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O Rei ya puede respirar tranquilo. Su legado por fin está en buenas manos. 48 años despuíés de la última Libertadores, el Santos de Neymar recuperó el cetro sudamericano. Los tantos del crack brasileño y de Danilo premiaron el mejor juego de los 'peixes' ante un Peñarol honorable que peleó hasta el último suspiro.
Fue la Libertadores en su máxima expresión. La presencia de dos históricos eran garantía más que suficiente. Aquellos cara a cara de Pelíé y Alberto Spencer se trasladaron a la íépoca moderna, al hoy, para ver a los Neymar, Ganso, Martinuccio y compañía. Salvando las distancias, el estadio Pacaembu tuvo su particular 'revival' de aquellas mágicas noches.
¿Y Neymar? ¿Es de verdad el verdadero sucesor de Pelíé?, O Rei y su ego lo explicaron a la perfección al final del partido: "Aún tiene que hacer 1283 goles con esta camiseta". Pues eso, que el joven talento brasileño, a sus 19 años, enamora con su juego, dio la talla en el partido decisivo y está llamado a ser uno de los futbolistas de las próximas díécadas, pero de ahí a ser el nuevo Pelíé hay un largo camino.
Cumplió, sí, y abrió el camino hacia el triunfo marcando el primer gol, pero no fue el mejor. Ganso se llevó los honores. Puso el ritmo al partido, dominó los tiempos y jamás se equivocó en la toma de decisiones. Bajo su tutela, el Santos se sintió abrigado y a salvo. Con Neymar, se vio atrevido y desafiante.
La calidad y los recursos hacían pensar en este final. Todos lo habrían firmado, de no ser porque enfrente estaba Peñarol. Orgullo 'manya' que, aún perdiendo, aumentó su infinita historia. Desfalleció en el intento y fue capaz de poner un nudo en la garganta de los 'peixes' cuando ya se veían con la copa.
El partido, por cierto, fue más parejo de lo que muchos se imaginaban. El entramado defensivo de los 'carboneros' ahogó al Santos en el primer tiempo. Apenas un par de disparos de Elano como bagaje ofensivo. El inconveniente es que ahí se dejaron todas sus energías los hombres de Diego Aguirre. Y sino que se lo digan a Martinuccio, huíérfano de un socio para buscarse la vida.
El partido iba hacia donde quería Peñarol, que se desenvuelve como nadie en los partidos de entrega e intensidad. Llevaba ese camino hasta que Neymar encontró una bifurcación. Una gran jugada de Arouca le permitió sacar un latigazo que batió a Sosa, hoy menos infalible que de costumbre. Abierto el marcador, hecha la trampa.
El aguante 'manya'
A Peñarol no le quedó otra que arriesgar y ahí es donde brilla este Santos. Con espacios, Neymar ofreció su mejor versión y adornó la final con sus gambetas y otras florituras. Danilo, en jugada personal, acercó aún más un título que, de no ser por Ze Eduardo, el Santos habría ganado con media hora de adelanto.
Apareció entonces la garra de Peñarol, capaz de recortar distancias con un gol en propia puerta de Durval a diez minutos del final. Fiel a su estilo de caer luchando. Nada se le puede reprochar a los 'manyas'. Enfrente estaba el Santos campeón y una estrella con cresta de gallo que despertó con su canto a un gigante dormido durante 48 años.
