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Autor Tema: Mao Yushi, el economista chino…  (Leído 232 veces)

OCIN

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Mao Yushi, el economista chino…
« en: Mayo 17, 2012, 07:50:52 am »
Por… Alberto Benegas (h)


No es infrecuente que en lugares donde se imponen tiraní­as de diverso corte algunos gobernados se quejen e incluso los hay quienes de vez en cuando se animan a protestar públicamente en grupos, pero hay pocos que tienen el coraje de hablar fuerte y claro de modo sistemático y en medio de la soledad. Este último es el caso sobresaliente de Mao Yushi, hoy de ochenta y tres años de edad y que viene dejando testimonio permanente de su disconformidad, primero bajo las garras de Mao Tse-Tung hasta 1976 y hoy bajo las actuales autoridades. En el primer caso, denunciaba torturas, matanzas y hambrunas por lo que fue enviado a campos de concentración y, en el segundo, recibe amenazas y censuras por vocear la hipocresí­a de una casta gobernante que genera reformas de liberalización parcial en islotes que prosperan, al efecto de enriquecer a los miembros del aparato estatal pero que mantiene un fíérreo control polí­tico y una asfixia a las libertades individuales.

Recordemos que respecto al futuro de China continental hay dos versiones contrapuestas. En primer lugar, la del politólogo francíés Guy Sorman en China, el imperio de las mentiras, obra en la que el autor, despuíés de vivir un año en ese paí­s, pronostica un fracaso del sistema debido, precisamente, a los referidos atropellos a las libertades y a mantener en climas subcivilizados a la gran mayorí­a del pueblo chino. Por otro lado, está la versión del diplomático español Eugenio Bregolat que en su libro La segunda revolución china, despuíés de haber sido tres veces embajador en ese paí­s, conjetura que aquellos islotes de liberalización producirán como una consecuencia no querida un efecto en cadena que empujará a más libertades hasta la eventual extinción de las estructuras de poder hoy en vigencia. Nunca se conocen los desenlaces del futuro debido a los muchos imponderables; Francisco Valsechi, el entonces decano de mi facultad de economí­a, solí­a citar una carta de 1938 escrita por Keynes a Kinglesy Marti, pensamiento que el economista inglíés tomó prestado de Sir John Pentland Mahaffy sin hacer referencia a la fuente (textual, incluyendo la cursiva) y que reza así­: “lo inevitable nunca ocurre, es lo imprevisto siempre”.

Yushi fue profesor visitante en la Universidad de Harvard y otras casas de estudio en diferentes lugares, ha escrito numerosos libros y ensayos, fundador de la primera entidad privada china de ayuda a los más necesitados desde que se inauguró la era comunista y, con todas las dificultades del caso, de instituciones de estudio y difusión de las bases del mercado libre. En 1999 obtuvo el “Fisher Award” por su libro The Future of Chinese Ethics y, este año 2012, fue galardonado por la muy afamada y reconocida Cato Institute con el Premio Milton Friedman por la Libertad.

Este incansable economista chino, primero egresado como ingeniero de la Universidad de Jiautong, amigo del cíélebre premio Nobel de la Paz en 2010 Liu Xiabo y nominado por China Newsweek como uno de los intelectuales más influyentes de la díécada, reitera que las actuales autoridades mienten sobre muchas cosas pero, especialmente, sobre lo ocurrido durante la íépoca del tristemente cíélebre tirano comunista y, despuíés, respecto a las horrendas matanzas ocurridas en la Plaza Tiananmen en 1989 y las implacables persecuciones ocurridas a raí­z de esa heroica rebelión.

No solo hay problemas con los polí­ticos en China, con mayor o menor gravedad el asunto está generalizado por lo que deben reverse y afirmarse los diques de contención para que el poder no haga estragos. Ilustra este problema la encuesta de Latinobarómetro de lo que ocurre en Amíérica latina: revela que de todas las instituciones existentes la más confiable según las respectivas muestras son los bomberos y la menos confiable es la polí­tica.

Cierro esta breve noticia periodí­stica con abundantes citas de lo escrito por Yushi en su artí­culo titulado “La caí­da del Sol Rojo” que reflejan bien su opinión sobre el origen del sistema totalitario chino: “Algunas personas aun tratan a Mao Tse-Tung como un dios y con ello no se da lugar a que se lo juzgue ya que no se puede comentar sobre una divinidad […] Afortunadamente, la difusión de nuevo material muestra otra perspectiva […] Es responsable de las hambrunas que liquidaron a trecientos millones de seres humanos […] El llamado Gran Salto hacia Adelante y la Revolución Cultural están completamente divorciados de la realidad […] Mao querí­a destrozar toda oposición polí­tica y expandir infinitamente su poder […] Incluso extendió la lucha de clases en sus propias filas para que dentro del partido todos se sintieran inseguros, estableciendo así­ relaciones extremadamente anormales […] Mao no solo provocó el máximo de dolor en su paí­s sino que se embarcó en extender su revolución a Malasia, India, Tailandia, Filipinas, Indonesia, Nepal, Sri Lanka y otras partes el mundo […] Pol Pot fue un buen discí­pulo de Mao en Camboya […] Mao murió sin el menor atisbo de arrepentimiento”.

Suerte en sus vidas...


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 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...