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El plazo establecido por el Congreso de Estados Unidos para llegar a un acuerdo sobre la elevación del techo de la deuda se agotó, pero todo parece relegado a un segundo plano tras los escándalos que sacuden a Washington.
En el corazón de las persistentes crisis fiscales está un desacuerdo sobre cómo recortar el díéficit presupuestario y ganar el control de la deuda nacional superior a los 16 billones de dólares, inflada por años de guerras en Irak y Afganistán y estímulos del gobierno para la alicaída economía.
Sin embargo, esos tíérminos cedieron titulares al caso Bengasi, excesivo escrutinio del Servicio de Rentas Internas a grupos conservadores y a las interceptaciones secretas a registros telefónicos de periodistas de la agencia Associated Press, que atenazan en este minuto a la administración demócrata.
La cuestión económica está a un lado, dicen comentaristas de CNN este domingo, mientras expresaban puntos de vista sobre este asunto.
Obama admitió ayer en su alocución radial y por Internet que, por ejemplo, el desempleo aún está demasiado alto, una cuestión que gravita sobre los ciudadanos del país.
Un estudio del Instituto Brookings destacó que más de dos millones de personas quedaron sin oportunidad de empleo en los 46 meses que ha durado la llamada Gran Recesión en Estados Unidos(2008 a la fecha)
La propia fuente señaló que administraciones locales y federales bajo el mandato de Obama han cortado unos 500 mil puestos laborales, entretanto el gobierno central dejó de contratar a casi un millón 700 mil trabajadores.
En cuanto al techo, el 4 de febrero último el presidente firmó una ley que permitía sobrepasar durante más de tres meses el tope de deuda que quedó en 16,7 billones de dólares y hoy los dos partidos más importantes del país: demócrata y republicano, no han podido elaborar un compromiso acerca de la distribución de los gastos y el acuerdo continúa en el aire.
Por lo pronto, el secretario del Tesoro, Jacob Lew, afirmó que el aumento de los ingresos fiscales y la toma de unas medidas extraordinarias permitirán al Ejecutivo seguir pagando sus deudas al menos hasta el próximo mes de septiembre.
El Senado aprobó con 64 votos a favor y 34 en contra un texto ya sancionado en la Cámara de Representantes que daba oxígeno, con la idea de que en 90 días los legisladores de ambos partidos se entendieran sobre el presupuesto.
Con la autorización el gobierno podía superar el límite legal de endeudamiento hasta el 18 de mayo.
Estados Unidos excedió su mandato del Congreso de disponer de un límite de endeudamiento por 16 billones de dólares a finales de enero.
Previo a la votación, el líder del Senado, el demócrata Harry Reid, instó a sus colegas a apoyar el proyecto de ley, argumentando que la solución a corto plazo es mejor que nada.
"Aumentar la posibilidad de que Estados Unidos pudiera incumplir sus obligaciones cada pocos meses no es una forma ideal para dirigir un gobierno. Pero una solución a corto plazo es mejor que otra crisis inminente y manufacturada", dijo entonces.
Hasta ahora, por falta de consenso, la Cámara alta ha aprobado en los últimos tres años medidas temporales para seguir financiando la actividad de la Casa Blanca.
En 2011 el enfrentamiento por el límite de la deuda llevó a la decisión sin precedentes de la agencia financiera Standard & Poors de rebajar la calificación del críédito de Estados Unidos.
Según analistas, más de un tercio de la deuda total del planeta pertenece a Estados Unidos; cada minuto el país toma príéstamos por valor de dos millones de dólares; Washington pide prestado 41 centavos por cada dólar que gasta; mientras la deuda soberana nacional lleva más de 54 años aumentando.
