El principal temor es que los bancos griegos van a encontrar serios problemas en los mercados mayoristas y por tanto seguirán siendo muy dependientes del fondo del BCE, lo cual genera dos problemas a su vez: que este fondo tiene un límite y que los bancos griegos tendrán complicado el hecho de poder ser autosuficientes.
Se especula mucho con el euro pero es que no se debe de olvidar que entre la divisa comunitaria y los tipos de interés existe la denominada “línea de descompresión”, es decir, que si bien tenemos una divisa única y común, no tenemos también una deuda única y común. Por tanto, el tema no es sencillo.
En definitiva, lo importante es entender que la crisis europea es estructural, punto en común que tiene con la crisis americana. Esto significa que con apretarse el cinturón y recortar gastos de manera extrema es una solución para el corto plazo, pero en absoluto para resolver el problema. Si me lo permiten les cuento una metáfora y seguro que lo comprenderán mejor: si una persona tiene sobrepeso y el médico le aconseja adelgazar porque le está afectando a su salud, la solución no es hacer una dieta drástica para bajar de peso en unos meses, sino cambiar los hábitos alimenticios para que tras dejar la dieta no recupere el peso perdido y pueda llevar una vida alimenticia normal sin engordar.
Por tanto, solo reformas estructurales que aumenten la competitividad resolverán el problema de fondo, tales como: reforma del sector financiero (sobre todo las cajas de ahorro), del mercado laboral, del sistema energético, del sistema educativo, de la financiación de las administraciones y las CC.AA.