilibrios en la expansión y el ajuste en la recesión”, explica Dí­ez.

Según Henry Stipp, gestor del fondo de mercados emergentes de Threadneedle, lo que está ocurriendo en la región es muy complicado porque gran parte de la deuda no es pública, sino privada. Por ejemplo, en el caso de Ucrania, esta última representa el 80% del total”. Se calcula que los paí­ses del centro y este de Europa tinen una deuda total de entre 1,5 billones y 2 billones de dólares contraí­da con sus acreedores occidentales, 400.000 millones de los cuales deben pagarse o refinanciarse durante 2009.

Vacas flacas
Han llegado las vacas flacas, entre otras cosas por las exportaciones de estos paí­ses, “concentradas básicamente en Europa Occidental han caí­do dramáticamente por la desaceleración económica, al tiempo que han perdido valor por la depreciación de las divisas”, explica Stipp.

Así­ las cosas, los expertos coinciden en señalar que las perspectivas para el área son bastante negativas, aunque, como argumenta Stipp, tambiíén hay que contar con la vigilancia y respaldo de los responsables económicos de la UE y de los organismos multilaterales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), “que tienen recursos para ayudar, como hicieron en su momento con otros paí­ses –Brasil, Míéxico o Turquí­a– y lo harán”. Según Dí­ez, los estados menos afectados serán Polonia y, sobre todo, Reública Checa, pero Bulgaria, Rumaní­a y Hungrí­a son firmes candidatos a sufrir una depresión económica este año, con caí­das del PIB de dos dí­gitos.

Con todo, el momento es delicado. “Los inversores tienen buenas razones para estar asustados. La convergencia permitió a los paí­ses de Europa del Este crecer rápido y, además, a endeudarse fuertemente. El desapalancamiento que actualmente está en marcha en el sistema financiero mundial hace improbable que los paí­ses del este europeo sean capaces de colocar emisiones cerca de los niveles anteriores y es probable que lleve a una desaceleración acentuada de la actividad económica”, concluye Reynolds.

Auxilio para los bancos
Una razón de peso por la que preocupa tanto el debilitamiento de Europa emergente es el riesgo que el frágil sector bancario europeo tiene contraí­do en la región. Según los analistas de Citi, este riesgo está valorado en más de 250.000 millones de dólares, mientras que los expertos de JPMorgan calculaban hace unas semanas que los bancos europeos necesitarí­an al menos 50.000 dólares antes de 2010 para compensar los peores príéstamos tóxicos que están en sus balances, concedidos en los paí­ses del centro y este de Europa. ¿Cómo se ha conformado este problema?

Según explicaba Josíé Carlos Dí­ez, economista jefe de Intermoney, recientemente en EXPANSIí“N, “la banca local habí­a comercializado en la red minorista hipotecas en divisas y habí­a obtenido la financiación de bancos de la Eurozona”. [Las entidades austriacas son las que están más afectadas, ya que han presatado a Europa del este cantidades próximas al 70% de su PIB, de acuerdo con los cálculos de varias firmas.

Y es escenarios serí­a “particularmente problemático para Raffeissen, UniCredit, Erste y Swedbank, entidades donde las píérdidas pod´rian ecceder el 70% de su valor tangible”, de acuerdo con un informe publicado esta semana por Deutsche Bank].

“El problema para los bancos locales es que sus pasivos en moneda local se incrementan en la misma proporción que la depreciación de la divisa, en el momento en el que la economí­a entra en recesión y comienza a destruir empleo, por lo que la morosidad impedirá hacer frente a la deuda contraí­da”, añadí­a Dí­ez.

Ante la gravedad de la situación, tres bancos internacionales –el Banco Europeo de Inversiones (BEI), el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) y el Banco Mundial –, lanzaron a finales de febrero un programa común, dotado con 25.000 millones de euros, para reflotar las entidades del Este de Europa y evitar las quiebras.



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