Por … Jagadeesh Gokhale
EE.UU. se enfrenta a tremendos retos fiscales. La poca probabilidad de importantes reformas fiscales provocaron que Standard and Poor`s (S&P) cambiara su pronóstico de largo plazo sobre la economía estadounidense de “estable” a “negativo”.
Muchos funcionarios federales con conocimiento, como el Secretario de la Tesorería Timothy Geithner y el gobernador de la Reserva Federal (Fed) Ben Bernanke, así como también los legisladores con tendencia de izquierda, insisten que la solución es elevar el límite de endeudamiento. Ellos advierten al congreso acerca de las terribles consecuencias si no lo hacen. El presidente Barack Obama también ha expresado su opinión a favor de elevar el límite —aunque él votó en contra de esto cuando era senador.
Todos ellos afirman que no aumentar el límite al endeudamiento podría perjudicar severamente la recuperación económica.
Pero ese punto de vista podría estar equivocado. Un límite al endeudamiento temporalmente congelado podría mostrar la determinación de los legisladores estadounidenses de poner nuestras cuentas fiscales en orden. Incluso podría tranquilizar a los inversionistas acerca de las perspectivas a largo plazo de la economía de EE.UU.
Con una deuda nacional de $14,7 billones que continúa aumentando, el congreso debe aprobar pronto un aumento al límite legal al endeudamiento —hoy fijado en $14,29 billones— para que la Tesorería pueda continuar conduciendo las operaciones fiscales de la nación.
Dado el desbalance entre nuestras obligaciones y la recaudación de impuestos y otras fuentes de ingreso, la Tesorería tendría que técnicamente declarar un default dentro de las próximas semanas si no logra obtener la autoridad legal para emitir más títulos de la Tesorería. Los funcionarios del gobierno temen que este resultado provoque que los mercados financieros se paralicen e impidan la frágil recuperación de la economía.
Normalmente, un default de la Tesorería tendría un efecto negativo considerable en los mercados financieros internacionales. Esto podría agravarse ahora —dada la posibilidad de una anticipada finalización del programa de “relajamiento cuantitativo” de la Fed (QE2, por sus siglas en inglés) mediante la compra de activos, y dada la continua especulación acerca de cuando (no si es que) la Fed empezará a aumentar la tasa de los préstamos pagaderos al día siguiente.
Algunos inversionistas privados ya están vendiendo a futuro títulos de la Tesorería anticipando una caída de sus precios. Otros temen que si el límite de la deuda no es elevado pronto, el esperado abandono gradual de los títulos de la Tesorería —la respuesta normal durante las recuperaciones económicas conforme los inversionistas empiezan a tolerar mayores riesgos de inversión— se podría convertir en una estampida.
¿Qué tan válidas son estas preocupaciones? No muy válidas.
Sin embargo, los nuevos representantes del Partido Republicano en el congreso insisten que su mandato consiste en rescatar a la nación del pronóstico negativo de S&P, el cual predice que eventualmente podría haber un verdadero default de la deuda.
En cambio, la probabilidad actual de un default técnico, al no aumentar el límite de endeudamiento, no se debería a una verdadera insolvencia nacional. Dadas las bajas tasas de interés hoy en día, el gobierno federal podría levantar fácilmente los recursos requeridos para satisfacer las obligaciones contractuales que tiene el gobierno actualmente.
La descripción correcta del default técnico, si es que el congreso no logra aumentar el límite al endeudamiento, por lo tanto, debería ser “una suspensión temporal de las operaciones fiscales para promover una política fiscal más prudente”.
No elevar el límite al endeudamiento ahora simplemente crearía una “crisis” falsa. Durante demasiado tiempo, los analistas y políticos se han quejado de los masivos impedimentos políticos para reformar el presupuesto federal —especialmente los programas de beneficios provistos por el Estado.
Muchos ahora conceden, de hecho, que ninguna reforma prudente es probable a menos que haya una “crisis” inminente. Por otro lado, los políticos de centro izquierda argumentan que no hay una verdadera “crisis” —por ende, no hay necesidad de verdaderas reformas.
Bueno aquí tenemos la oportunidad de una “crisis” que “no debería ser desperdiciada”. Sería una verdadera crisis para aquellos que piden precaución —considerando lo que ellos creen. Y sería una crisis falsa para otros —quienes creen en los efectos saludables de las crisis sobre las políticas fiscales.
Dado que el propósito del límite al endeudamiento es evitar un verdadera crisis en el futuro, al controlar el gasto en prestaciones y otros programas innecesarios del estado, aquí hay una oportunidad para experimentar: ¿Será que una “crisis” del límite al endeudamiento resultará en mejores políticas fiscales?
¿Cómo verían realmente los inversionistas esta falsa crisis de la deuda estadounidense? Si el rechazo de algunos legisladores a aumentar el techo de la deuda, sin a su vez aprobar políticas fiscales prudentes, resultase en un default técnico por parte de EE.UU., esto demostraría su fuerza política.
¿Acaso eso no induciría a los inversionistas a que compren deuda estadounidense a largo plazo —reduciendo las tasas de interés a largo plazo y mejorando el clima de inversiones en EE.UU.?
Así es, los inversionistas deberían temerle a lo opuesto: un aumento al límite de endeudamiento sin un serio desafío por parte de los legisladores exigiendo que se realicen reformas. Esto solamente mostraría que los asuntos fiscales en EE.UU. continuarán por el mismo camino que han venido transitando.
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Suerte en su vida y en sus inversiones…