Alemania es actualmente una isla de bienestar económico en un Continente sacudido por la crisis económica y financiera que obliga a los demás gobiernos a aplicar recortes presupuestarios de millones de euros, que causan gran dolor en diversos sectores de las poblaciones.
En Alemania no hay crisis, no hay miedo, no hay protestas. Los sindicatos están demandando aumentos salariales bastante más elevados que de costumbre porque las empresas han hecho excelentes negocios en los últimos dos años, en 2010 y 2011.
En este país la crisis no es tema aunque hay conciencia de que otros países en Europa se debaten actualmente en el malestar social, ven aumentar con rapidez los signos de la recesión en sus países, se pierden numerosos empleos y no se ve luz al final del túnel.
Sin crecimiento en Europa, Alemania no puede seguir creciendo: esa es la posición del gobierno alemán frente a la crisis en Europa, en la conciencia de que a pesar de ser la economía que actualmente mueve al continente, no podrá conservar ese papel si sus socios europeos no consiguen superar la situación.
La idea central fue expuesta por el ministro alemán de Economía, Philipp Rí¶sler, al dar a conocer en Berlín a principios de este año el Reporte 2012 del Gobierno alemán.
El experto en Mercado Financieros y Macroeconomía del Instituto de Economía Mundial en Kiel (IFW), Jens Boysen Hogrefe, estimó al respecto en entrevista con Notimex que "la luz al final del túnel en Europa se verá a finales de 2013".
Explicó que entonces se empezarán a observar los efectos de las duras medidas de consolidación que han introducido países como España o Italia, "si bien eso no significa que el problema de desempleo en España, entre otros, desaparecerá de forma repentina".
El experto de esa institución en Kiel estimó que en algunos países del euro la crisis actual se resentirá durante los próximos 10 años, y recalcó que no obstante en estos momentos se observan ya mejoras en el díéficit en países como España o Italia.
Resaltó que la crisis actual del euro ha afectado la economía de Alemania, y agregó que "el país registrará una cierta reestructuración de la economía, es decir que la demanda interna se incrementará, mientras que la actividad exportadora retrocederá en parte".
Jens Boysen Hogrefe rechazó que el euro estíé en peligro, y explicó que "no existen riesgos graves que nos inclinen a predecir el fin del euro. Los problemas de Grecia no ponen en peligro el euro. Se trata de una economía pequeña comparada con la italiana o española".
Acerca de las medidas que ha impuesto el Banco Central Europeo (BCE) para solucionar la crisis y que han sido criticadas por expertos europeos en economía, el analista señaló que "sí se trata de medidas drásticas que pueden afectar la reputación de esa institución".
Con eso se refirió a los críéditos baratos que ha ofrecido esa institución a bancos europeos, luego de que en semanas anteriores puso a disposición otros 500 mil millones de euros a tasas bajas de un 1.0 por ciento.
El BCE compró asimismo desde mayo 2010 bonos de deuda de países europeos en crisis, entre ellos de Grecia, Italia y España, por un valor de alrededor de 211 mil millones de euros.
Jens Boysen Hogrefe subrayó que no obstante el BCE cuenta con las posibilidades de garantizar la estabilidad, y actuar en caso de una fuerte presión inflacionaria, que es su función central.
Agregó que pese a ello, el BCE contribuye dada esa política expansiva a impulsar la economía. "Las bajas tasas de interíés pueden impulsar el consumo y el sector inmobiliario, así como las inversiones en ciertos sectores".
Al referirse a la crisis de deuda pública en Grecia señaló que la situación de ese país se agravó en semanas anteriores, en vista de que se considera de forma abierta la eventual salida de ese país de la zona del euro.
"Eso afecta a gran escala la actividad económica, pues si no se sabe quíé moneda manejaría ese país en un futuro, entonces no hay inversiones, a espera de una decisión", recalcó el experto alemán.
En 2010 y en 2011, Alemania registró un robusto crecimiento de 3.7 y de 3.0 por ciento, la mayor tasa en Europa en ese lapso. A pesar de la crisis y de acuerdo a las palabras del ministro, las fuerzas del crecimiento siguen intactas en Alemania a principios de 2012.
La proyección oficial de crecimiento en el país por parte del gobierno alemán es de 0.7 por ciento, mientras que el pronóstico del Consejo de los Peritos en Economía (Los Cinco Sabios) es de 0.6 por ciento. Alemania crecerá este año a pesar de la crisis económica en los países de alrededor.
Para el año en curso, el pronóstico del gobierno alemán es que las exportaciones crecerán en 2.0 por ciento despuíés de 8.2 por ciento en el 2011, y las importaciones subirán en 3.0 por ciento despuíés de que en el 2011 tuvieron un aumento de 7.2 por ciento. Eso denota el impacto de la crisis que afecta al mundo industrializado. No obstante, el crecimiento continuará aunque a un menor ritmo.
Alemania registra la menor tasa de desempleo en 20 años, se crean nuevos puestos de trabajo y las empresas continúan con sus planes de agrandar su planta de personal.
En Alemania no hay protestas ni manifestaciones. El índice del Clima del Consumo ha sido positivo y al alza en los últimos meses. El consumidor alemán tiene confianza y está gastando, lo que se convierte en un círculo virtuoso porque impulsa la producción en el país, y por lo tanto la economía.
En el índice del Clima de Negocios que el Centro alemán de Investigación del Consumo (GfK) dio a conocer el 20 de Febrero pasado fue de 5.9 puntos en ese mes y el pronóstico para marzo es de seis puntos. En otras palabras, los alemanes consideran que hay buenas perspectivas de que la bonanza económica se prolongue. La GfK vaticinó un avance anualizado del consumo en 2012 de 1.1 por ciento.
La base del crecimiento económico que actualmente registra Alemania fue puesta entre el 2003 y el 2005 por el entonces Canciller Federal, el socialdemócrata Gerhard Schrí¶der, que emitió la Agenda 2010, un plan fundamental para acabar con el anquilosamiento esclerótico que mantenía al país desde hacía 10 años en un estancamiento económico total, con crecimiento casi de cero