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Autor Tema: Los ahorradores más conservadores sufren importantes píérdidas por la crisis  (Leído 411 veces)

Eguzki

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Los inversores en bolsa no han sido los principales perjudicados por el derrumbe de los mercados de la semana pasada. Cerca de 11 millones de españoles que tienen sus ahorros en fondos de inversión y planes de pensiones conservadores han sufrido importantes píérdidas con la caí­da de los precios de la deuda. Aunque estas píérdidas no son comparables a las de la renta variable, son más dolorosas por cuanto estos productos tienen como principal objetivo preservar el patrimonio y, en teorí­a, no deben perder dinero.

Estamos hablando de los fondos de inversión de renta fija a corto y largo plazo, mixtos y garantizados, que tienen un total de 3,65 millones de partí­cipes, según datos de Inverco al cierre de marzo. Los partí­cipes de los planes de pensiones con estos mismos perfiles alcanzan los 7,7 millones. Muchos de ellos están alarmados despuíés comprobar el valor liquidativo de sus productos al final de la semana pasada, incluyendo los de deuda a corto plazo (el bono español a dos años ha perdido todaví­a más que el activo a 10 años).

Las píérdidas en estos productos se derivan de que su cartera se compone en parte o en su totalidad de deuda pública española, que la semana pasada se hundió en precio con la consiguiente subida de su rentabilidad (precio y rendimiento se mueven a la inversa en los bonos). Al calcular el valor liquidativo, deben computarse estos bonos a su último valor de cotización e incorporar estas caí­das.  Por tanto, aquellos partí­cipes que quieran salirse asustados por la tormenta de los mercados o que simplemente necesiten el dinero tendrán que asumir minusvalí­as en su patrimonio.

Mención aparte merecen los garantizados. Estos productos, como su nombre indica, garantizan el capital invertido -y a veces una rentabilidad mí­nima- pero sólo a su vencimiento, que suele ser al cabo de varios años. Pero si el partí­cipe quiere salirse antes, además de pagar una comisión de reembolso por hacerlo, rescata el dinero al valor liquidativo de cada momento, con píérdidas si íéste ha bajado como en la actualidad. Los garantizados se construyen con la compra de bonos, normalmente de cupón cero (pagan los intereses al principio descontándolos del precio de compra) y con los intereses se compra una opción que permite replicar la rentabilidad del activo al que se referencian: acciones, í­ndices, bonos, materias primas, etc. Por tanto, una caí­da del precio de esos bonos hace caer su valor liquidativo.

La popularidad de estos productos siempre ha sido muy alta en nuestro paí­s por el perfile eminentemente conservador del ahorrador español y por su escasa cultura financiera. Pero además, muchos ahorradores que tení­an productos más agresivos -inmobiliarios y de bolsa principalmente- salieron escaldados de la crisis de 2008-2009 y redoblaron sus posiciones en activos de bajo riesgo. Y ahora se encuentran con que este riesgo no era tan bajo y que tambiíén han sufrido píérdidas.

"La crisis actual recuerda mucho a la de 1993, cuando la deuda tambiíén se hundió y muchos inversores se dieron cuenta de que la renta fija no es ni mucho menos tan fija", explica un analista financiero independiente. Los bonos conservan su valor si se mantienen en cartera hasta su vencimiento, pero si se venden antes debe hacerse al precio de mercado. Y los fondos, como se ha dicho, deben valorarlos a su cotización de cada momento.

¿Aguanto o me voy a un depósito?

¿Quíé se puede hacer despuíés del desastre? Los partí­cipes de estos fondos de inversión -no así­ los de los planes de pensiones, que están 'encadenados' hasta su jubilación salvo paro de larga duración o enfermedad grave- se plantean ahora si deben mantener sus posiciones o buscar otras alternativas. La más obvia son los depósitos, que ahora mismo ofrecen una rentabilidad muy interesante cercana al 4% por la guerra del pasivo que se ha desatado entre las entidades españolas. Estos productos, además, tienen la ventaja de que están cubiertos por el Fondo de Garantí­a de Depósitos hasta 100.000 euros si el banco o caja tuviera problemas.

La decisión no es fácil. Salirse ahora implica asumir píérdidas, pero nadie puede asegurar que íéstas se van a recuperar en un plazo razonable. Tal como está el mercado de nervioso, es de esperar que veamos más caí­das de los bonos españoles y del resto de paí­ses perifíéricos en los próximos dí­as o incluso semanas. Pero, aunque no las veamos, todo apunta a que la diferencia entre la deuda española y la alemana se va a mantener en niveles de entre 1 y 2 puntos porcentuales durante mucho tiempo y que no van a volver los diferenciales anteriores a esta crisis.

Además, la alternativa de los depósitos no es tan bonita como la pintan, porque normalmente exigen un capital mí­nimo y, en todos los casos, lo que las entidades llaman "vinculación", es decir, comprar más productos del banco o caja: domiciliar la nómina, suscribir un seguro o un plan de pensiones, hacerse una tarjeta de críédito, mantener un saldo mí­nimo en la cuenta... y a veces varias de estas condiciones al mismo tiempo.

Josíé Marí­a Concejo, de la gestora de Allianz, asegura que el año pasado se ganó mucho dinero con la renta fija y que este año tambiíén se va a ganar, pero hay que ser mucho más selectivo con los emisores: "Los fondos que están invertidos en deuda de Alemania o EEUU no se han visto afectados por la crisis", pone como ejemplo. Tambiíén señala que íél prefiere invertir en fondos, donde el dinero se encuentra fuera del banco o caja, que en depósitos, "que suponen darle el dinero a la entidad para que haga lo que quiera con íél".

En todo caso, los ahorradores deberí­an aprovechar la ocasión para aprender de los errores. "Lo más importante es siempre asesorarse bien y construir una cartera bien diversificada que se adapte a los objetivos y plazos de cada persona", explica Gadea de la Viuda, de Abante Asesores. La idea es no comprar los productos que le interesan al banco o caja en cada momento, sino los más adecuados para íél. El ejemplo que pone todo el mundo son los garantizados, en los que la gestora no hace nada una vez construida la estructura pero cobra comisiones de gestión todos los años como si lo hiciera. Un producto muy rentable para el banco y que ata durante años al partí­cipe, pero del que muy poca gente sale contenta.