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Autor Tema: ¿Enfermedad holandesa o anemia fiscal?...  (Leído 366 veces)

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¿Enfermedad holandesa o anemia fiscal?...
« en: Febrero 23, 2010, 05:00:31 pm »
Por...   Juan Camilo Restrepo S. 
 
La semana pasada tuve oportunidad de asistir a un interesante seminario organizado por el colegio de abogados de minas y petróleo, por la Asociación Colombiana del petróleo y por Olami, dedicado a discutir un tema crucial para el futuro del paí­s: ¿Estamos condenados a padecer el conocido mal holandíés en los próximos años? ¿Los cuantiosos ingresos de divisas que se avizoran en el sector minero-energíético condenan irremediablemente al resto de los sectores económicos a padecer una revaluación devastadora? ¿Cuál debe ser la polí­tica fiscal adecuada para contrarrestar estos nubarrones?

Las cifras que allí­ se presentaron -provenientes del Ministerio de Minas y Energí­a- sobre el monto que alcanzarán las inversiones para realizarse en el sector minero-energíético entre el 2010 y el 2015 son bien importantes: 49.000 millones de dólares. Una gran parte de las cuales adoptará la forma de inversión extranjera directa.

La mayor parte de estas inversiones se realizarán en el sector de hidrocarburos, así­: (las cifras están en miles de millones de dólares) exploración 24.000 millones, gasoductos 2.100, refinerí­as 6.100. En generación elíéctrica se invertirán 6.730 millones, en transmisión y distribución 3.500, en fondos de electrificación 400, en biocombustibles 270, en proyectos mineros 4.100, y en otros proyectos 1.000 millones de dólares.

A primera vista podrí­a pensarse que estas cifras -por su magnitud- darán al traste (a travíés de una masiva revaluación) con la viabilidad del resto de los sectores económicos. Sin embargo, el claro consenso que quedó de este seminario es que ello no debe ser así­ necesariamente. Y que no estamos condenados por lo que algunos llaman con desesperanza "la maldición de los recursos naturales".

Si las grandes inversiones minero-energíéticas que se vislumbran (y que de suyo son una cosa buena para el paí­s) van acompañadas de una cuidadosa polí­tica fiscal y macroeconómica, se podrí­a evitar perfectamente la enfermedad holandesa en la economí­a colombiana.

Nótese que la mayorí­a de estas inversiones se localizarán en el sector petrolero y elíéctrico. Ambos frentes son cruciales. Y el paí­s no puede bajar la guardia en su desarrollo si queremos preservar la autosuficiencia energíética en los años venideros. Las inversiones proyectadas para el sector minero si bien son importantes, son sensiblemente menores que las que se estiman para la actividad petrolera y de generación y transmisión elíéctrica.

Que el paí­s avance -como debe hacerlo- hacia su equilibrio energíético sostenible, no debe significar que otros sectores como el cafíé, las flores, el resto de la agricultura transable, y la misma industria que compite con bienes importados, queden desprotegidos y avasallados por culpa de una apreciación agobiante del peso.

Pero para que esto no suceda -y se puedan compaginar los dos propósitos: sostenibilidad energíética y desarrollo equilibrado de los demás sectores- será indispensable que en los años venideros se mantenga una polí­tica fiscal y de gasto público austera; que genere equilibrios y aún superávit; y que nos dotemos (en lo cual ya está trabajando un grupo de expertos) de una regla fiscal que propicie el ahorro de las cuentas públicas, como ha logrado hacerlo Chile.

Y, en fin, que se comprenda que el mejor aliado que podemos encontrar para combatir los nubarrones revaluacionistas que tanto preocupan por razones internacionales (debilidad crónica del dólar) y por razones internas (grandes ingresos de divisas que se avizoran en el sector minero-energíético), son unas finanzas públicas austeras.
 


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...