Por… Beatriz De Majo C.
Una nueva generación de líderes sustituirá a Hu Jintao y a su camarilla de figuras importantes dentro del Partido Comunista Chino en poco menos de un mes.
Esto va a ocurrir en medio de un mar muy turbulento en el que se mezclan casos de corrupción y de crimen en las altas esferas del partido, una inflación significativa que penaliza a la población, una destructiva burbuja inmobiliaria, disturbios laborales extendidos en la vasta geografía del gigante asiático, una desaceleración económica preocupante para propios y ajenos, y un ambiente en el que las redes digitales se han apoderado de muchos espacios de disidencia.
La cita es crucial porque ella se anuncia en el momento en que el país reclama una nueva hoja de ruta. ¿Por dónde van a venir los cambios en un país que clama por un redireccionamiento en el terreno político, social, laboral, de política externa, de principios y de inclusión dentro de la modernidad?
Una primera manifestación de disposición por poner el orden en lo que no anda bien se dio el fin de semana pasado con la remoción de Bo Xilai de su relevante posición en el Partido Comunista. Este en un primer mensaje de que se transfiere a la colectividad para apaciguar los ánimos enardecidos por el ventajismo de que gozan las altas esferas gubernamentales.
En ausencia de Bo, crecerán las rivalidades personales y políticas en esta reunión clave.
Y dos tesis doctrinarias contrapuestas de manejo de la economía se van a dilucidar allí con la participación de los 360 miembros del Comité Central, donde las dos figuras cimeras serán los protagonistas: el presidente saliente, que ha abrazado la defensa del modelo de administración de Guangdong, y el presidente entrante, que hasta el presente se ha mostrado entusiasta del modelo de Chongqing, patrocinado por el funcionario caído en desgracia Bo Xilai.
En Chongqing, en 2007, el municipio más grande de China -y posiblemente del mundo- con 33 millones de chinos, la tesis prevaleciente ha sido la de acentuar el papel dominante del Estado en la economía conviviendo, hasta donde se pueda, con el capitalismo de mercado.
En Guangdong, la provincia más grande con 107 millones de habitantes y dentro de la cual se encuentra el emporio industrial de Pearl River, la política relevante ha sido la del giro hacia las reformas de mercado y la “apertura”. Es este manejo de la dinámica económica del gigante el que ha permitido a China generar los portentosos niveles de crecimiento y de prosperidad que hemos visto en las últimas décadas.
Una de las dos tesis será la vencedora y de allí en adelante las decisiones que se tomen en materia económica, política o social tendrán su impronta ideológica.
La búsqueda de la unidad doctrinaria va a imperar como es el estilo chino de abordar su realidad, y es la costumbre, al propio tiempo, de los Congresos del Partido. Puede ser, sin embargo, que nos toque asistir en esta edición 18 de este cónclave a una transformación sustantiva de esta inmensa nación si, al final, la tesis que termina sobresaliente es la que proclama el modelo de Chongqing.
Suerte en sus vidas y en sus inversiones…