A apenas dos semanas de que venza el plazo para que Sacyr Vallehermoso haga frente al críédito de 4.900 millones con el que compró el 20% de Repsol, las posturas siguen muy alejadas. No solo entre la compañía y sus acreedores, sino entre los propios 38 grupos financieros que no se ponen de acuerdo sobre la opción de darle una prórroga a la empresa dirigida por Manuel Manrique.
El nuevo primer ejecutivo de Sacyr Vallehermoso, apoyado por Juan Abelló, que se juega parte de su fortuna en el envite, está haciendo todo lo posible por salvar la fecha límite del 21 de diciembre, día en el que la constructora debería de tener cerrado un acuerdo con los bancos que le prestaron el dinero para convertirse en el primer accionista de Repsol a finales de 2006.
Según distintas fuentes, Manrique se ha reunido con Emilio Botín y Rodrigo Rato para convencerles de que acepten su propuesta de renovación del críédito, cuya premisa es que le den varios meses más para negociar las nuevas condiciones de financiación. Sin embargo, ese primer paso se ha encontrado con la negativa de varias entidades, especialmente las portuguesas, que son dueñas de unos 500 millones de la deuda.
Entre los bancos lusos están Banco Portuguíés de Investimento, con 250 millones, Banco Comercial Portuguíés, con 150 millones, y Espirito Santo, con 75. Los dos primeros, participados por La Caixa y por Banco Sabadell, tienen graves problemas de recursos propios, hasta el punto de que su calificación financiera ha sido rebajada a bono basura. Por eso motivo, su posición es la de ejecutar a Sacyr de manera inmediata.
Un verdadero escollo para el grupo constructor español, que necesita la unanimidad de los 38 bancos para obtener varias semanas o meses de prórroga y encontrar una solución favorable para las dos partes. Fuentes próximas a las conversaciones admiten la dificultad de la situación, dado que muchos de los acreedores tienen sus propias necesidades de capital.
Colocación a la vista
En este grupo están varias cajas de ahorros españolas, como Cajasur, CAM, CatalunyaCaixa y Novacaixagalicia, que o han sido intervenidas por parte del Banco de España o han sido nacionalizadas. Las cuatro, junto al malogrado Banco de Valencia, suman otros 150 millones pendientes de refinanciación. Por lo tanto, todas están en una coyuntura muy complicada ante la opción de dar más tiempo a Sacyr para hacer frente a su deuda cuando ellas mismas tienen la obligación de devolver al Estado el dinero recibido.
Aunque el papel de estas entidades es vital habida cuenta de la necesidad de unanimidad, la decisión más importante es la que adopten Banco Santander, Citi, Críédit Agricole y Bankia, los cuatro directores del príéstamo sindicado. La única que se ha mostrado favorable a refinanciar a Sacyr pese a todas las adversidades es la caja presidida por Rodrigo Rato.
El resto tiene serias dudas. El primero el propio Santander, que hasta la presidencia de Luis del Rivero se había comprometido a ser benevolente con el empresario murciano. Ahora, su comitíé de riesgos no ve nada claro alargar el críédito. Por el contrario, Citi, que en mayo comunicó a Sacyr su intención de ejecutar la garantía, está por la labor de permanecer del lado de la constructora.
De los pocos que mantiene su decisión de salirse es Royal Bank of Scotland (RBS), otro banco con serios problemas en su país de origen tras su nacionalización -el Estado británico se hizo con cerca del 70% del capital- y la limpieza obligada de su balance.