Resultan muy interesantes los descubrimientos científicos realizados en los últimos tiempos. En el campo de la Física Cuántica, al trabajar con partículas muy diminutas que serían como los fundamentos del átomo, los científicos han constatado algo extraordinario. Esas partículas se comportan de diferente manera dependiendo de las expectativas del observador. ¿Quíé significa exactamente esto? Pues nada más y nada menos que el fundamento de la materia de la que están hechas todas las cosas, reacciona siguiendo prácticamente el deseo de la persona que las observa. La mente del científico juega un papel fundamental en los resultados que se obtienen en los experimentos. Si el investigador piensa que las partículas se van a mover a una determinada velocidad, es precisamente lo que obtienen. Si piensa que van a reaccionar de una manera determinada, es lo que tambiíén ocurre. Esto nos muestra algo que conocían nuestros antepasados desde tiempos remotos. La mente de una persona, cuando tiene una intención clara y precisa, puede modificar su entorno en una medida que le permita adaptar el entorno a su voluntad. Si una persona tiene un deseo determinado y sabe enfocarlo utilizando un determinado ritual, puede esperar obtener resultados que le ayuden a conseguir lo que tanto desea.