El Zorro y la Clave Bursátil Checa
La yenka bursátil seguía y el Zorro ya le estaba cogiendo el tranquillo e incluso estaba pensando seriamente en presentarse a “Mira quien bailaâ€.
La prensa económica seguía prestándole más atención al Ibex que a los demás valores, en el Bosque muchos pensaban que estaban vendidos a la publicidad que generaban las grandes empresas. Otros, sin embargo creían que esto solo era vagancia analítica. Fuese lo que fuese, a valores como Urbar Ingenieros, que ya llevaba en tan solo 20 días una revalorización del 42 %, ni se les nombraba, no fuese a ser que los lectores del periódico se hiciesen ricos y dejasen de comprar los papeles salmón. Y de Fersa Energías Renovables, tampoco nada, como solo lleva un 45 %, ¿para quíé...?. En fin, ¡cosas de los “expertosâ€!.
El Zorro había vuelto rejuvenecido de su aventura brigantina. Creía haber resuelto lo de “Blowin´ in the wind†y reestructuró su cartera siguiendo esa corazonada. ¡Tiempo habría de cambiar!.
En cuestión de semanas algo surgió:
¡Una oferta para viajar a Praga!. ¡Tan sólo 620 euros por una semana en el Novotel de la calle Katerinska!. El raposo ni se lo pensó, en cuestión de 6 días ya estaba en el avión rumbo a la Republica Checa.
Al otro día desayunando en el jardín del Novotel el Zorro estaba leyendo el Financial Times, cuando un camarero llamado Karel le dijo en un español bastante aceptable:
- Karel: ¿A usted le interesa la Bolsa?
- Zorro: Si, es una de mis pasiones. ¿Por quíé lo pregunta?, ¿tienen Bolsa aquí?
- Karel: ¡Claro, la Bolsa de Praga!. Un pariente mio muy lejano llamado Andríé, es quien más sabe de Bolsa. í‰l tiene la clave para invertir con íéxito.
- Zorro: ¿Me lo puedes presentar?
- Karel: No, no vive en Praga, -
- Zorro: Entonces...........¿cómo puedo localizarlo?.
- Karel: En esta íépoca suele estar en Karlovy Vary. Si tiene suerte, allí lo encontrará
- Zorro: ¿En que parte?
- Karel: Tambiíén lo ignoro. Es de creencias ortodoxas, indague en la Iglesia de San Pedro y Pablo.
El Zorro sacó su billetera, cogió un billete de 50 euros y se lo ofreció a Karel.
- Karel: Muchas gracias.
- Zorro: Gracias a ti.
En la oficina más cercana –unos cien metros- del Oberbank Ag, el Zorro cambió sus preciados euros por coronas checas -1 euro x 27´77 coronas- y se dispuso a coger el autobús para la localidad del oeste de Bohemia.
El autobús salió a las 9 de la mañana y despuíés de casi dos horas de viaje llegó a Karlovy Vary
Karlovy Vary a 120 kilómetros de Praga, es una de las ciudades balneario más famosas del mundo. Fue fundada por el Rey Carlos IV, sin duda el mejor mandatario de la historia checa, en el año 1350. Tiene más de cien fuentes termales de distintos efectos curativos, -enfermedades relacionadas con el metabolismo, aparato digestivo, hígado, diabetes... - de las cuales se explotan actualmente unas doce.
La leyenda dice que la primera fuente fue descubierta por el Rey Carlos IV en un día de caza, de ahí el nombre: Karlovy Vary o “Fuente de Carlosâ€.
La ciudad es visita obligada y centro cultural y social. El lujo campa por doquier y el valle es de mucha belleza tanto natural como arquitectónica. Karlovy Vary es tambiíén conocida por su licor estomacal de sabor amargo-dulce llamado Karlovarská Becherovka de secreta receta, las obleas, sus famosas porcelanas, el bellísimo cristal Moser o cristal de los Reyes –una variante del conocido cristal de Bohemia- el agua mineral Mattoni, sus festivales de cine y musica....... Es el Mónaco checo, la Cannes de la Europa interior, sin mar, claro.
El Zorro fue recorriendo la ciudad, disfrutando del bello espectáculo. Sus pasos lo dirigían firmemente, pero sin prisas, a la Iglesia Ortodoxa de San Pedro y Pablo.
Siguiendo el plano subió las muy empinadas calles, torció a la derecha y entró en el templo:
A la izquierda de la entrada, su atención se centró en un puesto de velas y recuerdos atendido por una Señora. Se acercó, pidió tres velas, pagó dejando una buena propina y preguntó por Andríé:
- Zorro: ¿Andríé?
- Señora: Está en el Savoy Westend Hotel situado en la calle Petra Velikíého 583/16 .
El Zorro agradeció la información, encendió las velas realizó una petición y se dirigió al casualmente cercano Hotel.
En recepción preguntó:
- Zorro: Buenos días, ¿Mister Andríé?.
El recepcionista lo miró de arriba abajo, cogió un telíéfono, marcó un número y habló en checo ¿......................?. Colgó y le dijo:
- Recepcionista: Está en el jardín, pero no se si podrá recibirlo.
Una especial y feliz energía recorrió el cerebro del Zorro e interiormente una frase surgió: ¡Por fin!.
Dio las gracias y todo decidido se dirigió al jardín.
Sus ojos escanearon a gran velocidad cada milímetro de aquel bello y tranquilo rincón.
Un Humano de muy avanzada edad sentado bajo una gran sombrilla blanca le llamó la atención. Estaba leyendo el Financial Times y la intuición le decía al raposo que era íél. Su corazón estaba desbocado, respiró profundamente y se acercó:
- Zorro: ¡Buenos días!. ¿Andríé?
- Andríé: ¿Quiíén le busca?
- Zorro: Un pequeño inversor de los Bosques de España.
- Andríé: ¿Para quíé?
- Zorro: ¿Es usted, no?
- Andríé: Así es, lo soy. ¿Quíé necesitas de este viejo?.
- Zorro: Su experiencia, su sabiduría. Busco la respuesta bursátil, el secreto para saber invertir con íéxito, ¡la clave de la Bolsa!.
- Andríé: La respuesta está en el viento.
- Zorro: ¿La respuesta está en el viento?.... ¡â€Blowin´ in the windâ€!
Algo elíéctrico recorrió el espinazo del raposo. ¡Nuevamente aquella clave!. ¡Pero no la había descifrado!. Al parecer aún quedaba mucho que resolver:
- Zorro: Es la segunda vez que buscando la clave bursátil, oigo lo mismo: “Está en el vientoâ€. Creía tenerlo resuelto, pero veo que falta algo, ¿el quíé?. ¿A quíé se refiere con la respuesta está en el viento?. ¿Acaso a la famosa canción de Bob Dylan?
El viejo inversor sonrió una vez, dos.......... y rompió en carcajada:
- Andríé: Ja, ja, ja, Es lo más divertido que he oído en años, Ja, ja, ja.
El Zorro se sintió defraudado, aquel hombre ya estaba chocho y no sacaría nada en limpio. Ya claudicaba y se disponía a irse cuando Andríé habló:
- Andríé: ¡Espera novato!. Este es el secreto.
El raposo miró expectante. El viejo inversor sacó una moneda de oro del bolsillo derecho de su chaqueta, la puso en la mano izquierda y con la derecha cogió el Financial Times, lanzándolos al aire al mismo tiempo. La moneda de oro cayó prácticamente en el mismo sitio y a las hojas del periódico se las llevó el viento alejándolas bastantes metros.
Un camarero del Savoy y el asistente de Andríé corrían detrás de los papeles, mientras íél sonreía y enseñaba al Zorro la moneda de oro.
- Andríé: ¿Lo has visto?
- Zorro: ¿El quíé?.
- Andríé: Vive Dios que eres novato y ciego. ¡Cuánto tienes que aprender!
- Zorro. Para eso estoy aquí. ¡Para aprender!. ¡Ensíéñeme Andríé!.
- Andríé: Está bien, está bien........ Esta es la clave: ¿Has visto como esos dos corrían detrás de las hojas de periódico que se llevaba el viento?.
- Zorro: Si, lo he visto............
- Andríé: Pues bien, de igual forma algunos corren en las Bolsas detrás del papel. Mi asistente y el camarero no sabían que el periódico era de ayer y por lo tanto que no valía nada. Como desconocían el valor, creían que algo importante se lo llevaba el viento, pero no era así. En las Bolsas pasa lo mismo, algunos corren y corren detrás de un papel que no vale nada. Ese es su comportamiento hasta que se dan cuenta de cual es su valor, entonces corren detrás del oro.
Cuando todo esto ocurra, procura tener la moneda de oro en tu mano y que las hojas del periódico estíén en manos de los demás. El oro siempre es el oro y por mucho que sople el viento, nunca se escapará de tu control.
El gran inversor checo le mostraba la moneda de oro sonriendo.
Un poderoso fogonazo iluminó el siempre astuto cerebro del cánido. ¡Aquello era “Blowin´in the windâ€!. ¡Aquella era la famosa clave bursátil checa!. ¡Aquella era la más interesante conversación sobre la Bolsa que había tenido nunca!.
- Zorro:¡ Muchas gracias!, ahora lo he entendido.
Andríé sonrió complacido y lo invitó a comer en el Savoy. Una deliciosa comida y una más que genial y esclarecedora conversación distrajeron al español hasta la salida de su autobús a las cinco de la tarde.
Un poco antes de las cinco se despidió del maestro inversor:
- Zorro: Le vuelvo a reiterar las gracias Andríé, sin lugar a dudas me ha ayudado mucho. Ha sido un placer y un privilegio conocerlo. ¡Nunca olvidaríé sus enseñanzas!.
- Andríé: Ve con Dios Zorro y hazte rico, en Bolsa se puede hacer uno rico. ¿Lo sabes, verdad?
- Zorro: Si, lo se.
Reservados todos los derechos.