España no toca fondo tras 3 años de crisis
por D. Gracia en Expansión
El paro roza los 5 millones de personas, la inflación drena el bolsillo de las familias y los indicadores básicos del consumo se tiñen de rojo.
playEn el instante en el que los duques de Cambrigde se daban el sí quiero, Financial Times, el diario británico de referencia en todo el mundo, dejó el enlace real en un segundo plano para llevar al primer titular el drama del desempleo en España. En ese mismo momento, un buen número de webs nacionales se deleitaba minuto a minuto con el cuento de hadas de Londres.
Sin duda, podría ser una metáfora de un país que quiere olvidar las penas de la crisis. O peor aún, que empieza a asumir como normal que, despuíés de tres años de crisis, la economía siga estancada y el paro se acerque al insólito número de 5 millones de personas.
La crudeza de los datos de paro, consumo e inflación del primer trimestre, entre otros, deslucen bastante el mensaje de recuperación lanzado por el Gobierno en 2011. La Encuesta de Población Activa (EPA) de ayer eleva el desempleo hasta los 4.910.200 personas y deja la tasa en el 21,3%. España tiene más parados que Francia e Italia juntas y prácticamente ha dilapidado el ciclo expansivo de los últimos quince años. La tasa de desempleo vuelve al nivel de 1997 y ataca principalmente a jóvenes (45% de paro) y trabajadores autónomos (59.300 menos entre enero y marzo).
La Seguridad Social perdió en el primer trimestre 200.000 cotizantes. “¿Cómo se mantiene un sistema de pensiones y de protección social cuando se destruye tanta ocupación?â€, se cuestiona Rafael Pampillón. El profesor del Instituto Empresa (IE) alerta de que el estancamiento de la demanda nacional y la “falta de críédito†están “demoliendo la economía españolaâ€, sobre todo, a las pequeñas y medianas empresas. “No hay críédito ni perspectivas de futuro. España ha pasado del octavo a duodíécimo puesto de grandes economías globales porque el resto camina más rápido que nosotrosâ€, explica.
Y alerta: “Ha sido un error no hacer coincidir las elecciones autonómicas y municipales con las generales. Los partidos que entren en los gobierno regionales no van a ser drásticos. Nos enfrentamos, por tanto, a otro año perdido, en el que nos jugaremos la inversión española aquí y en el exteriorâ€.
María Jesús Fernández, analista de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) considera que “no volveremos a tasas de expansión hasta dentro de mucho tiempo. Todavía queda mucho que digerir del boom, sobre todo, en la deuda privadaâ€. La actividad, continúa, “se mantiene gracias a las exportaciones y el turismoâ€. Sin embargo, la demanda interna, es decir, el consumo y la inversión, “sigue muy díébilâ€, remarca.
Que la maquinaria interna se encienda de nuevo es vital. Pero pocos signos apuntan en esa dirección. El desempleo es una losa para la riqueza, el consumo y la confianza de las familias. Por si fuera poco, el encarecimiento de los carburantes y los alimentos han empujado la inflación hasta el 3,8% en abril, un nivel iníédito desde octubre de 2008 y lastra más, si cabe, el bolsillo de los ciudadanos.
El resultado de todo ello ya ser percibe: la facturación del comercio minorista (un pulsómetro de la demanda) cayó un 5,8% en el primer trimestre, según el INE. Tambiíén está en números rojos el consumo de energía,el de cemento, las matriculaciones o las ventas de grandes empresas.
La principal incógnita es si con este nivel tan plano de actividad, España será capaz de cumplir el programa de estabilidad prometido a Bruselas. Esta semana, algunos consejeros autonómicos cargaban contra la “irrealidad†de las previsiones de la vicepresidenta Salgado. El Ministerio de Economía es el único que vislumbra un crecimiento por encima del 2% para el próximo año. Si no es así y la maquinaria de ingresos fiscales no se enciende, los planes B revuelan en el horizonte.
“Un círculo más vicioso que virtuosoâ€
La foto fija de la economía española no deja de resultar dura. “El ciclo de desempleo, consumo, inflación y díéficit es más vicioso que virtuosoâ€, reconoce Josíé María Romero, analista de Equipo Económico. Pese a todo, insta a poner un “apunte de optimismo†en este escenario y valorar las “muchas cualidades†de la economía española.
María Jesús Fernández, de Funcas, recuerda que los indicadores de actividad industrial y de servicios “no son tan malosâ€, gracias al comercio exterior y el turismo, beneficiado este último por los conflictos en el norte de ífrica. De hecho, pese a la emergencia de grandes potencias globales, España ha mantenido su cuota de mercado internacional gracias un grupo de empresas muy competitivas. El problema es que el “sector exterior tiene muy poco peso en la industria y la economía españolaâ€.
De hecho, sólo unas 100.000 empresas exportan, de las cuales, tan sólo 40.000 poseen una experiencia internacional de, al menos, cuatro años, según datos del ICEX. A corto plazo, por tanto, el sector exterior no puede aportar mucho más de lo que ya está haciendo. Por eso, Romero demanda un “esfuerzo de las Administracionesâ€.
En su opinión, “se ha demostrado en otras ocasiones que cuando se conjuga la estabilidad macroeconómica, con la fiscal y la apertura exterior la economía española crece y genera empleoâ€. El primer paso, por tanto, es un ajuste más “creíble†del díéficit público. “No puede ser que las Administraciones requieran el doble de financiación externa que el resto de la economía. O que el críédito estíé creciendo para el sector público mientras sigue congelado para empresas y familiasâ€, sentencia Romero.
La atención internacional, por suerte para la zona del euro, se ha desviado hacia el Norte de ífrica. Pero un recrudecimiento de la crisis de deuda griega o las materias primas podría poner de nuevo en la picota a España.