Aunque no se diga nada, se van contando cosas, entre líneas, en foros muy restringidos, con las puertas cerradas o muy entornadas. Se ha llegado a la conclusión de que es mejor que ‘el pueblo’ no se entere de lo que realmente pasa porque así su salud mental estará menos mal; entre eso y que la gente prefiere no oír cosas feas, lo que tenemos es ignorancia de la ciudadanía. Pienso que es un completo error, que la población es mucho más inteligente de lo que la mayoría de ‘los de arriba’ creen, pero bueno.
Decía esto porque el pasado día 15 de Abril, el Sr. José Ramón Quintás, dijo cosas de mucho calado; evidentemente es mi interpretación, pero ahí quedan. Dijo que de ese fondo de ayuda / estímulo / salvamento que el Estado está preparando para las entidades financieras debe ser selectivo: café para quien tiene que estar despierto y currando, sí; café para todos, no. Lectura: quienes puedan continuar, OK; quienes no puedan, …
Dicho así y parándonos aquí las palabras del Presidente de la CECA tienen mucha lógica, muchísima: utilícese el dinero público para ayudar / estimular / salvar a quienes tienen viabilidad, pero no gastemos ese dinero público -escaso hoy, escasísimo mañana- en quienes están agonizando. En otras palabras: disponemos de X dosis de antibiótico y tenemos X + n enfermos: hay que priorizar. Muchas/os dirán que es lógico, obvio (mis alumnas y alumnos, por ejemplo), pero actuar así tiene consecuencias.
La idea no es nueva, y aquí ya hemos hablado de ella: la geometría variable. Hasta ahora la idea era la de ‘todos juntos adelante’, ya no. La idea que subyace en el enfoque del Sr. Quintás vincula con las de ‘responsabilidad’ y ‘necesidad’, ideas que durante la crisis van a pasar a la palestra y sobre las que se sustentará la posterior recuperación: partiendo de la base de que era falsa la creencia de que la cantidad de recursos era ilimitada y sabiendo ahora que es limitada, utilícense esos recursos en aquello que sea verdaderamente necesario y viable; es decir, utilícense responsablemente. Razonamiento impoluto, pero con consecuencias.
¿Qué sucederá con las entidades financieras que no sean viables?, ¿qué con las que no sean necesarias?, ¿qué con sus empleadas/os?, ¿qué con sus depósitos, con sus contratos?. ¡Absorciones!, OK, muy bien, pero una absorción tan sólo soluciona una parte del tema (había escrito ‘problema’, pero lo he borrado, ¿por qué?).
El Señor Gobernador del Banco de España complementó, maravillosamente. la idea anterior: “(…) el volumen de negocio ya no será el que era” (El País 16.04.2009, Pág. 20). Va a sobrar mucha oferta porque la demanda se va a reducir, y la eficiencia va a tomar la batuta.
En lo financiero, sí, pero también en otros muchos órdenes. ¿Las consecuencias?, de momento nadie quiere hablar de eso y se van parcheando agujeros, como la iniciativa tomada en Castilla – La Mancha y en otras regiones, iniciativa que marcará tendencia: en palabras claras: se va a subsidiar el empleo, a menos del 7% de la población desocupada, pero por ahí van a ir los tiros. ‘Bueno, pero esas trabajadores y esos trabajadores que se van a contratar harán cosas, ¿no?’, dice el del fondo; si, claro, pero pienso que eso, ahora, es lo de menos; pienso que durante bastantes meses, durante algunos años, va a ser lo de menos.
Independientemente de las restas que el Ministerio de Trabajo haga a la cifra de desempleadas/os que no perciben prestación (si resta eso, ¿por qué no suma el entre 5% y 6% a que asciende la población subempleada y autoempleada que no tiene trabajo?), lo cierto es que es insostenible e inimaginable que alguien carezca de cualquier tipo de ingreso, por lo que la cantidad, bajo el epígrafe que se quiera, con el calificativo que sea, dedicada a subsidiar a esta creciente población no-necesaria puede preverse que va a ser creciente. Va a ser el gasto prioritario: subsidiar para la subsistencia. ¿Somos conscientes de lo que algo así significa?.
Y la inflación bajando, Mmmmmmm, en Sabadell y/o en Navalcarnero y/o en Amorebieta y/o en Almendralejo, ¿cuánto han bajado de precio las lechugas?, y lo más importante: ¿cuánto ha notado el Juan Español de cada uno de esos lugares que en relación a su renta realmente disponible (este macroagregado es nuevo, pero muy intuitivo, ¿a qué si?) han bajado las lechugas?. Hoy, pienso -mañana, no lo sé- que la deflación tiene más que ver con las expectativas, con la percepción, con el desempeño de la actividad que con los números. Independientemente de cómo evolucione el IPC, si ‘se espera que y se percibe que’ y esas expectativas y percepciones van a peor, peor, peor, tenderemos a la deflación. Los tiempos cambian, las definiciones, entiendo, han de cambiar también.
(Sugerencia. Es gratis y es lo que pienso, a partir de ahí hagan lo que crean conveniente. Están bajando en picado los precios de ciertas promociones inmobiliarias: hasta el 60% sobre el precio ‘oficial’. Mi sugerencia: en relación a pisos, casas, locales comerciales y naves industriales, no compren nada a nadie: bajarán mucho más: en el 2011, en lo más profundo de la crisis. Mi interpretación: se está vendiendo con esos descuentos porque quienes venden saben que las cosas van a peor, a mucho peor, y se quieren sacar de encima lo máximo que puedan. Insisto: esperen: con dinero en la mano, en el 2011 y 2012 podrán comprar muy barato, mucho, y sin estrujar a nadie. Evidentemente, es mi punto de vista).
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.