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Autor Tema: "El mercado financiero se ha convertido en un casino"  (Leído 370 veces)

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"El mercado financiero se ha convertido en un casino"
« en: Julio 28, 2010, 08:33:57 am »
Muhammad Yunus: "El mercado financiero se ha convertido en un casino"

por Cristina Fontgivell en Expansión
 
Mientras la quiebra del banco de inversión neoyorquino Lehman Brothers arrastraba a las mayores entidades financieras del mundo a situaciones insostenibles, a escasos kilómetros de distancia, en el barrio de Queens, los clientes de la entidad de origen bengalí­ Grameen Bank devolví­an sus críéditos con un ratio de morosidad de tan sólo el 0,7%.

Esta realidad fue, para el Premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus (Chittagong, Bangladesh, 1940), la prueba definitiva de que “hay algo en el sistema que está funcionando horriblemente mal”. Por eso, ha readaptado el discurso económico que ha propugnado durante díécadas para tratar de impulsar un cambio económico en el momento de crisis actual.

Muhammad Yunus es el tercero de 14 hermanos, cinco de los cuales murieron durante su infancia. Estudió en la universidad bengalí­ de Dhaka y logró una beca Fulbright para cursar Economí­a en la Universidad de Vanderbilt (Estados Unidos). En 1972, se convirtió en el responsable del departamento de Economí­a de la Universidad de Chittagong y fue entonces cuando empezó a concebir la idea de crear un banco diferente, que en vez de prestar dinero a personas con ingresos estables y, en apariencia, plenas capacidades de devolución de estos críéditos, lo concediera a gente pobre. “Me sentí­a frustrado porque veí­a cómo teorí­as económicas brillantes no funcionaban en mi paí­s y la gente morí­a, no por epidemias, sino simplemente por hambre”, relata.

Balance
Su primera experiencia como banquero fue un príéstamo de 27 dólares (21 euros) a 42 personas. “Me preguntíé: si la gente puede considerar que soy un ángel con tan sólo 27 dólares, ¿quíé no podrí­a hacer con 27 más?”. Con este planteamiento creó Grameen Bank a finales de los setenta. Hoy, esta entidad presta dinero a ocho millones de personas, el 97% de las cuales son mujeres y el 98% de los microcríéditos que ha concedido desde sus inicios se han devuelto. “Grameen es la prueba de que puede haber un cambio en el sistema, hemos demostrado que funciona”, afirma ilusionado el economista, que recibió el Premio Nobel en 2006.

Receta anticrisis
Yunus no duda en asegurar que “la crisis financiera es una gran oportunidad para rediseñar el sistema”. Su apuesta pasa por dos grandes pilares. El primero consiste en crear una economí­a que incluya tambiíén a los más pobres. “El sector financiero actual está pensado para los más ricos, y esto deja fuera a la gran mayorí­a del planeta; los pobres tambiíén son capaces de devolver sus críéditos”. La segunda prioridad de Yunus pasa por crear un nuevo tipo de empresa, que no sólo priorice el beneficio económico, sino el bien social. “La teorí­a empresarial actual sólo establece una prioridad, hacer dinero, pero el ser humano tiene múltiples dimensiones, y hacer cosas desinteresadas tambiíén es una de sus necesidades”.

En este sentido, el premio Nobel explica que es imprescindible que el modelo empresarial actual conviva con otro de carácter social. Uno de sus proyectos en este ámbito es la creación de un puerto en Bangladesh gestionado por una empresa propiedad de mujeres pobres del paí­s.

Pese a su visión social de las empresas, Yunus adopta una fuerte postura liberal cuando se trata de separar al sector privado de los gobiernos. “Cuando una empresa o una entidad financiera tiene un problema, no puede dirigirse al gobierno; si debe caer, que caiga”, asegura el presidente de Grameen Bank. El economista no critica la labor de los gobiernos, sino la existencia de un sistema que permite a las empresas amasar grandes beneficios en tiempos de bonanza y acudir a las administraciones cuando tenga dificultades.

“Si quieres protegerte de eventuales crisis, tienes que hacerlo desde la vertiente empresarial, con herramientas de mercado para contribuir a tu propia seguridad”. Argumenta que “los gobiernos se han visto atrapados en esta situación, no han tenido opción de actuar de otra manera, porque si los bancos quiebran cae toda la economí­a y, naturalmente, se culparí­a al gobierno”. Lo que está claro, según Yunus, es que “no se puede ganar siempre, tanto en buenos, como en malos momentos, y si una empresa pide ayuda al Estado cuando está en apuros, debe contribuir con más recursos a las arcas del gobierno en íépocas de bonanza”.

Para regular esta situación, propone crear un organismo internacional alternativo a las Naciones Unidas. “Era necesario constituir una alianza como la ONU, en la que cada paí­s estuviera representado de forma equitativa, con un único asiento, pero es una organización díébil; no puede forzar a los paí­ses a actuar”, cuenta el ideólogo de los microcríéditos. “Además, la ONU representa a los gobiernos de los paí­ses, que están encabezados por burócratas cuyo trabajo es hablar, no actuar”. Considera que los ciudadanos son “más prácticos, más dinámicos, mientras que los gobiernos son más lentos por naturaleza”.

Yunus explica que la filosofí­a de Grameen Bank es hacer todo lo que hace la banca tradicional, pero al revíés. En este sentido, se dirige a gente pobre y, en concreto, a mujeres. “La pobreza existe porque algo falla en la forma en que hemos creado la sociedad” dice el Premio Nobel, quien alude a la comparación entre un árbol convencional y un bonsai: “Los dos son iguales, pero uno ha crecido en unas condiciones restrictivas que le impiden desarrollarse”.

 Grameen Bank instaló su primera oficina bancaria en Nueva York en 2008 y prepara nuevas aperturas en la ciudad
Para todos
Todos los niños de familias que han pedido microcríéditos a Grameen Bank van a la escuela, y la entidad ha concedido príéstamos para educación superior a 44.988 estudiantes. En su programa de ayudas para mendigos, Yunus propone que mientras íéstos van de puerta en puerta pidiendo dinero, aprovechen para tratar de vender cosas. Hasta 100.000 personas participan en esta actividad y el presidente de la entidad asegura que 18.000 mendigos han logrado dejar de pedir e iniciar una carrera profesional como vendedores.

El economista tambiíén se ha embarcado en diversos proyectos de responsabilidad social corporativa con multinacionales como Danone, Basf, Veolia y Adidas. Con la multinacional francesa del sector de la alimentación, colabora en una iniciativa para producir en Bangladesh un yogur de bajo coste y rico en nutrientes con el objetivo de alimentar a una población en la que el 50% de los niños sufre problemas de malnutrición. El proyecto consiste en la construcción de cincuenta plantas de producción de este tipo de yogur para abastecer a todo el paí­s.

La quí­mica alemana Basf ha fabricado una mosquitera impregnada con un compuesto especí­fico para alejar a los insectos que transmiten la malaria y el dengue. Grameen Bank ha colaborado con Adidas en la fabricación de calzado barato, imprescindible, según Yunus, para prevenir enfermedades que se contraen por los riesgos de caminar con los pies descalzos.

El estallido de la crisis financiera ha llevado a Grameen Bank a cruzar fronteras y a establecerse en enclaves que van desde China a Zimbabwe o Nueva York. Se instaló en la ciudad estadounidense en 2008 en Queens y ha abierto una segunda oficina en Brooklyn. “Si se cumplen las previsiones, este año nos instalaremos tambiíén en Harlem y en otras ciudades del paí­s, como Washington y San Francisco”, relata Muhammad Yunus. El economista cuenta que la experiencia estadounidense sirve para demostrar que su modelo bancario funciona en cualquier paí­s del mundo.

“España no es una excepción”, dice, aunque Grameen Bank no tenga presencia en el paí­s. Desde julio de 2009, la entidad especializada en microcríéditos desembolsó 1.266 millones de dólares (992,4 millones de euros) y prevíé repartir 1.403 millones en el conjunto de 2010. “La crisis ha hecho que los microcríéditos sean cada vez más importantes en economí­as desarrolladas; incluso los bancos y cajas más tradicionales se han sumado a la prestación de este tipo de servicios”, reconoce Muhammad Yunus.

Derecho al críédito
La constitución formal de Grameen Bank tuvo lugar en Bangladesh en 1983. El economista y profesor universitario Muhammad Yunus llevaba, por aquel entonces, casi una díécada concediendo de forma informal microcríéditos a mujeres y pobres de este paí­s asiático, impulsado por la creencia de que “el críédito es un derecho humano fundamental”. La propuesta de Grameen Bank desafiaba la teorí­a bancaria del momento y fue necesaria una reforma de la legislación del paí­s para que la entidad pudiera operar. El Gobierno bengalí­ tiene una participación minoritaria en el banco de microcríéditos.

El modelo implantado por Grameen Banks en Bangladesh y que está exportando ahora a los cinco continentes se basa en realizar príéstamos a grupos de cinco personas. Si uno de ellos es incapaz de devolver el críédito, todo el grupo perderá la posibilidad de obtener nuevos fondos. Esto incentiva la responsabilidad de cada uno de los miembros y ha llevado a la entidad a tener í­ndices de retorno de más del 95% desde su creación, pese a prestar dinero a personas que no pasarí­an los requesitos impuestos por las entidades bancarias tradicionales. Muhammad Yunus ha acudido a España para participar en el Foro Impulsa, organizado por la Fundación Prí­ncipe de Girona, y en unas jornadas de la escuela de negocios IESE en Barcelona.

Del gobierno único a una sola moneda para los 5 continentes
El mundo ideal de Muhammad Yunus está concebido con principios igualitarios que, en ocasiones, rozan la utopí­a. Una de sus prioridades es la creación de un gobierno global con una capacidad real para hacer que todos los paí­ses tengan una calidad de vida similar. Habrá una única moneda y el sol, el agua y el viento serán las principales fuentes energíéticas. Según Yunus, el mundo ideal tampoco tendrí­a pasaportes, y las telecomunicaciones básicas serí­an gratuitas para todos los usuarios, así­ como los medicamentos.

“Cada persona tendrí­a derecho a leer y escuchar cualquier contenido en su idioma, y la tecnologí­a permitirí­a la comunicación entre personas pese a que hablaran en distintas lenguas, explica el economista, que tambiíén plantea la necesidad de que “gente de nacionalidades y raí­ces distintas tengan la oportunidad de participar de igual forma en las grandes aventuras del ser humano y expandir los horizontes de su conocimiento”.

Por supuesto, en el universo ideal del premio Nobel de la Paz de 2006, no puede faltar la ausencia de guerras y conflictos violentos y, entre sus deseos, tambiíén se encuentra el desarrollo de la capacidad para predecir terremotos, ciclones y tsunamis. Como banquero, considera que, en el ámbito económico, es importante que la información de todas las cuentas bancarias en cualquier parte del planeta sean públicas y “el desequilibrio entre los ingresos de personas distintas será irrelevante porque cada uno tendrá lo que necesite”, concluye el economista en una alusión a un modelo económico con toques próximos a los principios comunistas.