El rescate indiscriminado e ilimitado de países en la zona euro llega a su fin. Grecia podría suspender pagos antes de 2013, abriendo así la puerta a las quiebras soberanas, ya que Irlanda y Portugal no están exentas de riesgo.
Esta posibilidad se lleva negociando en privado desde el inicio de la crisis de deuda pública, pero se ha intensificado en las últimas semanas a raíz de la preocupante situación que padecen las cuentas públicas helenas, cuyo déficit ha vuelto a superar el 10% del PIB en 2010, por encima de lo previsto (9,5%), al tiempo que su deuda pública amenaza con rebasar el 150% del PIB, según las últimas revisiones oficiales.
El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, sondeó la posibilidad del default griego en una conferencia telefónica a varias bandas mantenida el sábado 2 de abril con algunos de sus colegas comunitarios (entre ellos, la francesa Lagarde) y autoridades europeas, tales como el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, y el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet.
Schäuble y algunos de sus colegas expresaron su inquietud por la situación helena y, aunque de forma muy cautelosa, alguno de ellos indicó que tendría más sentido permitir la suspensión de pagos. Una posibilidad que, sin embargo, fue rechazada por Trichet: “No estoy preparado para hablar de eso”. Por su parte, el FMI también ha estado presionando a Atenas en las últimas semanas para que acepte reestructurar su deuda ante el fracaso de las medidas aplicadas y la probable necesidad de ampliar su rescate.
Grecia fue el primer país miembro en ser rescatado gracias al apoyo financiero prestado por el resto de socios comunitarios y el FMI, a través de un préstamo de 110.000 millones de euros. Y ello, con el fin de evitar la temida suspensión de pagos, con las consiguientes pérdidas que ello acarrearía a los tenedores de bonos helenos (bancos extranjeros, en su mayoría). Sin embargo, la zona euro acaba de abrir la puerta a la quiebra griega.
En una entrevista concedida al diario germano Die Welt, Schäeuble avanzó que se tendrán que adoptar “medidas adicionales” para hacer frente a la enorme deuda griega si los análisis del BCE y la Comisión Europea en junio ratifican que es insostenible. “En junio tendremos un informe en marcha. Estoy esperando a un análisis detallado sobre la sostenibilidad de la deuda de Grecia, que se llevará a cabo en consulta con la Comisión y el BCE. Si el informe concluye que existen dudas sobre la sostenibilidad de la deuda de Grecia hay que hacer algo al respecto”, indicó.
En concreto, avanzó la posibilidad de reestructurar deuda (suspensión de pagos) en cualquier momento, lo cual implicaría aplicar quitas y retrasar pagos a los tenedores de bonos. Sin embargo, Schäeuble dejó claro que el default dependerá en última instancia de Atenas: “Hasta entonces [2013], la reestructuración sólo puede tener lugar sobre una base voluntaria”.
Quiebra “voluntaria”
Es la primera vez que se admite de forma oficial esta salida, ya que hasta ahora la reestructuración de deuda se había descartado por completo, al menos, hasta 2013, momento en el que entrará en funcionamiento el Fondo permanente de rescate, que permitirá la aplicación de quitas a los acreedores a fin de que la factura no recaiga exclusivamente sobre los hombros de los contribuyentes (sobre todo, germanos).
La canciller germana, Angela Merkel, logró imponer al resto de socios su particular plan para permitir la “quiebra ordenada” de estados dentro de la zona euro. Aunque su intención inicial consistía ponerlo en marcha de inmediato, finalmente se acordó posponer su aplicación hasta 2013. Sin embargo, su ministro acaba de modificar esta previsión al permitir el default “voluntario” de Grecia antes de dicha fecha en caso de que así lo decida su Gobierno.
Las dudas crecientes sobre la capacidad de Grecia para cumplir con sus objetivos fiscales y, así, poder regresar al mercado en 2012 para financiarse, tal y como tenía previsto, han terminado por convencer a algunos miembros de la zona euro de que una reestructuración de su deuda es inevitable, ya sea ahora (si así lo decide Atenas) o después de 2013 (cuando entre en vigor el Mecanismo Permanente de Rescate).
Algunos analistas ya avanzan que tal escenario podría acontecer en 2012. Por el momento, tanto Atenas como el BCE se oponen al default, aunque por razones diferentes. El Gobierno heleno está preparando un nuevo plan de ajustes fiscales y de privatizaciones para tratar de convencer a los inversores de que pueden cumplir con las condiciones imuestas por la UE y el FMI tras el rescate y evitar así la reestructuración de su deuda. Grecia rechaza la reestructuración ante el temor de no poder financiarse en el mercado durante años. El BCE, por su parte, se opone porque debilitaría aún mas la confianza de los mercados en la zona euro y, además, dañaría su propio balance (acumula miles de millones en bonos helenos).
Quitas de hasta el 50%
Pero la probabilidad de que Grecia logre la confianza de los mercados es cada vez más lejana. En Bruselas ya se están barajando varias opciones en caso de reestructuración, desde la aplicación de quitas del 40% ó 50% para reducir la el volumen de deuda que soporta Grecia hasta negociar con los acreedores un retraso en los plazos de pago.
Todo ello vendría a confirmar los planes avanzados por Libre Mercado el pasado febrero. Y es que, ya entonces, la UE y el FMI ya barajaban quitas del 35% y aplazar pagos mediante un intercambio de bonos soberanos.
¿Nuevo Plan Brady?
La medida, discutida entonces a puerta cerrada, recordaba mucho al famoso Plan Brady de reestructuración aplicado a los países latinoamericanos a finales de los años 80. Una medida que, por cierto, ya fue avanzada por el ex economista jefe del FMI Kenneth Rogoff.
En esencia, la idea consistía, básicamente, en aplicar un intercambio de bonos. Grecia podría recomprar su propia deuda pública haciendo uso del actual Fondo de rescate europeo, pero a un precio muy inferior al inicial (al 65% del valor nominal de los bonos). Los acreedores contarían así con la posibilidad de cambiar un bono muy arriesgado, cuyo cobro no está asegurado en ningún caso, por otro que cuenta con el respaldo de la zona euro, pero asumiendo una pérdida (quita) próxima al 35% de su valor nominal.
De este modo, haciendo uso del dinero del rescate, Atenas podría reducir en casi un tercio el monto total de su deuda pública (fijado ahora en más de 350.000 millones de euros), al tiempo que los inversores podrían recuperar hasta el 65% del valor de unos bonos que, en la actualidad, se han depreciado mucho más. Pero a diferencia de entonces, las quitas que se plantean ahora son, incluso, superiores (entre el 40% y el 50%).
Pese a todo, según Berlín, esta opción dependerá de la decisión de Atenas si se pretende aplicar antes de 2013. Así pues, la única pregunta pendiente de respuesta sigue siendo la misma que la formulada hace meses: ¿cuándo quebrará Grecia de forma oficial?