El sector financiero ha sufrido un ataque mortal. Un golpe en el del órgano más vital para la vida. “En el corazón de la crisis está el redescubrimiento del riesgo crediticio global”, comienza el Informe de Estabilidad Financiera del Fondo Monetario Internacional publicado esta mañana. Y España, una de las economías más débiles atenazadas por la debilidad europea, lejos de ser una excepción, protagoniza el diagnóstico del FMI.
La explicación, una vez más, es la recesión de la vivienda. Para el mundo, España es un “ejemplo” del estallido de burbuja inmobiliaria, como ya avisó al presentar sus perspectivas económicas. Por eso la alta exposición de las entidades financieras al sector del ladrillo, unido a la rebaja del rating del Reino nacional, se encargan de completar el mensaje al Ejecutivo de Zapatero: ”Los países cuyos sistemas bancarios aún están en problemas deben mejorar la transparencia (inclusive mediante la ejecución de pruebas de resistencia más rigurosas y realistas) y recapitalizarse, reestructurarse y (si es necesario) cerrar las instituciones débiles”.
Así de tajante se muestra el estudio del FMI en su estudio. Es una insinuación en toda regla para el Gobierno español, al que apunta cuando dice que “las turbulencias en algunos países del euro sugieren que el proceso de debilidad aún sigue”. Casualmente, incluye esta sentencia en un capítulo titulado Viviendo peligrosamente.
“Banks and cajas”, en español
El FMI es consciente de la realidad económica nacional y por eso no se dirige a todas las entidades españolas. De hecho, en su informe habla de banks and cajas. Eso, bancos y cajas, término que ni siquiera se traduce por su protagonismo en el estudio. Son unas cajas que tendrán dificultades para encontrar financiación por la complicada situación nacional. Eso lo sabe España y lo reafirma el FMI.
Sobre ellas ejemplifica en numerosos apartados del informe, con un denominador común: la culpa es del sector inmobiliario. Y también del sector inmobiliario. Y además, del sector inmobiliario. Como colofón, el responsable es… el sector inmobiliario, con su repercusión en los créditos a particulares y la dependencia de las entidades de un complicado mercado mayorista.
Entiende el organismo que los esfuerzos de recapitalización realizados por el Ejecutivo son positivos. Es más, le pone como el único ejemplo de transparencia financiera. Pero pide reforzar esas reformas y extenderlas a todas las entidades. Máxime en un entorno en el que los mayores costes de financiación y el saldo creciente en la deuda pública harán que aumenten los pagos en la mayoría de las economías avanzadas. De ahí que para “restaurar la confianza en el mercado y reducir el uso excesivo de la financiación del banco central, será necesario fortalecer mucho más los balances de los bancos”, dice el FMI. Es otra insinuación a España. O más bien, una lanza directa al corazón financiero nacional.