Por Santiago Niño Becerra
“España ha hecho sus deberes y está en muy buen camino. Los mercados han tomado nota y lo aprueban” (El País 04.02.2011), son palabras que la Canciller de la RFA pronunció el pasado Jueves 3 en su visita a España. Analicemos la frase porque tiene miga: mucha.
Partiendo de la base de que la Sra. Merkel conoce la realidad española (si no fuese así la frase perdería bastante fuerza: repetiría cual loro lo que le dijeron que dijera), el primer punto a destacar es el hecho que España tenía deberes pendientes que hacer; en segundo lugar, si ahora es cuando España está en el buen camino es que antes no lo estaba; finalmente, los deberes que España ha ido haciendo han sido lo que ha colocado a España en la buena senda.
Bien, sabemos lo que el Gobierno ha hecho y el principal partido de la oposición bendecido: reducción de los salarios de los funcionarios, congelación de las pensiones y de las remuneraciones de los empleados públicos, subida del IVA y de otras figuras fiscales, abaratamiento del despido, …, puede deducirse que ese es el buen camino; entonces, ¿cuál era el malo?. (Por cierto, la manifestación del líder del principal partido de la oposición en el sentido de que cuando dicho partido gobernaba nadie les puso deberes pienso que no es exacta: los deberes que España tenía que hacer era crecer, y para ello tan sólo tenía un camino que recorrió hasta el final: endeudarse, endeudarse y endeudarse).
Las batería de medidas que hasta ahora ha tomado el ejecutivo español, las medidas que va a seguir tomando, han estado / están orientadas a corregir un déficit de infarto que se generó a partir del Plan E y de todos sus colaterales, un Plan E que tan sólo sirvió para trasladar a mañana: a hoy, y a pasado mañana, al día siguiente, el no decrecer tanto (si no lo hicieron, les sugiero que lean lo que ayer escribí aquí); un cambio de cromos, vamos, pero carísimo.
Aquello, el Plan E y sus colaterales, fue muy útil para dar una imagen de normalidad internacional, para que el hundimiento no se produjese antes de tiempo, para dar aire a los inversores de deuda española: franceses y alemanes fundamentalmente, pero ahora hay que torcer a la ¿derecha? (si ‘bajar impuestos es de izquierdas’, ¿será de derechas subirlos?). Los deberes pendientes eran esos: hacer lo necesario para asegurar a aquellos inversores que empujaron hacia el Plan E que van a cobrar lo que prestaron y por lo que prestan.
En consecuencia, pienso que con lo del mal camino / buen camino Frau Merkel se hizo un lío: España, cuando hace dos años hizo lo que hizo, hizo lo conveniente para los mercados, por lo que el camino por el que circulaba era bueno; ahora ha hecho lo que correspondía a los requerimientos de esos mercados, y lo va a seguir haciendo: a eso, pienso, vino la Sra. Merkel a Madrid: a asegurarse que el Sr. Rodríguez Zapatero no se echará atrás cuando ella dijese en Bruselas los cambios y recortes que se iban a tener que hacer. El Gobierno lo ha hecho muy bien, el principal partido de la oposición también: todos han hecho / dicho lo conveniente en cada momento.
Ya, ya: en todos esos caminos la ciudadanía no ha pintado nada: siempre ha sido así, siempre es así. A la ciudadanía se le dio crédito cuando convino que hiperconsumiera, se le quitó cuando ya no podía absorber más deuda, se le dio un respirito para que aguantase un poco más, y ahora se le estruja porque es la que debe dar lo que no tiene para tapar el boquete. Puede que algún empresario que esté leyendo esto sonría y piense: ‘pobres obreretes’, que no se confunda: él también es ciudadanía.
Y la cosa tiene nombre: Pacto por la Competitividad, pero es engañoso: mucho. Con este nombre parecería que el objetivo fuese que tanto Países Bajos como Portugal aumentasen su competitividad, y no, el objetivo es que aumente la competitividad de la UEM, es decir, del euro. Lo que se busca es un aumento de la competitividad financiera de cara al exterior.
Si en España (al reino el Pacto le afecta de lleno) aumenta su nivel de precios, por ejemplo porque aumentan sus salarios medios más de ‘lo conveniente’ (luego veremos lo que esto significa), eso afectará al euro y el euro perderá competitividad porque habrá que compensar esos mayores precios de España (por ejemplo, subiendo los tipos) lo que afectará negativamente a la competitividad de los fabricados alemanes de cara a la exportación.
Luego en España no deben subir los salarios más de lo que convenga a la competitividad alemana y a la de los países que … tengan una productividad y una estructura de PIB basada en el alto valor añadido y en el que el apartado ‘ventas al exterior’ sea significativo, de ahí lo de nivel de salarios ‘conveniente’.
En el fondo, pienso, el nivel de precios existente en España le importa un bledo a la Sra. Merkel, a todo su Gobierno y a toda la estructura empresarial alemana, lo que sí les importa es que la inflación española les fastidie sus negocios, de ahí la importancia de un Pacto que impida que unos fastidien a otros, y claro, es lo que suele pasar: los que fastidian son los pobres y los fastidiados son los ricos, por ello en vez de España pueden escribir el nombre de cualquier miembro de los PIGS, o a Valonia: no, a Bélgica, no: en Flandes las cosas son de otra manera, y, no, tampoco a toda Italia, en la llamada Padania las cosas también son de otra manera. (Word no reconoce ‘Padania’, ¿cuánto tardará en hacerlo?).
Y lo mejor de todo es que Alemania vincula el Pacto a aumentar el monto del fondo de rescate y a permitir que sea utilizado para … adquirir deuda, algo que interesa especialísimamente a sus entidades financieras.
Alemania consigue matar dos pájaros de un tiro: vincula ‘inflación’ con ‘salarios’, no con ‘productividad’ y les dice a los que la tienen baja, no que han de aumentar su productividad, algo que sabe es imposible, sino que rebajen sus salarios a fin de que reduzcan su grado de contribución a la inflación europea; por otra parte consigue implantar un mecanismo que a quienes más va a beneficiar es a sus bancos, enganchados por el mundo en mil y un tinglado de deuda.
Y decía que son los deberes de España, pero no sólo, porque en el Pacto, el punto de la limitación del déficit afecta a muchos. En sí mismo tiene mucha lógica: gastar sólo lo que se tiene y emplear tan solo aquello que se dispone, pero tiene consecuencias y no se busca el equilibrio porque sí. De entrada con los déficits pasa lo mismo que con la inflación: el déficit de uno afecta a todos, pero apostar porque siempre exista equilibrio supone que, si no se admite que la miseria pueda llegar hasta donde sea, la población existente deberá adecuarse a la cantidad de recursos disponibles, y no mañana, sino hoy; o sea, que vayamos pensando ya en expulsión de inmigrantes no necesarios y, dentro de cuatro días, en limitación del crecimiento demográfico; insisto, si no se pretende que la gente vaya disputándose por la calle los recursos disponibles. (A este respecto de déficit sorprende la postura tan a favor del Sr. Presidente del Gobierno del reino: ¿por qué no era tan partidario de limitar el déficit aunque no sea constitucionalmente, tanto a nivel estatal como regional, en el 2004, el año en que formó Gobierno?).
Esto, lo del Pacto, ya es un ingrediente del nuevo modelo-para-después-de-la-crisis. Supone recortes, introducir elementos diferenciadores, una geometría variable, el reconocimiento de que existen países de primera y otros de segunda (M. Sarkozy juega a meter a Francia en el primer grupo, pero le van a acabar diciendo que toda Francia, no). Es el “Blood, Toil, Tears and Sweat” de Sir Winston Churchill, con algunas variantes, la diferencia estriba en que él, pienso, tenía bastante más caché.
Foro de Bolsa, un saludo.