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Autor Tema: Del ilusorio gen egoí­sta al carácter cooperativo del genoma humano...  (Leído 188 veces)

OCIN

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Por...  Leonardo Boff




Los tiempos de crisis del sistema como los que vivimos favorecen una revisión de conceptos y el ánimo para proyectar otros mundos posibles que hagan realidad lo que Paulo Freire llamó lo "iníédito viable”.
 
Es sabido que el sistema capitalista imperante en el mundo es consumista, visceralmente egoí­sta y depredador de la naturaleza. Está llevando a toda la humanidad a un impasse pues ha creado una doble injusticia: ecológica, por haber devastado la naturaleza, y social, por haber generado una inmensa desigualdad social. Simplificando, aunque no tanto, podrí­amos decir que la humanidad se divide entre aquellas minorí­as que comen hasta hartarse y aquellas minorí­as que se alimentan insuficientemente. Si en este momento quisiíéramos universalizar el tipo de consumo de los paí­ses ricos para toda la humanidad, necesitarí­amos por lo menos tres Tierras iguales a la actual.
 
Este sistema pretendió encontrar su base cientí­fica en la investigación del zoólogo británico Richard Dawkins que hace treinta y seis años escribió su famoso El gen egoí­sta (1976). La nueva biologí­a geníética ha demostrado que ese gen egoí­sta es ilusorio, porque los genes no existen aislados, constituyen un sistema de interdependencias formando el genoma humano, que obedece a tres principios básicos de la biologí­a: la cooperación, la comunicación y la creatividad. Es, por lo tanto, lo opuesto al gen egoí­sta. Esto es lo que han demostrado nombres notables de la nueva biologí­a como la premio Nobel Barbara McClintock, J. Bauer, C. Woese y otros. Bauer denunció que la teorí­a del gen egoí­sta de Dawkins «no se funda en ningún dato empí­rico». O peor, «sirvió de justificación biopsicológica para legitimar el orden económico anglonorteamericano» individualista e imperial (Das kooperative Gen, 2008, p.153).
 
De esto se deriva que si queremos conseguir un modo de vida sostenible y justo para todos los pueblos, aquellos que consumen mucho deben reducir drásticamente sus niveles de consumo. Esto no se conseguirá sin una fuerte cooperación, solidaridad y una clara autolimitación.
 
Detengámonos en esta última, la autolimitación, pues es una de las más difí­ciles de alcanzar debido al predominio del consumismo, difundido en todas las clases sociales. La autolimitación implica una renuncia necesaria para respetar a la Madre Tierra, para tutelar los intereses colectivos y para promover una cultura de la sencillez voluntaria. No se trata de no consumir, sino de consumir de forma sobria, solidaria y responsable con nuestros semejantes, con toda la comunidad de vida y con las generaciones futuras, que tambiíén deben consumir.
 
La limitación es, además, un principio cosmológico y ecológico. El universo se desarrolla partir de dos fuerzas que siempre se autolimitan: las fuerzas de expansión y las fuerzas de contracción. Sin ese lí­mite interno, la creatividad cesarí­a y serí­amos aplastados por la contracción. En la naturaleza funciona el mismo principio. Las bacterias, por ejemplo, si no se limitasen entre sí­ y una de ellas perdiese los lí­mites, en muy poco tiempo ocuparí­an todo el planeta desequilibrando la biosfera. Los ecosistemas garantizan su sostenibilidad por la limitación de los seres entre sí­, permitiendo que todos puedan coexistir.
 
Pues bien, para salir de la actual crisis necesitamos sobre todo reforzar la cooperación de todos con todos, la comunicación entre todas las culturas y gran creatividad para diseñar un nuevo paradigma de civilización. Hay que dar un adiós definitivo al individualismo que sobredimensionó el "ego" en detrimento del "nosotros", que incluye no sólo a los seres humanos sino a toda la comunidad de vida, a la Tierra y al propio universo.

Suerte en sus vidas...


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...