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Autor Tema: ¿ES POSIBLE OTRA OPCIí“N AL SISTEMA ECONí“MICO ACTUAL?  (Leído 252 veces)

Orpheo

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La neutralidad del dinero ha sido objeto de discrepancia histórica entre los economistas. Hay quien pensaba que el dinero era neutral y otros pensaban lo contrario. Unos pensaban que las variaciones de la oferta monetaria no afecta a la evolución de las variables económicas y otros afirmamos que no sólo afecta a la economí­a real sino que además genera grandes distorsiones en la actividad productiva y acaba afectando de forma decisiva a la vida de los seres humanos. Es más, considero que un sistema económico asentado en un sistema bancario capaz de crear ingentes cantidades de dinero de la nada sin ahorro que lo respalde acaba convirtiendo a este último en decisivo de los acontecimientos suplantando así­ a la acción humana libre que deberí­a ser el verdadero motor de la economí­a.

 

Tengan ustedes por seguro que el dinero que están imprimiendo acabará en algún lugar y en algunos activos y esto permitirá que florezcan determinadas actividades económicas en torno al calor de este dinero y los receptores en primera instancia de este dinero volverán a obtener grandes beneficios a costa de los receptores en última instancia de ese mismo dinero a quienes les golpeará la ineficiencia generada por este cuando el críédito deje de fluir a esos lugares y a esos activos.

 

Hay un “chiste económico” que nos cuenta que los niños de Estados Unidos cada vez son más fuertes ya que cada vez son capaces de transportar más dólares de frutas en bolsas. Lógicamente no es que sean más fuertes, lo que sucede es que la píérdida de poder adquisitivo del dinero ó inflación es la fuerza en este caso. Nos hemos acostumbrado a vivir con inflación y lo peor, nos han acostumbrado.

 

¿Es posible otra opción?. Vamos a suponer un sistema económico asentado en un sistema bancario libre sin Bancos Centrales y con un coeficiente de reservas del 100% sobre los depósitos a la vista, es decir, un sistema bancario incapaz de crear dinero de la nada y por tanto, un sistema económico en el que el dinero realmente sea neutral. En este caso la prosperidad de la sociedad estará en manos de la acción humana libre y de la capacidad exclusiva que tenemos los seres humanos de CREAR conocimiento útil o tecnologí­a aplicada a los procesos productivos de bienes o servicios ó a nuevos productos.

 

Supongamos que en un determinado sector se desarrollan nuevas innovaciones tecnológicas que permiten incrementar la eficiencia y la productividad de este, esto permitirí­a crear un ahorro real y un incremento del poder adquisitivo en ese sector. Este ahorro a su vez podrá ser utilizado por Entidades financieras u otros vehí­culos de inversión para financiar nuevos proyectos de inversión que persigan nuevas innovaciones ya sean de proceso ó de producto haciendo extensible dicho avance a toda la sociedad, que verá incrementar progresivamente su ahorro, su poder adquisitivo y su prosperidad. Evidentemente la acción humana no podrá generar avances tecnológicos permanentemente y no podremos crecer de forma continuada, dependerá de nuestras propias capacidades. Habrí­a periodos de crecimiento y periodos de estabilidad-creadora, pero lo que no habrí­a serí­an ciclos económicos extremadamente volátiles a los que estamos acostumbrados impulsados por la expansión crediticia irresponsable y el consiguiente dolor para la sociedad civil (empresas y economí­as domíésticas).

 

Duele ver como en discusiones familiares o de amigos nos enfrentamos para defender al partido polí­tico de turno, duele ver como empresarios y sindicatos tres cuartos de lo mismo, duele ver como la sociedad civil se enfrenta. Son empresas y trabajadores los que estamos sufriendo. Mientras tanto, los causantes de estos desequilibrios, unos cuantos peldaños más arriba, encadenando burbujas crediticias y con ello encadenando y maniatando la acción humana libre destruyen la libertad a partir de la utilización del intrumento más sutil y poderoso que jamás se ha inventado para ello, el endeudamiento fácil respaldado por la nada y amparados en una falsa y perversa neolibertad.

 

No debemos olvidar que el ser humano no sólo tiene capacidad de crear, somos los únicos que tenemos verdadera capacidad de DESTRUIR. La restricción por tanto de la libre acción humana está en el respeto a la libertad de cada ser humano, de cada minorí­a absoluta y el respeto a las condiciones medioambientales que permiten que una semilla pueda germinar en la tierra y que podamos comer, respirar, beber agua limpia y clara, que podamos vivir. La gran restricción, por tanto, es el respeto a nosotros mismos, a todos y al maravilloso lugar en el que vivimos. Conviene tener permanentemente presente que estas condiciones medioambientales constituyen la condición necesaria para la propia vida y por tanto, para la prosperidad. La condición suficiente la aporta la libre acción humana. Prosperar a costa de destruir nuestro entorno no es prosperar, sencillamente es la mayor estupidez posible.

 

El propio Albert Einstein tuvo que recordarnos que lo único ilimitado que existe es la estupidez humana, desgraciadamente.

 

Lacartadelabolsa.com


En individuos, la locura es rara; en grupos, partidos, naciones y épocas, es la regla", Nietzsche.