ZORRISES VUELVE A ITACAAño 2008 A.D.. Esquilmada la Bolsa de Troya, el astuto guerrero bursátil Zorrises contaba su botín y preparaba la vuelta a su amada Itaca.
Una mar en calma con unas bellas e inigualables aguas azules invitaba a la travesía.
La famosa Bolsa Troyana había quedado prácticamente arrasada, las gangas habían desaparecido y tan solo algunos griegos insaciables, buscaban entre las cenizas algo más que llevar.
El Rey de Itaca contaba los cofres de oro:
- Zorrises: Veinte, treinta............... ¡Setenta!.¡No está mal!. ¡Al final ha merecido la pena!.¡Tengo quíé asegurar bien esto!.
El acaudalado guerrero bursátil no quería que se perdiera ni una moneda de oro. Dio las ordenes oportunas a su tripulación y tomó las medidas necesarias para que nada valioso se extraviara.
Así quedó la Bolsa de TroyaEl triunfador pidió al Dios de la Bolsa, Bolseidón, una criatura
para sacrificar en su honor y agradecerle sus favores en las batallas bursátiles. El Dios del Olimpo Bursátil le envió un hermoso Buey. Zorrises quedó prendado de su perfección y le dio pena matarlo:
- Zorrises: Una criatura tan bella no merece ser sacrificada. Y como soy vegetariano no aprovecharíé su carne. Mejor cojo una piel de vaca y un tomate y simulo un sacrificio.
Se dispuso todo para la ceremonia y el griego sacrificó el tomate apuñalándolo con decisión. Manchando con su pulpa la piel de vaca, simulando así un inexistente sacrificio.
Más el Dios Bolseidón se percató del engaño y decidió descargar toda su furia sobre el Rey del paraíso griego:
- Bolseidón: ¡Así me paga sus cuantiosas ganancias en estos años de Bolsa alcista!, ¡vera la que le espera!. Haríé que su nave pierda el rumbo y no retorne jamás a Itaca.
Ignorantes de los planes de Bolseidón y tras cinco años de favorable lucha bursátil, por fin la nave griega partía, alejándose lentamente de las costas de la hoy Turkia:
- Zorrises: Remad, remad con fuerza.
- Tripulante 1: Venga, venga. A la una, a las dos..... Remad, remad.........
- Zorrises: Desplegad esas velas, que el viento nos lleve a casa.
- Tripulante 2: ¡Eres grande Zorrises!, un gran día para volver y un gran tesoro el que llevamos. ¡Eres el verdadero híéroe de la Bolsa de Troya!.
- Zorrises: ¡Gracias!, pero rema, rema con fuerza, ayudemos al viento para que esta travesía se acorte y podamos disfrutar del botín en nuestra patria.
- Tripulante 3: Así será Zorrises. Sabio Rey de Itaca,
En cada pasajero de aquella nave griega podía verse una sonrisa de satisfacción, ya que tras una larga ausencia volvían con un gran fortuna, volvían con los suyos, ¡volvían a la mítica y bella Isla de Itaca!.
La embarcación oscilaba suavemente entre las dóciles olas de una mar favorable. La brisa era dulce y cálida, pero suficiente para ir empujando hacia su destino a los guerreros griegos.
El Rey de Itaca comprobó que todo estaba en regla y bajó a su camarote:
- Zorrises: Despuíés de los gastos de rigor y como no pago impuestos por ser el Rey, debo invertir parte de este botín en algo productivo. Naves de distintas patrias llegan continuamente a Itaca y sería bueno construir un complejo turístico para darles cobijo y venderles productos de la isla. ¡Creo que eso tiene futuro, habrá que estudiarlo detenidamente al llegar a casa!.
Pero Bolseidón cumplió su promesa y la nave no encontraba el rumbo buscado:
-Tripulante 2: Valeroso Rey nos estamos alejando cada vez más de nuestra añorada patria, estamos perdidos en los Mares del Dinero.
- Zorrises: La Diosa Atenea me ha advertido de un gran peligro: Bolseidón está ofendido por cambiar la ofrenda, nos hará deambular por los mares y lanzará sobre nosotros impredecibles peligros.
- Tripulante 3: El peligro acecha Zorrises, la corriente nos lleva hacia la Isla de las Sirenas, dicen que nadie sale vivo de esas aguas. La Sirenas atraen con sus cantos a los marineros y los devoran a ellos y a su oro.
Efectivamente, la nave era guiada por el Dios Bolseidón hacia un peligroso destino: la Isla de las Sirenas, entre el Golfo de Escila y el estrecho de Caribdis.
El bravo guerrero bursátil ordenó a todos sus tripulantes taponarse sus oídos con cera y pidió que lo atasen al palo mayor con fuertes ligaduras, dando ordenes concisas de que nadie lo liberara si lo pedía, rogaba u ordenaba. ¡E incluso dejo dicho que lo amarrasen con más fuerza si intentaba desatarse!.
Al poco de avistar la isla de la Sirenas, sus cantos comenzaron a tentar a los griegos:
- Sirena l: ¡Zorrrisseees, veeennnn!, ¡te vas a perder lo mejor de la Bolsa!.
- Sirena 2: ¡Jazztel va a multiplicar por 100.......!
- Sirena 3: ¡Hódar dice que el 2007 pinta muy bieeeeennnnnn.............!
- Sirena l: Epaaa Zorrises, te está esperando mucho oro en los mercados, ¡vuelve a invertiiiirrrrrrr........!
- Sirena 2: ¡Vuelve a los mercado figura!, ¡hay mucho oro que ganaaaaar!.
- Sirena 3: ¡NH va a ser opado por Ortega, tenía que decírtelooooooo.......!
- Sirena 1: ¡El PER es más bajo que en el año 2000......!.
- Sirena 2: ¡Vuelve Zorrises.........!, ¡aprueban el Yondeliiiis!.
- Sirena 3: ¡Reno de Medici triplica, Zorrises!, ¿te lo vas a perderrrrrr?
El experto guerrero bursátil ordenaba a gritos desesperados a una sorda tripulación:
- Zorrises: ¡Soltadme!, ¡soltadme!, ¡os lo ordeno!. ¡Obedeced a vuestro Rey!. ¡Quiero comprar!, ¡tengo que comprar!!. ¡Soltadme!, ¡os haríé azotar!.
Un tripulante vio al híéroe de Troya gesticular desesperadamente y cogiendo otra soga, lo aseguró fuertemente para que no se soltase.
La mente del triunfador de Troya estaba totalmente entregada, confusa, desesperada y ordenaba a su cuerpo que se librará de las ataduras. ¡Pero todo aquel forcejeo era inútil!, ¡estaba bien amarrado!.
Las Sirenas seguían tentando al Rey de Itaca:
- Sirena 1: Zorriseeeeesssss, vuelve a invertiiiiir.............
- Sirena 2: Con los warrants te forraraaássssssssss........
- Sirena 3: El Ibex 35 subirá al 18000...............
- Sirena 1: Zorriseeeeesssss, podrás volver á duplicar tu fortuna, vuelveeeeee.....!
- Sirena 2: Las cuentas a plazo dan poco, ¡multiplica tu oro en la Bolsa!, ¡vuelve Zorriseeeessss..!
- Sirena 3: ¡Sáez del Castillo dice que hasta el 16800 figura no hay peligro, que todo es simetría!. ¡Veeeeeennnnnnn Zorrises, vuelve a los mercadooooosssss!.....................
- Sirena 1: Zorriseeeessss........ ¡en los futuros está el oro!, el DAX, el CAC, el DOWN JONES..., ¡veeeeen ....!
- Sirena 2: ¡Barato, barato......!
Horas despuíés, atravesado el estrecho de Caribdis, quedaba atrás la Isla de las Sirenas.
Un tripulante liberó a su Rey y le dijo:
- Tripulante 1: ¡De buena te has librado amado Rey!, si te hubiíésemos oído y obedecido, ¡se hubiesen perdido todos los tesoros que ganamos en años de luchas bursátiles!.
- Zorrises: Es verdad, pero aquellas voces tan sugestivas..., aquellas imágenes de naves y naves llenas de oro.........¡Era todo tan real......!. ¡Ahora entiendo la leyenda de los cantos de las Sirenas y porque devoran el oro y a sus dueños!.
La nave siguió su Odisea hasta que una gran tormenta, fruto de la venganza de Bolseidón, la hizo zozobrar, Salvándose milagrosamente el monarca griego.
Meses despuíés, con la ayuda de un Rey amigo, Zorrises volvió a Itaca.
Isla de ItacaNada más arribar a puerto, Zorrises fue al encuentro de su querida Peníélope:
- Peníélope: Amado Zorrises, ¡mi Rey!. ¡Bienvenido a Itaca!. Noticias de allende los mares nos traían malos presagios sobre vuestras vidas, pero gracias a la Diosa Atenea por fin estás entre nosotros. ¡No podría imaginar mayor dicha!.
- Zorrises: Mi bella Peníélope, mi adorada y añorada esposa, ¡feliz me encuentro de estar a tu lado!.
- Peníélope: ¿Es verdad lo que cuentan mi Rey, sobre que lo hemos perdido todo en el viaje de vuelta?.
El astuto griego metió la mano entre su túnica y sacó un tubo metálico de unos 30 centímetros, mostrando unos documentos a su amada:
- Zorrises: ¡No!, faltó poco es verdad, pero los Dioses me iluminaron y puse todo a buen recaudo. Dicen que la historia se repite, pero me he asegurado que no fuese así. Metí todo el oro en un banco y aseguríé la nave a todo riesgo.
¡Somos ricos Peníélope, podrás seguir viviendo como tal Reina que eres!.
- Peníélope: ¡Ufffff......!, ¡quíé peso me sacáis de encima amado esposo!. Ya creía que tendría que renunciar a la peluquería y las vacaciones en Paris.
- Zorrises: ¡Nada de eso habrá!.
¡Gasta mujer, gasta con alegría!.
La pobreza con nosotros nada podrá,
¡somos ricos Reina mía!.
- Peníélope: En ti está la sabiduría de Ulises y la astucia del Zorro. ¡Quíé bien hice en desposarme contigo!.
Zorrises ingresó el cheque en el Itacus Bank al día siguiente, cobró el seguro y se dispuso a disfrutar su tesoro. ¡Tiempo habría para más luchas!, una temporada disfrutando de sus ganancias en las guerras bursátiles y aquel proyecto turístico en Itaca, lo tendrían ocupado hasta la próxima contienda bursátil.
Siglos más tarde, el arqueólogo alemán Schliemann demostraría que todo, o casi todo, de lo aquí dicho, fue verdad.
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