Por Moisés Romero.
“Vivimos un momento, histórico, como el resto del mundo. La Crisis es la mayor desde la II Guerra Mundial y los diversos apaños y arreglos, las múltiples intervenciones, la reiteradas inyecciones de liquidez sólo han servido para hacer ricos, más ricos a los bancos de inversión, que han quedado en pie. El dinero no fluye, las empresas y familias siguen endeudadas hasta las cejas y los Estados ¡ay los Estados! ya planean reestructuras deudas y demás. Vivimos un momento histórico y son necesarios recortes vitales, algo así como proceder, sin demorar, a la amputación de algún miembro gangrenado. Lo dijo hace unas semanas el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, al asegurar que, dada la elevada descentralización del gasto público en España, resulta “vital” la participación de las administraciones territoriales para los esfuerzos de austeridad, si bien la mayoría de comunidades y ayuntamientos están “muy lejos” de responder a la “reducción radical del gasto público improductivo que la economía española necesita”, me envía este e-mail, Antonio Olave, desde Pamplona.
Así fue. Durante su comparecencia ante la Comisión de Economía y Hacienda del Congreso para presentar el Informe Anual de 2009 del Banco de España, Fernández Ordóñez reclamó “más ambición y decisión a la política económica” para corregir los “desequilibrios” y señaló que los “excepcionales” objetivos de reducción del déficit del 6% en 2011 deber ser “inamovibles”, porque se trata de una decisión “trascendental”.
Fernández Ordóñez señaló que hace unos años hubiera sido posible un recorte “más gradual”, pero ahora es “imprescindible” acelerar, por lo que pidió el “suficiente grado de ambición y decisión” para reducir el abultado déficit y la “monstruosa” tasa de paro del 20%. A su juicio, España ha tomado un “rumbo radicalmente distinto” de resolución de los problemas, por lo que se mostró “optimista” sobre la recuperación del euro y la economía española. “España tiene que dar confianza al resto del mundo porque somos solventes”, incidió el gobernador, quien aseguró que las empresas y las familias están en condiciones de devolver los créditos.
A su juicio, cerrar 2011 con un 6% y un nivel de deuda algo inferior a la media europea situará a España en “otra liga”, y los efectos de la contracción del gasto público son “irrelevantes” en comparación con los beneficios de la confianza, que elevará el consumo privado, sobre todo “en un país pequeño” en el que la necesaria “filtración” hacia el exterior de la financiación dispara su coste.
Pero no todo es tan fácil. Miremos lo que pasa con los ayuntamientos, por ejemplo. La recaudación que a los ayuntamientos le proporcionaba el ladrillo en los años del boom inmobiliario prácticamente ha desaparecido: los consistorios ingresarán en 2010 un 90% menos que hace cuatro años.
Lo que el ladrillo se llevó. Así se podría titular la película que se rueda en miles de consistorios españoles. Un largometraje en blanco y negro, en clave de thriller financiero. En primer plano, los concejales de Urbanismo, en busca de las arcas perdidas. Junto a ellos, los alcaldes, al borde de un ataque de nervios porque con el estallido de la burbuja inmobiliaria han dejado de ingresar casi 15.000 millones de euros al año. Ya en cartelera en su ayuntamiento habitual.