Juan Haldudo solicitó una hipoteca en yenes por 150.000 euros hace cuatro años. La sorpresa le ha llegado con los últimos recibos. En este período, la hipoteca ha crecido un 32% y ahora debe 175.000 euros tras haber pagado sus cuotas religiosamente, más que cuando empezó. La revalorización del 24% del yen frente a la moneda europea en este período ha convertido en una trampa un producto que surgió para contrarrestar entonces el imparable aumento del Euríbor.
El tipo de cambio ha agujereado los bolsillos de aquellos que contrataron una hipoteca en una divisa distinta al euro, entre las que despuntaban el yen y el franco suizo. Con el Euríbor a tasas del 5% hace unos años, el atractivo de este producto era indiscutible por los bajos tipos de interés de esas economías y por su favorable cotización respecto a la moneda única.
Pero transcurridos unos años, las tornas han cambiado y aunque el Libor a un año –tipo al que se referencian dichas hipotecas- sigue siendo más bajo que el Euríbor (0,670% para el Libor yen y 1,269% para el Euríbor), la depreciación del euro se ha vuelto en su contra.
UNA SANGRÍA CONSTANTE
Eso es lo que le ha ocurrido a Juan Haldudo. Hace cuatro años, firmó con el banco un crédito hipotecario por 150.000 euros a 20 años. En junio de 2006, un euro equivalía a 144 yenes, con lo que su deuda con la entidad alcanzaba 21,6 millones de yenes. Ahora, con el euro a 109 yenes, este importe con se ha convertido en 198.165 euros, con lo que la factura con el banco se ha incrementado en más de 48.000 euros.
Pero el agujero en mayor si cabe, ya que el principal que aún le queda por amortizar, después de pagar sus cuotas mensuales durante cuatro años, supera el montante inicial solicitado. Si asumimos un tipo del Libor medio en este tiempo del 1% y un tipo de cambio constante, todavía le quedarían por devolver 132.473 euros. Una cifra que alcanza los 175.010 euros con la cotización actual del euro/yen.
Incluso si la hipoteca se hubiese formalizado en euros, con un Euríbor medio del 3,5%, Juan Haldudo tendría que dar menos dinero al banco. Tras cuatro años abonando las cuotas, el remanente que adeudaría sería paco más de 163.300 euros.
La situación puede, no obstante, empeorar si no se anima a salir de este préstamo en divisas, aún perdiendo dinero, ya que son muchos los economistas que aseguran que el euro debe seguir corrigiendo la subida que viene experimentando desde noviembre de 2005. Según sus cálculos, hay muchas posibilidades de que la moneda única descienda a 1,16 a corto plazo. Pero si la situación sigue deteriorándose, no descartan que busque suelo a nivel de 1,04 dólares.
Si el yen, o el franco suizo, siguen revalorizándose respecto al euro, el préstamo continuará encareciéndose. A Juan Haldudo le pagan sus rentas en euros, pero él está devolviendo el préstamo en yenes, por lo que tiene que pagar más euros por los mismos yenes que necesita para amortizarlo.