En el marco de una crisis alimentaria internacional, en medio de un deterioro ambiental probablemente sin retorno, en pleno proceso de recesión económica, las autoridades de Abu Dabi han elegido la cultura como polo de atracción turística. Muchas universidades, fundaciones, y otras organizaciones, han aceptado la oferta de los EAU para desarrollar allí sus franquicias.
Mientras el “barril” alcanza precios exorbitantes y hasta hace no tanto tiempo impensables, los efectos de la acumulación de capital, producto de la venta de derivados del “oro negro”, se están traduciendo en numerosas e importantes inversiones dedicadas al arte y la cultura.
Artistas de todo el mundo, utilizando argumentos no muy apropiados intentan camuflar sus obras en la retórica y se están instalando en este nuevo “paraíso” para desarrollar sus proyectos de manera absolutamente contraria a lo que predican.
Fíjense ustedes, Koolhaas, sin ningún rubor, y sin que se le caiga la cara de vergüenza, proyecta una nueva ciudad (con la densidad de Manhattan) afirmando que será una isla urbana con ambición ecológica.
Otro ejemplo, Zaha Hadid construirá La Torre Opus, edificio de oficinas diseñado, según ella, para ser una obra de arte auto sostenible.
El colmo de la extravagancia desde mi punto de vista llega de la manos de Christo y Jean Claude ( famosos empaquetadores de edificios) que proponen construir una enorme mastaba – más grande que la pirámide de Gizeh) con 410.000 barriles de petróleo pintados de distintos colores y acceso restringido, afirmando sin ningún escrúpulo “construimos obras que aportan alegría y belleza, pensamos que será muy bonita”e invitándonos como no a visitarla, ya que… “será la unica en el mundo”.
Ya ven ustedes, ante tanta extravagancia e incongruencia, todos los discursos sobre estética desde Kant, Baumgarten y Heidegger quedan supeditados al inmenso poder del poderosísimo “petrodólar”.
No les parece, que si las prácticas artísticas vanguardistas y cómo no, los acontecimientos culturales sólo se llevan a cabo en el marco de la especulación financiera o al amparo de la propaganda política, haya llegado el momento de comenzar a pensar en nuevos modelos tanto económicos, como culturales y desarrollar un nuevo concepto de belleza.
Salud y suerte en las inversiones. La vamos a necesitar.