Alarmados por la crisis de la deuda soberana europea, los inversores acuden a refugiarse en los bonos alemanes, lo que ha rebajado el interíés que paga el país por financiarse a coste cero en algunos tramos. La baja rentabilidad del bund a 10 años, que se toma como referencia, multiplica la prima de riesgo del resto de la UE.
Europa, una vez más, se mueve a dos velocidades. La misma crisis de la deuda soberana que amenaza con arrastrar a Italia, cada vez con más problemas para lograr financiación en los mercados, facilita a Alemania endeudarse a un coste que se acerca a cero. Mientras el tesoro italiano se ha visto obligado a pagar estas semanas en las subastas de deuda pública el interíés más alto desde la crisis de Lehman Brothers, Berlín emite sus bonos a un interíés cada vez más bajo. En el mercado secundario, los títulos alemanes a dos años cotizaban ayer al 0,03%. Esas mismas emisiones de Italia se pagaban al 6,008%.
Semejante diferencia se reproduce en todos los tramos de emisión, lo que resulta especialmente perjudicial para los países perifíéricos en el caso del bono a 10 años alemán, que es el que se toma como referencia para calcular la prima de riesgo de un país. Así, el bund cotizaba ayer al 1,8% en el mercado secundario y el italiano lo hacía al 6,7%, lo que arroja una prima de riesgo histórica, de 496 puntos básicos, para Italia. Este enorme diferencial, lo es tanto por lo que ha subido el interíés que se paga por el papel romano como por lo que se ha abaratado el que imprime Berlín. Si el bono alemán hubiera cotizado ayer al nivel de mediados de julio, al 3%, la prima de riesgo italiana hubiera sido solo de 376 puntos.
"El bono alemán a 10 años debería estar, al menos, un 1% por encima de donde está", admite Ignacio Victoriano, especialista en renta fija de Renta 4. Alemania, que ha obtenido su mayor superávit comercial desde 2008, "es ya el único país refugio que queda dentro de la zona euro", prosigue Victoriano. A cada turbulencia los inversores venden la deuda de otros Estados y compran la alemana. Los recientes sobresaltos en Roma y Atenas han terminado pasando factura incluso a Francia, el otro gigante europeo, situando su prima en 124 puntos, cuando tradicionalmente no ha subido de 100. Asumiendo aquello de que las comparaciones son odiosas, Francia teme ya que esta desigualdad le haga perder la máxima calificación crediticia de la que disfruta su deuda, la AAA que solo conservan ya ella, Alemania y Holanda.
"Alemania es la clara beneficiada por la crisis de la deuda", asumen en Renta 4, donde argumentan, no obstante, que "tambiíén se ve obligada a aportar dinero al fondo de rescate europeo y a los países rescatados". Con todo, el pánico es tal que "en algunos momentos la rentabilidad de los bonos alemanes ha llegado a ser negativa", añade Victoriano. Es decir, "los inversores han llegado a pagar por tener un refugio", agrega, como ya ocurrió con la deuda suiza. Descontando la inflación, además, la rentabilidad del bund para el inversor resulta negativa.
Ventaja para la banca germana
La situación beneficia tambiíén a la banca germana en el proceso de recapitalización impuesto por Bruselas. Como la valoración de las carteras de deuda se hace a precio de mercado, países como Italia deberán provisionar caídas de dos dígitos, mientras que los bonos alemanes, mayoritariamente en manos de las entidades del país, apenas se deprecian.
Grecia estrena Gobierno vigilado por Bruselas
El exvicepresidente del Banco Central Europeo Lucas Papademos dirigirá, según fuentes oficiales citadas por Reuters, el nuevo Gobierno de coalición de Grecia, pactado entre el primer ministro saliente, Yorgos Papandreu, y el jefe de la oposición, Antoni Samarás. Papademos tambiíén controlaría la cartera de Economía y el actual titular, Evangelos Venizelos, podría asumir la candidatura socialista en las próximas elecciones.
La reorganización llega tras el órdago fallido de Papandreu, anunciando un referíéndum sobre el nuevo plan de rescate a la UE. Bruselas presionó ayer al país para que ratifique por escrito que acepta los tíérminos de dicho plan. El Gobierno entrante deberá afrontar, entre otras muchas cosas, la fuga de depósitos que sufre el país. El montante de estos ha caído un 14% entre enero y septiembre, hasta los 183.200 millones de euros.