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Autor Tema: El casero de BBVA, la familia Montoro, lleva su fortuna familiar a bolsa  (Leído 3801 veces)

Zorro

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El casero de BBVA, la familia Montoro, lleva su fortuna familiar a bolsa

Por R. Ugalde / C. Canfránen El Economista

Quíédese con este nombre: familia Montoro. Aunque el apellido pueda llevar a error, no se trata de ninguna saga polí­tica, sino de una fortuna empresarial que ha sabido desafiar a los elementos y multiplicar su fortuna inmobiliaria, en medio de la grave crisis que vive el sector, hasta el punto de haber tenido que crear un gran vehí­culo de inversión (sicav) dispuesto a aprovechar las rebajas del mercado, mientras muchas de las viejas fortunas se están viendo obligadas a huir de íél por la falta de liquidez.


Bautizada como Nadima Invest, esta nueva sicav supera en valor nominal a algunos de los vehí­culos del gurú financiero Ram Bhavnani, uno de los mejores olfatos del parquíé español. Dotada con 24 millones de acciones de un euro cada una, la nueva sociedad de inversión sólo está pendiente de que el supervisor de la bolsa (CNMV) acepte su inscripción para ser una realidad y empezar a operar en el mercado.

En este nuevo vehí­culo han unido su destino toda la familia: el patriarca, Francisco Montoro Muñoz; su esposa, Gloria Alemán; y los hijos Francisco Luis, Antonio y Marta. De hecho, los vástagos ya han empezado a tomar el relevo del padre en la empresa familia, GMP, una de las inmobiliarias patrimonialistas mejor posicionada para cumplir el refrán "a rí­o revuelto, ganancia de pescadores".

Saga de íéxito
La familia Montoro salió del anonimato cuando cerró la mayor operación inmobiliaria de 2007: la venta del parque empresarial Foresta, situado en la zona madrileña de Las Tablas, a BBVA, para convertirlo en el nuevo cuartel general del banco. En esa operación, GMP se embolsó 700 millones de euros y, además, consiguió la propiedad de tres edificios del banco azul, entre los que destaca la torre negra de oficinas situada en Nuevos Ministerios y el edificio emblemático de la calle Alcalá, cercano al Casino.

Esos tres inmuebles, además, siguen alquilados a la entidad que preside Francisco González hasta que se mude a la nueva sede de Las Tablas en 2010 (si no se retrasan las obras), lo que garantiza a GMP una lluvia de millonarias rentas en medio del desierto actual.

Con esta operación, la familia Montoro saltó a la luz pública, aunque eso no significa que su trayectoria profesional empezara en ese momento. Hace tres díécadas que esta saga trabaja en el mundo inmobiliario. En 1979 fue cuando se creó GMP, aunque para conocer el verdadero origen de la saga hay que remontarse un escalón generacional más.

Francisco Montoro Gil fundó la inmobiliaria Montisa en 1968. Uno de sus hijos, Francisco Montoro Muñoz, decidió montarse el negocio por su cuenta y constituyó GMP una díécada despuíés, mientras que el otro vástago, Santos Montoro, siguió trabajando codo con codo con el patriarca.

Paso a paso, con mucha discreción y con la ayuda de toda su familia, incluidos hijos, fue como Francisco Montoro Muñoz levantó su pequeño imperio del ladrillo a una velocidad alejada de todas las locuras provocadas por los ciclos alcistas tan recurrentes en este mercado.

Cómo se resguarda de la crisis
Bajo la filosofí­a de prudencia, y ante todo calidad, los Montoro apostaron por promover oficinas y luego alquilarlas, ya que este negocio está más resguardado de las burbujas del mercado, cuenta con crecimientos más estables y, por tanto, más sólidos que las efí­meras fortunas surgidas al calor del boom residencial.

Si se miran los ingresos de GMP desde 2001, se observa que su evolución ascendente no ha sido tan acelerada como la del resto de las inmobiliarias españolas . Y es que más del 60 por ciento de los proyectos que tiene GMP se enmarcan en el mercado patrimonialista.

En cambio, su presencia en el sector residencial podrí­a definirse como simbólica. Montoro espero más de un cuarto de siglo antes de embarcarse en esta aventura. Fue al calor del reciente boom inmobiliario cuando hizo su primera incursión, en el año 2005. Eso sí­, apostando por la calidad antes que la cantidad.

Por ejemplo, promovió unas viviendas de lujo en la milla de oro de Madrid, la calle Serrano, y ahora construye un desarrollo residencial turí­stico de lujo en el sur de Alicante. Poco a poco, esta familia ha logrado amasar unos ingresos de más de 66 millones de euros y más de 358.000 metros cuadrados en propiedad, situados principalmente en la capital.

Tanto dinero, sobre todo teniendo en cuenta las multimillonarias plusvalí­as de la operación BBVA, han empujado a la familia a diversificar su fortuna. Y pocos vehí­culos resultan tan atractivos como las sicavs, ya que permiten tributar apenas el 1 por ciento en el impuesto sobre sociedades. Un caramelo que convenció a Alicia Koplowitz a crear Morinvest cuando vendió su parte de FCC, y a Amancio Ortega tras colocar en bolsa Inditex. Fortuna que repartió entre Alazan Inversiones 2001, Keblar y Gramela.

Su relevo ahora ha sido tomado por al familia Montoro, que a travíés de Nadima promete convertirse en unos de los vehí­culos familiares más importantes del mercado español.



Estoy inmerso en la nueva fiebre del oro.