Por... Helen Aguirre Ferríé
El declive económico de los Estados Unidos está a punto de terminar; por lo menos así lo cree un reconocido editor internacional del periódico inglíés, The Daily Telegraph, quien piensa que dos noticias importantes, pero poco comentadas, le darán el impulso tan deseado al país: la creciente independencia energíética y el regreso de la manufactura por el encarecimiento de la mano de obra china.
Todo esto se logrará en los próximos cinco años, según Ambrose Evans-Pritchard, quien señala unas significativas inversiones en el país y descubrimientos energíéticos como ejemplos relevantes que invitan al optimismo que tanta falta hace.
Hace apenas una díécada, Estados Unidos era 50% autosuficiente en cuanto a sus necesidades energíéticas. Hoy en día, el país marca una pauta significativa de su independencia del extranjero con un 72% de producción nacional energíética. Estados Unidos está por encima de Rusia en la producción de gas natural. Además de eso, una nueva tecnología que ligeramente se conoce como fracturación hidráulica impulsa la producción de gas bituminoso (shale gas) en Dakota del Norte, Texas y otros estados claves del medio oeste. Según Francisco Blanch del Bank of Amíérica, Estados Unidos fue el mayor contribuidor individual de petróleo mundial el año pasado gracias al descubrimiento de las Dakotas con una producción de 395,000 barriles al día. No es poca cosa.
Mientras tanto, “Made in USA†se verá más y más en los próximos cinco años. Los chinos están descubriendo que el aumento del costo laboral y el transporte, entre otras cosas, ha hecho que algunas industrias claves inviertan de nuevo en Estados Unidos llevándose nuevos empleos tan deseados de regreso al país.
Según un informe de la prestigiosa Boston Consulting Group, la inflación salarial china está por encima del 16% afectando industrias, particularmente las tecnológicas, como la de computadoras, por ejemplo, piezas de autos y maquinarias variadas son afectadas. Por eso, Volkswagen esta invirtiendo $4 mil millones en Estados Unidos, particularmente en su planta de autos Passat en Chattanooga, Tennessee y Samsung de Corea está invirtiendo $20 mil millones. Farouk Systems regresa la fábrica que ensambla secadoras de pelo a Texas, las cerraduras Masterlock regresan a Milwaukee y National Laboratories regresa a la Florida. Tal es la creciente tendencia que Boston Consulting calcula 800,000 empleos nuevos en manufactura para el 2015.
En parte, este traslado de fortuna se debe a que la Reserva Federal mantiene los intereses increíblemente bajos, mientras que el valor del euro ha estado muy por encima del dólar a pesar de la crisis económica que afrenta Europa. Pero esto no quiere decir que a largo plazo Estados Unidos no enfrente serios problemas; lo que vemos es que en comparación a otros, tal vez serán menos serios.
Aun tenemos 16 de las 20 universidades más importantes a nivel mundial y recuerda Evans-Pritchard que el crecimiento de la población con una fertilidad de 2.0% le da una ventaja para formar una población que pueda producir riqueza para contrarrestar la deuda nacional en contraste con otros países desarrollados que tienen desajustes demográficos y caída en crecimiento de población como Alemania, Japón, Italia y Rusia.
No obstante, el escritor inglíés no dice que la recuperación económica no será dolorosa, sí lo será. Sin hacer los cambios estructurales en los códigos tributarios, por ejemplo, y sin la disminución de la deuda nacional los posibles logros que se vislumbran no serán de larga duración.
No obstante, esta refrescante perspectiva nos indica que podemos salir adelante, no porque no cometamos torpezas políticas, sino porque los otros países y Europa en particular, lo están haciendo aún peor. O sea, la labor del Supercomitíé en Washington sigue siendo vital para garantizar la salud económica y el futuro nacional. Hoy por hoy, disfruto esta refrescante perspectiva del editor inglíés que enfoca las tendencias de Estados Unidos de manera más positiva. Tal vez, señala Ambrose Evans-Pritchard, el siglo 21, como el 20, quedará en manos de los Estados Unidos. ¿Quiíén quita?