Por... Ramiro Velásquez Gómez
Suena a película barata y quizás lo sea, pero una de las maneras de comenzar a explorar otros mundos, es hacer solamente un viaje de ida. No hay retorno posible. ¿Se apuntaría? O, tambiíén, ¿a quiíén enviaría? Lo mejor: hay tiempo de decir adiós.
El señor George Bush, tal vez alentado por sus invasiones asiáticas, tambiíén ordenó a la Nasa apuntar baterías para conquistar el planeta rojo antes del primer cuarto de este siglo, desconociendo quizás que allá no hay petróleo. Pero la meta no está tan cercana en un mundo plagado de desastres económicos por la incapacidad humana de manejar sus propios recursos como debe ser.
Míster Obama replanteó las cosas, pero los científicos siguen soñando con ver salir el Sol tras el monte Olimpo, la mayor altura del Sistema Solar, tres veces el Everest.
Dirk Schulze-Makuch, profesor de la Universidad estatal de Washington, y Paul Davies, físico y cosmólogo de la de Arizona, se dejaron venir con un artículo, publicado en el Journal of Cosmology , en el que plantean la manera de reducir costos: que los viajeros sólo tengan tiquete de ida. Es decir, su regreso no estaría asegurado, pero podrían entrar al encabezado de un discurso presidencial agradeciíéndoles la noble gesta en pro de la humanidad.
Los mayores costos de un viaje así los demanda el regreso. Sacar a la gente del planeta y retornarla a casa.
El artículo tiene de realidad como de ficción, a lo Julio Verne. La misión de los viajeros sería establecer una base. Al comienzo los aprovisionarían naves, pero tendrían que ser autosuficientes luego: Marte posee algo de gravedad superficial, agua y dióxido de carbono y minerales. Además cavernas en las cuales podrían protegerse de la intensa radiación.
Para los dos autores, la idea, expuesta en diferentes círculos, ha recibido el ¡ohhh! de beneplácito de científicos, aunque se sabe que no es tarea sencilla. Para comenzar, ¿quiíénes viajarían? Schulze-Makuch se ofreció... pero cuando sus hijos crezcan un poco, quizás para explicarles que no volverán a estar con íél, aunque sí conectados por televisión, internet, facebook, twitter y todas las redes sociales extendidas. Redes espaciales.
¿Se le apuntaría? Mejor: ¿a quiíén recomendaría? Seguro sobrarán voluntarios para ofrecer. Quizás un bueno para poco, que a lo mejor en el ambiente árido del vecino planeta sí pueda brillar. Vaya uno a saber. O al que siempre hemos mirado o nos ha visto con recelo o nos hizo esto o aquello. ¿Acaso a Amíérica no llegaron exploradores españoles de todas las calañas, huyíéndole a su pasado criminal? O a ese jefe que se las sabe todas: que lo pruebe en otro mundo para que en verdad le creamos y lo reconozcamos. O, simplemente, gente muy abnegada.
Interesante propuesta la de los señores Dirk y Paul. Ahora, a conseguir sus correos, para enviarles la primera lista de exploradores marcianos. ¿A quiíén enviaría usted?
Y tal como un desconocido escribió en la tumba de la suegra fallecida, podríamos decir: Señor, recíbelos con la misma alegría con la que te los envío.
Menos mal hoy es viernes.