Las cabras de Iberia
El pasado domingo estaba haciendo escala en el aeropuerto de Praga cuando leí en el periódico que Iberia había registrado en 2009 unas píérdidas netas de 273 millones de euros (casi 45.000 millones de las antiguas pesetas). Venía de Oslo con Czech Airlines, una compañía modesta de servicio muy correcto, puntualidad aceptable y un pequeño y sabroso catering gratuito en vuelo. Acabíé de hojear el diario para dirigirme a la zona de embarque, donde me di cuenta que era precisamente Iberia la compañía que me iba a llevar a Madrid.
Todo el mundo sabe que la altura deshidrata y que íése es el motivo por el que todas las aerolíneas ofrecen bebidas al pasaje. Que si ahora un poquito de zumo, que si en una hora algo de cafíé, que si despuíés otro poquito de agua... quíé les voy a contar. Iberia, tambiíén lo hace. Si pagas. "Quíé sí, que si te pones burro te dan un vaso de agua gratis", me comenta mi compañero de viaje, un ejecutivo con cerca de cuarenta vuelos al año.
Con más vergí¼enza que ganas, opto por ahorrarme la súplica a costa de pasar sed. La señora de la fila de delante decide darse una alegría previo pago de su importe: un vaso de vino español de Rioja (marca Antaño) con una rodaja de queso manchego (Don Bernardo) por casi nueve euros. Una azafata y un azafato le llevan el vino y un queso de calidad inferior al anunciado. La señora es extranjera y no habla español, pero no pica y protesta. "Es que no nos queda del queso que pone en el menú", reconoce, algo apurada, la asistente. "Ya, pero el que usted me ofrece es peor del que pone en la carta", replica la pasajera. "Mire, señora, es que no nos hemos subido la cabra al avión", interviene el azafato. Me parto.
Por no soltarle un exabrupto a tan gracioso tripulante, me centro en mi diario y topo con de nuevo con la noticia sobre las píérdidas de Iberia. "Hay que cambiar el modelo de negocio", dice el presidente de la aerolínea, Antonio Vázquez, que apunta hacia "el bajo coste" como la rueda a seguir. Y pienso que, al menos en ese vuelo, Iberia ya ofrece un servicio de bajo coste (más bien de grosero coste), aunque las tarifas sean las tradicionales.
Seguramente las píérdidas de Iberia se deban a grandes magnitudes vinculadas a la caída del consumo, al precio del petróleo y al cambio de hábitos de los pasajeros. Pero dudo que la calidad de la asistencia en vuelo (y su relación con el precio del billete) no sean relevantes. El avión llegó 55 minutos tarde a Barajas. Nadie dio una explicación.