Informatizando el pasado
Y es que las nuevas tecnologías han llamado por fin a las puertas de la Iglesia. Desde hace unos diez años existe un sitio web que remite a la página oficial del Vaticano:
http://anonym.to?http://www.vatican.va/ accesible en seis idiomas, incluido el español. La digitalización primero de las obras de arte de los Museos Vaticanos y luego de su biblioteca, intenta matar dos pájaros de un tiro: extiende la difusión cultural de sus tesoros a todo el mundo, y los preserva del paso del tiempo.
Ayudado por la empresa Hewlett-Packard, está digitalizando los archivos y tan sólo la biblioteca da víértigo: más de 150.000 manuscritos en todo tipo de soportes -papel, papiro, pergamino...-, 8.300 incunables de los 10.000 que existen en todo el mundo -de los cuales 65 son de pergamino-, 1.600.000 volúmenes impresos-antiguos y modernos-, 100.000 impresiones sueltas y 300.000 medallas y monedas.
En otras palabras, una biblioteca con 85 km de estanten'as entre salones, pasillos, armarios y librerías que contienen la mayor parte de los documentos oficiales de la Santa Sede desde 1198 y un archivo secreto con 40 km de estanten'as subterráneas. Dos autíénticas máquinas del tiempo.
Poco a poco van saliendo a la luz documentos esenciales para la historia del cristianismo y de la humanidad en general. Denominarlos "Archivos Secretos" empieza a ser un eufemismo, pues desde enero de 2006 pueden hojearse algunos de ellos en la citada página web. En una de sus secciones se puede ir a la información de su Biblioteca Apostólica Vaticana y en otra al Archivo Secreto donde se habla de sus on-genes, de su historia y hasta de su contenido. ¿De todo su contenido? Ahí está la clave y dinamos que su autíéntico secreto...
No son todos los que están, es evidente, pero los que están, calificados como "documentos de la historia", son verdaderas "joyas": el pergamino de absolución del papa Clemente a los superiores de los templarios de 1308, la carta autógrafa de Miguel íngel Buonarroti al obispo de Cesena de enero de 1550, las actas del proceso contra Galileo Galilei desde 1616 a 1633, la carta consistorial de Urbano VIII relativa a la canonización de Francisco Javier del 6 de agosto de 1623 o la bula Exsurge Domine de León X amenazando con la excomunión a Martín Lutero el 15 de junio de 1520.
En el Vaticano aseguran que ya no se usa el calificativo de "secreto", sino que prefieren usar la expresión "Archivo Central". Aún así, su consulta no estará abierta a todo el mundo, ya que sólo tendrán acceso al grueso de la documentación, como hasta ahora, los investigadores.
Un comentario recurrente es que en sus sótanos se guardan miles de reliquias y de documentos comprometedores sobre la Iglesia católica desde hace siglos cuyo contenido es top secret o, en el mejor de los casos, sólo se han dado a conocer con cuentagotas, reservándose lo más trascendente.
¿Será cierto? Sólo hay que fijarse en las reticencias para dará conocer el tercer secreto de Fátima o el casual hallazgo del acta exculpatoria de los templarios, por poner tan sólo dos ejemplos, para darnos cuenta de que lo que va saliendo a la luz es la punta del iceberg de los más de 40 km de estanten'as repletas de textos que representan 800 años de historia.