Por… Ramiro Velásquez Gómez
Un campesino llegado a la ciudad preguntó a un transeúnte: ¿dónde queda la acera del frente? Le señaló el lado opuesto. ¿Me está tomando el pelo? Vengo de allá y me dijeron que era acá. Lo que parece un diálogo estúpido, podría ser el inicio de una disertación sobre el espacio y el tiempo.
La oveja que se sale del redil, se la come el lobo. Es, quizás, como la sociedad se protege. Y quienes piensan distinto, a la hoguera y, hoy, al escarnio público por parte de las mayorías. Nada ha cambiado en cinco o seis mil años.
Pensar distinto, es pensar peligroso. Así se base en hechos. Quien mencione la legalización de las drogas, estimula la mafia. Y no tiene manera de defenderse. Pero este no es el caso.
¿No son las ideas peligrosas las que han permitido el avance de la humanidad? Giordano Bruno propuso la existencia de múltiples sistemas solares y de un universo infinito y no escaseó la leña para quemarlo vivo.
Este mes lo dedicó Big Think (www.bigthink.com), sitio para que figuras reconocidas en distintos campos expusieran sus ideas peligrosas. Esas que de inmediato generan rechazo pero que ponen a pensar. Como un conocido ex presidente: se reía con los chistes, pero cuando se los explicaban entraba en furia.
Con los avances de hoy, James Hughes, director del Instituto de Ética y Tecnologías Emergentes, cree que los padres están en todo el derecho de diseñar su bebé, desde el color de los ojos, considerando que cada día gastan más y más tiempo y recursos moldeando el hijo que desean (desde las clases hasta la salud ideal).
Es pesimista el reconocido físico Stephen Hawking sobre el futuro de la Tierra. La sobrepoblación acelerada y la escasez de recursos le llevan a sugerir que es hora de romper el cordón umbilical con la madre Tierra y preparar vuelo hacia otros mundos. No será fácil, considerando que la estrella más cercana anda a 4,2 años luz, que con nuestra tecnología se tardaría 50.000 años llegar a ella. Para evitar los problemas del calentamiento global, David Keith, de Energía y Medio Ambiente de la Universidad de Calgary sugiere enviar partículas a la atmósfera, como cuando erupta un volcán y el planeta se enfría. Y mandar a la estratosfera por entre un tubo, literalmente, gases como el dióxido de azufre. Es la geoingeniería, en boga hoy pero que podría ser peligrosa al variar las condiciones naturales del planeta, sostienen críticos como Bill Chameides, de la Escuela Duke de Medio Ambiente.
El bioético Jacob Appel propone agregarle litio al agua. Dos estudios en Japón y Texas mostraron que comunidades que beben agua con mayor contenido de ese elemento, usado en el control del desorden bipolar, tienen menor tasa de suicidios.
Todo esto sin considerar propuestas como los beneficios de la poligamia, el borrado de los recuerdos traumáticos, la venta de riñones para solventar el déficit de trasplantes.
Cada loco con su tema. Y cada locura, en su momento. ¿Cuál es la suya?
Suerte en su vida y en sus inversiones…