Otro interesante artículo que nos envía nuestro amigo Vidivi.
Imaginaros cualquier adicción y ahora sustituir el nombre de dicha adicción por amor, ¿cumple los requisitos para ser adicción?
Os vamos a contar algunos de los requisitos que se deben de presentar según el DSM IV para hablar de la adicción a ciertas sustancias y vosotros cambiar sustancia por ese nombre propio que os trae de cabeza:
– Tolerancia: necesidad de cantidades marcadamente crecientes de la sustancia para conseguir la intoxicación o el efecto deseado (o sea, no hay forma de empacharnos de su compañía y cada vez necesitamos que este con nosotros más tiempo).
– Abstinencia: se toma la misma sustancia (o un muy parecida, se ven fotos, se recrea uno con los recuerdos, ¿se recrea hemos dicho?, mil perdones, lo corregimos, y cambiamos recrea por tortura, que nos parece más apropiado) para aliviar o evitar los síntomas (depresión,llanto,melancolía,…) de abstinencia.
– Sustancia: ( María, Juan,… siendo antiguas) que se consume
en cantidades mayores o durante un período más prolongado de lo que en realidad se pretendía .
– Existe un deseo persistente o se realizan esfuerzos infructuosos por controlar o interrumpir el consumo de la sustancia.
– Se emplea mucho tiempo en actividades relacionadas con la obtención de la sustancia (p.ej., desplazarse largas distancias), en el consumo de la sustancia (p.ej., abandonamos las amistades ) o en la recuperación de sus efectos.
– Reducción o abandono de importantes actividades sociales, laborales o recreativas debido al consumo de la sustancia ( dejamos el gim, de ir a esa cena de los jueves con las amigas, esos paseos en bici por el monte los domingos a la mañana,…).
– Se continúa consumiendo la sustancia a pesar de tener conciencia de problemas psicológicos o físicos recidivantes o persistentes que parecen causados o exacerbados por el uso de la sustancia (p.ej., cada vez sé hacer menos cosas sin esa persona, cada vez me hago más dependiente y pierdo mi autonomía).
Bueno, pero tampoco hay que dramatizar, ¿o sí? Hay amores que no matan, que no imponen, que no te anulan la identidad, que no te aislan social o familiarmente,… en fin, amores sanos, donde poder sacar lo mejor de uno mismo, aunque eso sí, parece difícil encontrar algo así.
Y es que nos lo han vendido muy bien y muy sutilmente. Os insistimos, echar un vistazo a la poesía , las canciones (la poesía de este siglo), los libros y cómo no a las pelis, veréis que imagen nos dan del amor. Parece que hemos cambiado, pero en el sustrato… sólo cambian las formas
Paulina Rubio en una de sus canciones viene a decir, …¡digo, a cantar!, “porque sin ti mi vida es como un castigo”, y si os decimos “no tengo remedio, por más que me alejo no sé ser sin ti” como nos dice, de forma muy bonita eso sí y con una canción super pegadiza “rueda que te rueda” Diego Martín. Imaginaros qué imaginario, valga la redundancia, se nos va metiendo en nuestro inconsciente mientras nos formamos, en la adolescencia, infancia,…y así nos va en la vida, el nivel de sufrimiento ante cualquier ruptura sentimental casi se iguala al duelo del fallecimiento de un ser querido, es como si pensásemos que ahí acaba todo, “no sé ser sin ti” y claro… de ahí al suicidio … ¡un paso!
No os creáis todo lo que os cuenten, canten, …
Escrito por: Lurdes Lavado y Mertxe Gil.