El destino, ¿Es algo prefabricado por seres o inteligencias superiores?
¿Una rueda inamovible que nos marca desde el nacimiento hasta la muerte? ¿Algo inexistente?
¿O simplemente el fruto de nuestras acciones diarias, nuestra propia responsavilidad ante la vida?
Hay quien dice que somos arquitectos de nuestro destino, pero otros opinan que nuestro destino está escrito y que nada podemos hacer por cambiarlo.
Personalmente creo que el equilibrio se encuentra justo en el punto medio, es decir, que una parte de nuestro destino ya está escrito en el libro de la vida, y que cada uno de nosotros somos responsables del resto.
El azar, la fortuna y el destino no hacen otra cosa que marcarnos senderos, líneas, caminos, puntos cruciales, pero el resto depende de nosotros, de la forma en que afrontemos las pautas de nuestra existencia.
Estamos sujetos a varios puntos cruciales en nuestra vida,como es el nacimiento, o el ambiente en que nos criamos, pero a parte de estos y otros puntos, contamos con el libre albedrío para escoger.
Nosotros somos los que escogemos nuestro destino, incluso antes de nacer ya sabemos más o menos cómo será el esquema de nuestro destino. Interiormente lo sabemos, aunque nos negamoa a reconocerlo. A menudo nos sentimos confundidos, perdidos, sin una luz que guíe nuestros pasos, de la misma manera que en otras ocasiones nos sentimos fuertes, confiados y seguros. Pero de una u otra manera, somos nosotros los que elegimos entre el bien y el mal, la actividad y la pasividad, la evolución o el estancamiento.
Nosotros somos los que decidimos seguir nuestro destino o alejarnos de la senda trazada,porque somos libres para elegir