Berlusconi tiene tres meses para salvar a Italia de la quiebra y aún menos para garantizar la supervivencia de su Gobierno. Despuíés del varapalo recibido por los mercados el martes, cuando la Bolsa de Milán cayó del 6,8% y el tipo de interíés de los Btp llegó hasta el 6,33%, el mandatario transalpino ha decidido ponerse las pilas. El Gobierno italiano da luz verde a las medidas anticrisis antes del G-20.
Los antecedentes de Grecia, Irlanda y Portugal no dejan lugar a dudas: en estos casos entre la superación del umbral del 6% en el rendimiento de los bonos, y el rescate de Europa han pasado alrededor de cien días.
Por eso ayer fue un día freníético en Roma: el primer ministro italiano mantuvo, a lo largo de toda la mañana, reuniones con los titulares de diversas carteras y altos cargos, antes de convocar por la noche una reunión de urgencia de su Consejo de Ministros en la que acelerar las reformas a travíés de una enmienda a la ley presupuestaria que será aprobada en la próxima semana.
Situación apurada
Las medidas respetan la agenda acordada con Bruselas, que preveía la aprobación, en noviembre, de normas sobre las ventas de inmuebles públicos, la privatización de compañías controladas por los gobiernos locales, además de un plan de crecimiento para el sur del país.
El objetivo no es sólo calmar el revuelo bursátil (de hecho ayer Piazza Affari rebotó el 2,3%) sino garantizar la supervivencia del Ejecutivo, mientras Il Cavaliere está bajo una presión creciente para dimitir y entregar el poder a un Gobierno de unidad nacional.
Aunque ayer el rendimiento de los bonos italianos a diez años cayó ligeramente respecto a los elevados niveles de la víspera, el tipo de interíés sigue por encima del 6,2%, incluso a pesar de la compra de bonos del Banco Central Europeo ahora liderado por Mario Draghi. Al mismo tiempo la prima de riesgo no consigue bajar de los 400 puntos básicos y ayer cerró a 436 puntos.
Frente a la emergencia, el presidente de la Republica Giorgio Napolitano decidió intervenir: ayer, en paralelo a las discusiones entre ministros y líderes de la mayoría de Gobierno, el Jefe de Estado se reunió con los líderes de la oposición y con el ministro de Economía Giulio Tremonti.
Gobierno de emergencia
Oficialmente Napolitano está buscando el apoyo de todos los partidos para aprobar las reformas exigidas por Europa, pero los rumores apuntan a la preparación de un Gobierno de emergencia en caso de que Berlusconi falle en su tarea de llevar a cabo las reformas.
El presidente de la República en una intervención muy infrecuente a última hora del martes, pidió al primer ministro que apruebe sin más retrasos las medidas prometidas hace tiempo y, aunque no pueda cesar a Berlusconi mientras tenga mayoría, si aumentan las disensiones en la coalición y provocan una crisis parlamentaria, el jefe de Estado tendría competencias para nombrar un nuevo gabinete.
Todo una pesadilla para Berlusconi. Por esto el mandatario ha decidido llevar resultados concretos a la reunión del G-20 que empieza hoy en Francia.
Facilitar el despido
El primer ministro Berlusconi ha prometido a sus socios europeos reformas como facilitar los despidos y retrasar la edad de jubilación, aunque las medidas no entrarían en vigor hasta dentro de varios meses y siguen encontrando la oposición de la Liga Norte.
El líder autonomista Umberto Bossi reafirmó ayer que "las pensiones no se tocan", mientras los sindicatos transalpinos están preparando una huelga general en contra de la reforma laboral.
Por esto las autoridades de Roma (reacias a aprobar una ley de patrimonios como ha pedido la oposición) están estudiando incluir más propuestas, con el objetivo de aplacar las presiones de los mercados, y ganar tiempo en Bruselas para la aprobación de las reformas estructurales.