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Autor Tema: Roubini: Cómo mitigar una recaí­da en la recesión  (Leído 256 veces)

Eguzki

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Roubini: Cómo mitigar una recaí­da en la recesión
« en: Septiembre 19, 2011, 08:06:11 am »
Los mercados, tanto de paí­ses desarrollados como emergentes, están abocados a un frenazo importante del crecimiento; de hecho, las economí­as avanzadas ya están casi en crecimiento plano.


El riesgo no es sólo de una leve recaí­da, sino más bien de otra recesión grave que podrí­a conducirnos a una depresión económica y una grave crisis financiera en la mayorí­a de economí­as avanzadas.

La contracción que se avecina podrí­a ser más grave que la de 2007-09 por varios motivos. El primero, que en aquel momento los problemas se limitaban a la deuda del sector privado, que ahora se ha extendido al público. Además, al contrario que en 2007-2009, la munición monetaria y fiscal ya se ha disparado. En aquel periodo, los gobiernos podí­an inyectar capital a los bancos, mientras que ahora el riesgo soberano se ha convertido en bancario, ya que la mayorí­a de bonos de paí­ses con un pie en la insolvencia están en manos de los bancos, sobre todo en Europa. Por otro lado, en 2007-2009 los legisladores reaccionaron rápidamente, mientras que ahora se titubea, ya que existe la creencia equivocada de que no se va a producir una recaí­da.

¿Quíé se puede hacer para suavizar la caí­da en la contracción económica, que cada vez se hace más probable?

Austeridad y estí­mulos
La austeridad fiscal, aunque necesaria, tiene un efecto negativo, ya que aumentar los impuestos y reducir los subsidios y el gasto público puede ser contraproducente para la demanda agregada y los ingresos disponibles. Si los paí­ses de la periferia de la eurozona se ven obligados a implementar austeridad fiscal, otros paí­ses que pueden proporcionar un estí­mulo a corto plazo deberí­an hacerlo y posponer la austeridad.

Esto incluye a EEUU, Reino Unido, Alemania y el núcleo de la eurozona, Japón y otras economí­as avanzadas. Deberí­an crearse bancos infraestructurales y capitalizarlos para que proporcionen financiación para proyectos públicos (en forma de sociedad público-privada, por ejemplo).

En la periferia, los efectos de esa austeridad en el crecimiento a corto plazo serí­an graves, lo que confirman los últimos informes de Grecia, España y Portugal. Retrasar la austeridad fiscal podrí­a ser conveniente. Los proyectos infraestructurales financiados a nivel europeo podrí­an ayudar a restablecer el crecimiento en la periferia.

Facilitar el críédito
El BCE debe dar marcha atrás en su decisión cabezota de aumentar los tipos, que provocó problemas en la periferia de la eurozona. La Fed deberí­a lanzar otro QE3 en el tercer trimestre y el Banco de Inglaterra deberí­a hacer lo propio, debido a los picos y bajadas de la inflación. Lo mismo para el Banco de Japón y el Banco Nacional Ssuizo.

Muy pronto, la inflación será lo que menos preocupe a los bancos centrales, ya que una nueva bajada de los precios de bienes, trabajo, mercado inmobiliario y materias primas conllevará una bajada de la inflación (o, más bien, deflación).

En vez de seguir los míétodos tradicionales, los bancos centrales tienen que recurrir a las facilidades de críédito; por ejemplo, los bancos pueden adquirir reclamos privados, que se sitúan a un nivel superior a los bonos del Estado en la cadena crediticia.

Proporcionar liquidez
Es necesario proporcionar grandes cantidades de liquidez a gobiernos y entidades del sector privado que no tengan liquidez pero sean solventes, y así­ evitar el aumento de la compra-venta simultánea de futuros y la píérdida de acceso a los mercados, que convertirí­a la falta de liquidez en insolvencia. Los gobiernos necesitarán tiempo para recobrar su credibilidad y, hasta entonces, los mercados seguirán presionando sobre los futuros.

La situación es crí­tica para España e Italia, demasiado grandes para caer, pero tambiíén demasiado grandes para ser salvadas. Incluso si las modificaciones que se han propuesto para el Fondo de Estabilidad Financiera se aprueban inmediatamente (y como consecuencia el programa actual del BCE de adquisición de bonos españoles e italianos se elimina y se pasa el testigo al Fondo de Estabilidad), los 440.000 millones de euros actuales en recursos no serán suficientes para evitar el ataque de los mercados a Italia y España.

El fondo se tendrá que doblar o triplicar, tambiíén pensando en una eventual aprobación de los eurobonos. Si se tarda mucho más en aprobar los eurobonos o en ampliar el Fondo de Estabilidad, el BCE tendrá que reanudar su actual plan de apoyo a Italia y España. El riesgo crediticio que asumirí­a el BCE si hace eso lo deberán afrontar los Estados de la eurozona para recapitalizar por completo el BCE. Puede que incluso el FMI tenga que apoyar a Italia y España, pero esto requerirí­a una inmediata reactivación de los Nuevos Acuerdos para la Obtención de Príéstamos, lo cual proporcionarí­a un total de 580.000 millones de dólares norteamericanos del FMI.

Reestructurar la deuda
Un problema de la deuda insostenible que no se puede resolver mediante crecimiento, ahorro ni inflación se debe resolver mediante una restructuración ordenada de la deuda, reducciones de deuda y una conversión de íésta en valores. Marear la perdiz y convertir deuda privada en pública y deuda pública en supranacional no es una solución aceptable para los entes insolventes.

La decisión reciente de permitir una restructuración de la deuda griega con sólo un pequeño recorte para los acreedores privados (una reducción del 21 por ciento del valor neto de la deuda) ha sido insuficiente. Grecia necesita recortes mucho más contundentes, de entre el 40 y el 50%. Del mismo modo, es probable que tanto Portugal como Irlanda necesiten una restructuración de sus deudas públicas. Irlanda podrá evitar este proceso sólo si corrige inmediatamente su mala decisión de socializar las píérdidas de su sistema bancario; tanto los acreedores de bonos antiguos como recientes tendrán que sufrir recortes, si no, el Estado caerá en la insolvencia. En general, los acreedores de bancos insolventes deben aceptar las píérdidas.

Recapitalizar los bancos
Los bancos y los sistemas bancarios de la eurozona con escasez de capital tendrí­an que recapitalizarse inmediatamente con capital público mediante una versión europea del TARP (Troubled Asset Relief Program o plan de facilidades para activos de riesgo) norteamericano, y las autoridades gubernamentales deberí­an formar parte de las juntas directivas de los bancos para evitar el desapalancamiento crediticio, que conlleva una reducción del crecimiento crediticio. Habrí­a que tener una mayor permisividad con los bancos en cuanto al capital y la liquidez para propulsar la creación de críédito.

El planteamiento de la eurozona en cuanto a la recapitalización bancaria ha sido, hasta ahora, negar la mayor. No importa que las estimaciones de la UE o del FMI en cuanto a las necesidades de capital de los bancos sean correctas o no: los mercados y los inversores no se creen que los resultados de unas pruebas de estríés que no han tomado en consideración las consecuencias de las píérdidas masivas para los bancos que supondrí­an las restructuraciones de deuda ordenadas o desordenadas en la eurozona.

Algunas autoridades nacionales (por ejemplo, Alemania) pueden tener los recursos fiscales para recapitalizar sus propios bancos, pero otras no los tienen. Por ello, se necesita urgentemente un programa de recapitalización paneuropea.

Más competitividad
Existen cuatro posibilidades de restablecer la competitividad:

1) Que el euro se debilite en gran medida para equipararse al dólar norteamericano, lo cual dudo que vaya a suceder.

2) Una reducción rápida de los costes de unidad de trabajo mediante reformas estructurales, lo cual tambiíén dudo que ocurra.

3) Una deflación acumulativa del 30 por ciento en cinco años, en precios y salarios, que es poco factible, puesto que irí­a de la mano de cinco años de una depresión cada vez peor. Además, esta deflación harí­a que el paí­s que la sufriera se volviera más insolvente todaví­a.

4) La única opción que quedarí­a si las otras no pueden restaurar la competitividad es la salida de Grecia y otros miembros de la moneda única. Las píérdidas para el núcleo de la eurozona que conllevarí­an un retorno de Grecia y Portugal a sus respectivas monedas serí­an modestas, puesto que el PIB de Grecia y Portugal juntos no llega al 3 por ciento del total de la eurozona.

Invertir en el empleo
Las razones del desempleo y de la díébil recuperación del crecimiento en las economí­as avanzadas son estructurales. Estaba claro que incorporar a 2.300 millones de chinos e indios a la fuerza de trabajo global iba a ser perjudicial. La respuesta adecuada no es erigir muros de protección. Necesitamos un plan a plazo medio-largo para recobrar la competitividad y el empleo en las economí­as avanzadas mediante una gran inversión en educación de primera calidad, formación profesional y mejoras en el capital humano, infraestructuras, economí­a ecológica y energí­as alternativas.

Los emergentes
Los mercados emergentes deberí­an aportar su granito de arena para reforzar la economí­a global. Ya que sus equilibrios presupuestarios son más fuertes y tienen más posibilidades legislativas, deberí­an suavizar sus polí­ticas monetarias y fiscales y proporcionar liquidez a sus sistemas financieros.

El FMI y el Banco Mundial pueden ofrecer un apoyo como prestamistas en última instancia a aquellos mercados que estíén en riesgo de perder el acceso al mercado.